Tiene dos líneas de productos, con presencia en la Argentina y Uruguay, y se prepara para el desembarco en México
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Su vida estuvo siempre ligada a los helados: es nieto del fundador de una de las marcas ícono de la Argentina. Pero además construyó un perfil vinculado con la industria de la moda. Y hace unos tres años, Tomás Guarracino combinó ambas pasiones. Trabaja como modelo, y también lanzó su marca de heladerías boutique, Aiello, además de la línea de helados saludables Benlive. Tiene presencia en la Argentina y en Uruguay y se prepara para desembarcar en México. La gran novedad es la apuesta a helados con colágeno, dentro de la línea Benlive.
Su abuelo, Salvador Guarracino, llegó a la Argentina desde su pueblo italiano natal, Sorrento, y puso una frutería en Recoleta. Y como quería hacer algo con las frutas que no vendía se decidió a producir helados. En ese mismo lugar, en 1969, Freddo inauguró su primer local.
La marca llegó a tener 64 locales propios, y a finales de los ‘90, la empresa familiar pasó a manos de The Exxel Group. Después, en 2001, los helados quedaron en manos del Banco Galicia. Ahora pertenece a un grupo de inversores que, con el modelo de franquicias, expandieron la marca a otros países.
La historia de la familia Guarracino con los helados -la que continúa Tomás- siguió después de la venta de Freddo. Su papá creó Persicco y la vendió en 2011, y los Aversa, la familia de parte materna de Tomás, pusieron en marcha las heladerías Volta y Aversa.
De adolescente y por una década, Tomás Guarracino se dedicó al modelaje. Vivió afuera, entre Nueva York, Milán, París y Londres, y trabajó para marcas como Hermès, Cavalli, Dolce Gabanna, Carolina Herrera y Armani. Se convirtió en uno de los elegidos de Mario Testino, uno de los fotógrafos más célebres del mundo.
Aunque su carrera iba muy bien, a los 28 años decidió regresar a la Argentina y lo hizo con la idea de reversionar los helados a los que se había dedicado su familia. Así nació Aiello, una heladería boutique con dos locales en CABA y uno en Montevideo, bautizada así en honor a su abuela, María Aversa de Aiello.
“Es lo tradicional mezclado con la vanguardia -cuenta a LA NACION-. Es un concepto 360, con las recetas de mi abuelo reversionadas para el consumidor de hoy, que no es el mismo. Además, sumamos waffles y café de especialidad”.
Por otro lado, creó la línea Benlive, saludable y sin azúcar (aptos para diabéticos), sin TACC, que cuenta con un segmento de alta proteína, otro keto, otro plant based, y el más innovador y reciente: con colágeno. “Son helados wellness, más futuristas, relacionados con las nuevas maneras de consumir este tipo de productos”, precisa. El canal de ventas incluye la plataforma de la marca y puntos físicos en locales como gimnasios y tiendas saludables que comercializan en forma exclusiva.
La empresa cuenta con una planta de producción en Flores, donde desarrollan cada fórmula con “ingenieros alimenticios y nutricionistas, con el objetivo de mejorar cada vez más el producto”. Fabrican entre 7.000 y 10.000 kilos de helado al mes.
Guarracino sigue trabajando con algunas marcas de moda y viajando a Europa: “No lo dejé nunca, pero este negocio es mi día a día. No soy un socio capitalista, le pongo el cuerpo y la vida a la empresa”.
Asegura que siempre tuvo el “gen emprendedor”. “Me críe viendo a mi abuelo y a mi papá trabajar y a eso lo vas mamando. Nunca me gustó quedarme quieto, siempre usé los viajes y el vivir afuera como experiencias también para capacitarme, para ir sacando ideas”.
Comenta que siempre le preguntaban “¿por qué no ponés una heladería?” y su respuesta, por varios años, fue “en algún momento”. “Hasta que ese momento llegó”.
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