El robot con IA que pone fin a uno de los trabajos urbanos más peligrosos
Skyline Robotics lanzó Ozmo, el primer sistema automatizado de limpieza de ventanas del mundo, en un edificio de oficinas de 45 pisos en Manhattan
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Uno de los trabajos más emblemáticos del mundo se dirige al cementerio. Los limpiadores de ventanas que cuelgan de los rascacielos de Nueva York, Londres y Buenos Aires y otras metrópolis globales están a punto de convertirse en una cosa del pasado. Después de múltiples pruebas exitosas en todo el mundo, Skyline Robotics lanzó Ozmo, el primer sistema automatizado de limpieza de ventanas del mundo, en un edificio de oficinas de 45 pisos ubicado en 1133 Avenue of the Americas, en Manhattan.
El sistema combina robótica avanzada, inteligencia artificial y sensores sofisticados para limpiar ventanas tres veces más rápido que los humanos. Está destinado a transformar completamente la industria de limpieza de ventanas, de 40.000 millones de dólares, según el presidente y director de operaciones de Skyline Robotics, Ross Blum. El lavado de ventanas representa una gran porción del mercado mundial de servicios de limpieza, valorado en 392.000 millones de dólares en 2023.
Serán noticias difíciles para los humanos que se ganan la vida limpiando ventanas, pero al igual que otras profesiones de alto riesgo, implica un cambio necesario. En los Estados Unidos, la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA) documentó 88 accidentes que involucraron a limpiadores de ventanas durante un período de 15 años, de los cuales 62 resultaron en muertes. Solo en la ciudad de Nueva York, se estima que uno de cada 200 limpiadores de ventanas muere en el trabajo cada año. En el Reino Unido, cada año se producen hasta 30 lesiones graves entre los limpiadores de ventanas.
“Creemos que las tareas peligrosas, aburridas y sucias que realizan los humanos hoy en día están maduras para la automatización”, me dice Blum. Su empresa de robótica tiene como objetivo automatizar todo el trabajo a alturas superiores a los 16 pies. Por otro lado, cree que podría existir un modelo de trabajo colaborativo en el que robots y humanos combinen sus puntos fuertes para lograr una mayor eficiencia, especialmente en entornos impredecibles. Pero es solo cuestión de tiempo antes de que la regulación y la tecnología avancen hasta el punto en que no se necesiten seres humanos, dice Blum.
Cómo funciona Ozmo
Ozmo está diseñado para imitar a los limpiadores de ventanas humanos que están suspendidos de una plataforma que cuelga del techo de un edificio. Dos brazos robóticos fabricados por la empresa de robótica Kuka se encargan de la limpieza y actualmente son supervisados por un operador humano desde la azotea. Blum explica que la supervisión humana sigue siendo necesaria debido a requisitos reglamentarios. “Cuando normalmente ves a dos trabajadores en plataformas, lo que no ves es a la tercera persona en la azotea cerca del equipo que baja esa plataforma. Usamos a esa tercera persona como operador de los robots. Colocan la plataforma, hacen clic en el botón Iniciar limpieza y monitorean el sistema”.
Los robots están equipados con un sistema Lidar (detección y alcance de luz) que mapea su entorno en 3D, lo que permite al robot determinar con precisión su posición en relación con la fachada del edificio. El sistema escanea cada rincón y curva, ajustándose en tiempo real para garantizar una limpieza óptima. “Ozmo analiza constantemente el entorno”, afirma Blum. “Se tienen en cuenta incluso los movimientos sutiles en la plataforma o los reflejos cambiantes del sol y las nubes”. Años de desarrollo de algoritmos han garantizado que el sistema de visión siga siendo confiable en diversas condiciones.
Una de las características críticas de Ozmo es su “sentido del tacto”. Utilizando sensores de fuerza, el robot ajusta la presión aplicada a las ventanas en función de la fragilidad del vidrio. Esto es crucial para proteger superficies más delicadas o complejas.
Además, si bien el hardware de Ozmo sigue siendo consistente en todos los edificios, su software y algoritmos se adaptan a diversos patrones de ventanas, elevaciones y alféizares, lo que hace que el sistema sea versátil en diferentes diseños arquitectónicos. Superar obstáculos tecnológicos como la gestión de datos, la presión del agua y la automatización de plataformas a mayores alturas fue clave para el desarrollo de Ozmo.
El resultado inevitable
Ozmo opera como una plataforma de robot como servicio (RaaS), lo que permite a los edificios pagar en función de factores como la superficie cuadrada y la cantidad de ciclos de limpieza por año. Según Skyline Robotics, este modelo ofrece mayor flexibilidad, permitiendo a los edificios programar la limpieza por períodos más largos, al tiempo que proporciona datos operativos detallados para cada día de servicio.
Aunque actualmente Ozmo requiere un operador humano, Skyline Robotics planea introducir una versión totalmente autónoma, eliminando la necesidad de supervisión manual. Blum reconoce que los requisitos regulatorios pueden impedir la autonomía total en algunos mercados, pero cree que la industria va en esa dirección. “La pieza oculta del rompecabezas de las nuevas tecnologías es generar confianza”, afirma. “Nuestros socios confían en nosotros y esperamos que, a medida que sigamos desarrollándonos, podamos impulsar aún más la autonomía”.
Sin embargo, enfatiza que la fuerza laboral actual seguirá involucrada de alguna manera. “Los hombres y mujeres que completan este trabajo hoy son increíbles y siempre los imaginamos como parte del futuro”, dice, y agrega que los roles futuros podrían cambiar hacia llamadas de servicio u otros aspectos del mantenimiento.
Skyline Robotics considera que el despliegue de Ozmo en Nueva York es solo el comienzo. Con patentes en Japón y Singapur, la empresa planea expandirse globalmente, llevando su tecnología a otras ciudades. “Estamos en el camino correcto para acercarnos cada día más al futuro de la automatización”, afirma Blum.
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