Es argentino y tiene una empresa de bienes raíces en Ecuador: “Esta crisis se veía venir”
Llegó por un proyecto que nunca se concretó y realizó varias actividades; el real estate está frenado, con muchas propiedades a la venta
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Jorge Llanos llegó a Ecuador el 26 de febrero de 1978 por un proyecto de negocios que “nunca se concretó”. Desde entonces realizó diferentes actividades y desde hace unos años se dedica a los bienes raíces. Asegura que la crisis que vive ahora el país “se veía venir”, porque el narcotráfico está “avanzando” desde hace algunos años. “La economía se ha paralizado mucho, veremos cómo se acomoda”, dice en conversación con LA NACION.
Porteño, de muy chico vivió dos años en Brasil y antes de emigrar a Ecuador tenía un mayorista de comestibles y una distribuidora de vinos. A la vez, trabajaba en lo que era la Caja Nacional de Ahorro y Postal.
“En aquellos años muchísimos ecuatorianos viajaban a Buenos Aires -describe-. El sucre (NR: la moneda de Ecuador en esa época) cotizaba 23 o 24 por dólar y era estable. Les convenía la Argentina, compraban artículos de cuero, ropa. Había hasta tres vuelos charters por semana además de los regulares de Ecuatoriana”.
Llanos comenta que él hacía de “anfitrión” de los visitantes: “Los llevaba a lugares convenientes en precios y después a ‘farrear’ todos los días. Me entusiasmaron con un proyecto y decidí irme, pero no se hizo nada”.
Señala que le “disgustaba” la situación de la Argentina en el ‘78: la inflación “galopante, el no poder planificar porque había un precio a la mañana, otro al mediodía y otro a la tarde”. “Esos son los detalles que dan fuerza para tomar decisiones”.
Arribó a Ecuador con un amigo que tenía familia política y se ríe al rememorar que en el aeropuerto había “como 60 personas” esperándolo. “Eran como las 2 de la mañana y nos divertimos mucho; fuimos a la playa. Me quedé cuatro meses, regresé a la Argentina para el Mundial porque ya tenía en proceso la liquidación de mis cosas allí”, dice.
Cuando volvió, se instaló en Cuenca, en la región de la sierra ecuatoriana donde ahora vive. Puso un restaurante pero al tiempo lo vendió y se fue a Quito a la gerencia comercial de empresa de servicios, después a una distribuidora de alimentos y a los años se trasladó a Guayaquil donde empezó con bienes raíces.
En la empresa para la que trabajaba podía, además, sumar operaciones propias, y hace dos años –”para tener más libertad, para disponer de tiempo”- se independizó. “Llegué con la dictadura, trabajé con todos los gobiernos. Fui uno de los fundadores del Centro Ecuatoriano Argentino que está en Guayaquil”, añade.
De la dolarización de 1999, Llanos menciona que “hubo errores”, pero que “ahora, con el paso del tiempo, se puede ver que era la solución”. En ese año él era gerente en la empresa de alimentos y sostiene que iba seguido al aeropuerto donde se hacía lustrar los zapatos: “Salía 20 centavos de dólar y con la dolarización me cobraron 1 dólar. La inflación subió y después se fue acomodando. Hemos tenido inflación de 1,5% al 2% anual y ahora estamos en 4% o 5%”.
Llanos indica que el salario básico es de US$460, “con lo que si se alquila una habitación o un espacio muy pequeño, se vive muy ajustado”. Sostiene que se requieren unos US$1500 mensuales para llegar “más cómodo” a fin de mes.
Llanos cría caballos peruanos en La Paloma, para uso personal. Fue administrador de un hipódromo, y allí le tomó el gusto a esos animales. En una época también crió caballos de carrera, pero dejó “porque solo los monta el jockey y no el dueño; el peruano es reconocido porque es ‘la silla más cómoda’”.
Hace una semana la violencia relacionada con el crimen organizado en Ecuador escaló a niveles sin precedentes. El presidente Daniel Noboa declaró el estado de “conflicto armado interno” después de que delincuentes armados con fusiles y granadas tomaran un canal de televisión que transmitía en vivo.
“Por el descalabro en Venezuela la migración creció. Empezaron a haber problemas, el narcotráfico y las pandillas se expandieron. Hay 22 organizaciones delincuenciales declaradas ilegales y eso deterioró la calidad de vida”.
En su rubro, Llanos plantea que creció “mucho” la oferta de propiedades ante la situación de inestabilidad. “Prefieren vender y tener el dinero -agrega-. Hace un tiempo empezó el temor de tener propiedades no habitadas porque el Estado amagó con que las iba a tomar. Faltan para alquilar, los que las tenían arrendadas prefieren venderlas”. Un departamento de unos 70 metros cuadrados cuesta unos US$140.000 en una “zona buena”.
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