Son argentinos, se conocieron surfeando y crearon un negocio atado a su pasión
Operan desde la Argentina y en tan sólo cuatro meses facturaron US$30.000. Hokali es una plataforma de deportes que une a profesores de surf con alumnos. Arrancó en San Francisco y hoy ya está también disponible en Los Ángeles y San Diego.
Ignacio Viau y Tomás Bisi, de 33 y 31 años, respectivamente, se conocieron surfeando en San Francisco. Ambos argentinos, viajaron a California y vieron la demanda que había de clases de surf. No sólo comparten la pasión por este deporte, sino que ambos tienen un alma emprendedora y siempre supieron que querían crear algo que tuviera un buen impacto en la naturaleza. Sin ningún tipo de inversión externa, los dos socios fundadores pusieron US$5000 de su bolsillo.
"Lo mejor para emprender es unir tus pasiones, porque después de un tiempo la mochila se hace cada vez más difícil", dijo Viau. Para él, unir el surf con su amor por emprender fue lo mejor que le pasó y ahora se dedica 100% a su emprendimiento.
"Todavía seguimos en una etapa inicial de la empresa y estamos en proceso de aplicación de varias incubadoras y aceleradoras y, en paralelo seguimos en la búsqueda de inversores ángeles con el objetivo de poder desarrollar el marketplace y expandir a toda la costa Oeste", aseguró.
Al poco tiempo de arrancar ya tenían 50 clases reservadas, a las que tuvieron que asignar un profesor para cada una de ellas. "Por lo general son chicos de entre 8 y 10 años o jóvenes mayores de 27", dijo y agregó que la mayoría son padres que inscriben a sus hijos. Hasta hoy ya tienen 417 alumnos, apuntan llegar a 1738 para fin de año y a 26.134 en 2021.
En promedio, las clases cuestan US$100 y pueden ser particulares o grupales. Duran alrededor de hora y media, pero también se puede reservar el "surfcamp" que dura mediodía. "Nuestro sistema es flexible para los profesores y también es amigable para quienes quieren una clase y a último momento comienzan a buscar", dijo.
Por cada clase comprada en la plataforma se dona dinero a organizaciones sin fines de lucro que tienen como objetivo preservar el océano y todo este ecosistema. "Tenemos una alianza con la fundación Sea-Trees y hemos ayudado a la reforestación de algas marinas", explicó.
Lanzaron la plataforma en enero y en abril redoblaron la apuesta. Mejoraron la página web y lograron reducir 40% el trabajo manual. Al poco tiempo desembarcaron en Los Ángeles, mercado que es 20 veces más grande que el de San Francisco.
"Tenemos la suerte de elegir los profesores que nosotros queremos", aseguró y agregó que les exigen tener por lo menos 10 años de experiencia como surfista, un certificado de primeros auxilios y de reanimación cardiopulmonar (RCP) y deben tener interés por educar a la gente a cuidar las playas y el mar. Además, antes de arrancar a dictar clases, los profesores deben pasar por una prueba y son seleccionados según el estilo que se está buscando.
"Estamos creando una comunidad, los surfistas están haciendo lo que aman", dijo. Según él, para los que son amateurs es una gran oportunidad. Desde Hokali los ponen en contacto con los surfshops cercanos, donde les dan todos los elementos que necesitan, además de un seguro de vida.
Estamos creando una comunidad, los surfistas están haciendo lo que aman
En 2021 quieren expandirse hacia deportes de invierno, el ski y snowboard. El que quiera tomar una clase solo deberá entrar a la plataforma y seleccionar al profesor que más le gusta, según sus intereses y aptitudes.
Todavía siguen preparando el marketplace y están en búsqueda de una inversión que les dé un impulso para seguir creciendo. En un futuro piensan en una plataforma que muestre un mapa de todo California, en donde aparecerán cada uno de sus profesores en las distintas playas de la costa oeste.
Son seis personas en el equipo, ellos dos y cuatro más que operan en Argentina. Desde que arrancaron se propusieron hacer todo el trabajo de una manera remota, por eso la pandemia de Covid-19 no cambió su organización.
Con respecto a la cuarentena, solo estuvieron frenados durante un mes, tiempo que sirvió para ponerse al día y mejorar, aún más, la página web. "Acá no hubo cuarentena estricta, pero igual tuvimos que tomar un montón de protocolos para que la gente esté segura", dijo y agregó que los trajes de agua se lavan de una manera especial y las tablas se limpian antes y después de cada clase.
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