El valle de los unicornios: ¿se desacelera el rubro tecnológico?
Después de un período de auge para la creación de empresas innovadoras valuadas en más de US$ 1000 millones, el espacio para esos emprendimientos parece reducirse
"Mi unicornio azul ayer se me fundió / pastando lo dejé, y en bancarrota entró / cien mil o un millón, yo perdereeeeé...".
Si Silvio Rodríguez tuviera que readaptar su canción a los vientos que soplan hoy en el sector de empresas de tecnología, podría intentar con algo parecido al primer párrafo. Luego de un 2015 a pleno y con valuaciones por las nubes para nuevos emprendimientos tecnológicos, lo que va de 2016 muestra un panorama muy distinto: los pesimistas hablan de una burbuja pinchada, con una caída que recién empieza; los optimistas prefieren ver una "corrección saludable" que fortalecerá a los proyectos más sólidos.
"Hace unos años el mundo emprendedor comenzó a hablar de «unicornios», firmas tecnológicas que en sus rondas de capitalización acumulan una valuación superior a los 1000 millones de dólares. La cantidad de estas superempresas subió de 80 en enero de 2015 a 226 en febrero de este año, lo cual llamó mucho la atención de analistas y gobiernos", dice Fernando Zerboni, profesor de estrategia empresaria en la Udesa y especialista en innovación. La terminología nació a partir de un artículo de la inversora Aileen Lee en TechCrunch y rápidamente se popularizó para aludir al debate sobre lo que hay que hacer -y lo que no- para lograr que se consoliden más negocios de alto impacto, que generen valor agregado y empleo en la economía. Los unicornios, compañías como Uber, AirBmB o DropBox se consolidan en menos de siete años en promedio.
En el segundo trimestre de este año comenzaron a sonar las alarmas que derivaron en algunos análisis con títulos sobre "el fin de la era de los unicornios". Un relevamiento de la firma de capital de riesgo CB Insights notó que en el primer trimestre solo se consolidaron seis unicornios a nivel global, contra 20 por trimestre como mínimo en 2015. Por primera vez, hay más empresas aceptando "rondas de salida" con una valuación menor a la prevista en la ronda anterior que compañías que pasan la barrera de los 1000 millones de dólares.
"En Silicon Valley estamos observando una desaceleración en el espacio tecnológico. Muchos inversores ya habíamos predicho una corrección en el mercado, ya que veíamos mucha inflación en las valuaciones", cuenta a la nacion Rebecca Hwang, responsable de Rivet Ventures, un fondo que invierte en empresas que apuntan al mercado de las mujeres. Hwang es una de las argentinas que más alto llegó en el ecosistema de la costa oeste de los EE.UU. "Para que haya unicornios necesitamos valuaciones estratosféricas o compradores con mucho efectivo. Hoy tenemos un humor más conservador en general por lo que no es sorprendente que haya menos unicornios. En mi opinión personal es sano y lógico que las cosas se calmen un poco, ya que estábamos presenciando algunos indicios de burbuja en 2015. Mejor que se desinfle gradualmente y no con un estallido", marca Hwang.
El inicio del pesimismo puede rastrearse hasta el 16 de octubre de 2015, cuando The Wall Street Journal publicó un análisis muy crítico, firmado por el periodista John Carreyrou, sobre la empresa Theranos, especializada en servicios de tecnología de salud y laboratorio de análisis clínicos de avanzada. El caso de la firma fundada por Elisabeth Holmes (de 31 años, una de las estrellas rutilantes del ámbito emprendedor) mostró que tener una alta valuación inicial no garantizaba un "piso" para subsiguientes rondas de capitalización.
En América del Sur hay siete unicornios: dos en Brasil, uno en Chile y cuatro en la Argentina (Mercado Libre, OLX, Globant y Despegar). Satellogic, de Emiliano Kargieman, podría ser la próxima. Ariel Arrieta, uno de los directores de NXTP Labs (con más de 160 start ups en su portafolio, entre ellos una participación en Satellogic) suele remarcar una dualidad del mercado local: por un lado, una cantidad muy notable de unicornios en relación al tamaño de la economía, y por el otro un contexto (falta de financiamiento, regulaciones, burocracia para abrir nuevos negocios) que no ayuda en lo más mínimo.
Este "jipeo" de la fase especulativa en 2015 al que hacía alusión Hwang llevó a una dinámica clásica que en su momento describió el economista poskeynesiano Hyman Misnky para las crisis financieras: en los momentos de auge, inversores toman más riesgos de lo prudente, y la rueda sigue hasta que se pincha la burbuja. Así, estos ciclos están marcados en el propio ADN del capitalismo.
En un nivel más estructural, Zerboni destaca que "todas las empresas de tecnología corren el riesgo de estar fuera de tiempo en su desarrollo". Una idea puede sonar fantástica y disruptiva en los papeles o en las notas en los medios, pero si sus clientes, proveedores o profesionales necesarios para llevarlas adelante están en otro punto de la línea de tiempo, el crecimiento no es el esperado. El profesor de la Udesa menciona el caso de la publicidad digital local, que muchas veces tiene a clientes (gerencias de marketing) o proveedores (agencias tradicionales de publicidad) completamente desalineados con el proceso de cambio. "Hoy todos hablan del big data o del análisis de grandes cantidades de datos, pero hay poquísimos recursos capacitados para operarlos", ejemplifica.
Entonces, ¿cómo podemos distinguir las valuaciones infladas? Según Zerboni, hay que "observar el ecosistema y entender cuán rápido está cambiando. Observar cuan diferentes son los sistemas actuales a los nuevos y verificar a la velocidad que pueden cambiar. Creo que con la gran cantidad de empresas que se están creando y con la cantidad de fondos que se están invirtiendo en ellas, es inevitable que estas cosas sucedan, pero es cada vez mas importante agregar observaciones inteligentes y complejas para entender mejor este fenómeno."
La curva de ciclo de Gartner (el Hype Cycle) es una herramienta muy útil para entender estos ciclos: describe como las tecnologías siguen una curva de dos jorobas en el tiempo. En la primera, desde que se descubre una tecnología hasta que llega al pico de sus expectativas, es muy empinada, pero dura poco tiempo. Luego viene una fuerte caída hasta que el ciclo se recupera de forma definitiva y la tecnología se desarrolla. Esta curva, que se usa para tecnologías, puede asociarse al desarrollo de las empresas de un sector tecnológico, que inicialmente son vistas por inversores y observadores con gran expectativa, pero que en algún momento chocan con el apuro de todo el ecosistema por obtener resultados inmediatos.
En esta segunda fase, de crecimiento menos vigoroso pero más sostenible, es donde apuntan a posicionarse los unicornios que superan el "valle de la muerte". La apuesta es a una relación de largo plazo, con balances transparentes, que se parezca más a la letra original de Silvio Rodríguez: "Mi unicornio y yo hicimos amistad / un poco con amor / un poco con verdad".
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