El rey argentino de YouTube: los secretos de Kuky Pumar y su máquina de fabricar hits
En un nuevo episodio de Hacedores que inspiran, presentado por LA NACION + EY, el creador de El reino infantil –el canal argentino que supera a Disney en la plataforma de videos– cuenta las claves para triunfar en las industrias de la música y el entretenimiento
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De una disquería de música tropical en Constitución a superar a Disney en YouTube. Ese el camino que recorrió Roberto “Kuky” Pumar, CEO y creador de Leader Entertainment Group, una productora argentina que se hizo fuerte con artistas de cumbia -en una lista que va de Ricky Maravilla a Leo Mattioli, pasando por Gilda, Los Palmeras y La Konga- y hoy está detrás de El reino infantil, el canal de YouTube que cuenta con casi 53 millones de suscriptores en todo el mundo.
“Hoy con El reino infantil somos el canal número 13 de la historia de YouTube a nivel mundial”, cuenta con felicidad Pumar. “Si estuviésemos en igualdad de condiciones estaríamos mucho más arriba. Haber pasado a Disney en esa plataforma es algo que nunca lo hubiéramos esperado”.
-¿Cómo fueron los primeros pasos? ¿Comenzaste trabajando en la empresa de la familia?
-Cuando era chico mi papá tenía una juguetería en la estación de Constitución. Y a esa juguetería le iba mal, no llegaba a cubrir los gastos. Ahí uno de los jefes de la estación le da la idea de ponerse una disquería, porque en ese momento en Constitución había una sola disquería que tenía una mujer muy viejita, que no funcionaba. Así mi papá entró en el negocio de la música. Un día fue a comprar los primeros stocks de discos al Centro Cultural del Disco, y a los tres o cuatros meses la vida económica de la familia había cambiado drásticamente. El negocio empezó a crecer y llegamos a tener siete disquerías.
-¿Cuál fue tu primer gran éxito en la música?
-Siempre recuerdo cómo la pegamos en 1988 con Ricky Maravilla, porque logramos que por primera vez un artista de cumbia entrara en la televisión por la puerta grande. Salimos de los programas tropicales para estar en la mesa de Mirtha Legrand. Fue un crossover total. Con Ricky Maravilla fuimos a fiestas a Punta del Este y nos presentamos en mansiones, y había colas de gente para verlo. Y a partir de ahí fuimos sumando otras figuras como Alcides o Lía Crucet. Creo que una de las claves fue que en ese momento había muy pocos artistas. Había poca variedad y supimos desarrollar nuevos solistas y también bandas como Malagata. Además, nos animamos a meter canciones de cumbia en La granja de Zenón, como “El gallo y la pata” que fue un súper hit y logró 1,6 billones de vistas.
-¿Cómo llegaste al negocio de los contenidos para el público infantil?
-Mi primer proyecto fue con María Elena Walsh, con un DVD que se convirtió en el más vendido en la historia de la música en la Argentina: 240.000 copias. Hasta entonces, cuando María Elena cantaba cosas como ‘nada el pájaro y vuela el pez’, te lo tenías que imaginar, pero a nadie se le había ocurrido la posibilidad de mostrarlos en imágenes.
-¿Cómo fue el encuentro con Bob Iger, el director de Disney que acaba de comprar Lucas Film?
-Yo siempre digo que fue uno de los días más importantes de vida. Bob fue muy gentil, y muy abierto. Me acuerdo que fue una presentación ante 1800 creadores de contenidos para chicos y Bod dijo cosas realmente importantes, que me marcaron. En ese momento, yo estaba acostumbrado a trabajar con una fábrica de cassettes y DVD propias, hacíamos todo nosotros para no depender de nadie, y él nos abrió la cabeza para cambiar la forma de operar. Bob dijo que si tenías un buen producto, te debías concentrar en eso, y convencer a los fabricantes de mochilas o peluches para que desarrollen tu marca, y no ponerse uno a hacer todo. También recuerdo que le preguntaron sobre cómo veía el negocio de la animación para chicos y que podía pasar con la competencia de Pixar, Marvel y el resto de los gigantes. Y su respuesta fue que lo que realmente lo preocupa no eran los otros grande estudios que invierten millones de dólares en una película que va a salir dentro de dos años, sino los youtubers, porque los chicos cambian todos los días y los youtubers están viendo y respondiendo a esos cambios. Es algo que no me olvido más y que me hizo dar cuenta de por donde teníamos que ir.
-Vieron que el crecimiento venía por YouTube ...
-En ese momento estábamos en el puesto 1800 del ranking de YouTube y decidimos concentrarnos en ese negocio. Hoy estamos en el lugar número 13 a nivel mundial, y llegamos a estar en el 12. Y haber superado a Disney en ese ranking es algo que nunca se me había cruzado por la cabeza ni en el mejor de los sueños, más aún teniendo en cuenta que lo hacemos desde un mercado más chico. Si estuviéramos en igualdad de condiciones estoy seguro que llegaríamos mucho más arriba.
-Hoy tus productos son éxitos en todo el mundo. ¿Cuál es el secreto para lograr un hit que cruce las fronteras y todos los idiomas?
-En YouTube cuando alcanzás los diez millones de suscriptores te dan un diamante. Nosotros tenemos cinco de estos premios, porque superamos los 50 millones de suscriptores en el mundo infantil. Y creo que una de las claves es que logramos productos que son realmente universales. En todo el mundo hay cada vez más ciudades, más cemento, pero el concepto de la granja sigue estando presente en todos lados. Los chicos siguen empatizando muy fuerte con la idea de una granja de animales y todo lo que sea la naturaleza.
-¿Cómo te preparás para el trabajo del futuro?
-Todo es tan dinámico, que hay que estar muy ágil y atento a los cambios. En nuestro caso, hoy estamos en una etapa más complicada. Cuando comenzamos con las animaciones, básicamente éramos unos youtubers que creábamos piezas chicas todos los días, pero ahora los grandes estudios nos piden mini películas o contenidos más largos. Yo vengo de España, donde estuve trabajando tres meses, y una de las razones del viaje fue acostumbrar a mi equipo a trabajar sin mi presencia. personalmente, estoy convencido que la única forma de tener un crecimiento importante como organización pasa por dar ese cambio cultural en la forma de trabajar. En ese sentido, ya estamos dando un salto importante, para incorporar más gente y hoy tenemos equipos trabajando en México, Estados Unidos, Chile y España. Y eso nos obliga a operar en forma más autodidacta. Estamos estrenando un camino pero es algo que tenemos que hacer porque nos movemos en una industria tan cambiante y en la que cada uno de los grandes jugadores, como Netflix, Spotify y el resto de las plataformas, tiene su propia filosofía de trabajo y al que le tenemos que producir de una manera distinta. Hoy tenemos un equipo de analistas de animación que, supervisan lo que hacen estudios externos, controlan o, manda a rehacer partes, todo bajo el mando del director de operación José Martínez Garay. Y también trabajamos con Cecilia Roigier y Eduardo Marceillac, del Dúo Tiempo de Sol, que yo siempre digo que son los Lennon y McCartney de la música infantil. Son personas muy sencillas, y poco reconocidas por la prensa, pero a la vez son los creadores de éxitos increíbles a nivel mundial como la canción de Bartolito o “El Auto Bochinchero”. Creo que merecen un reconocimiento mucho mayor.
-Vamos a hacer un ejercicio imaginario. Si te diera el 100% de las acciones de la Argentina, ¿cómo las invertirías?
-Lo que estoy seguro es que sería muy diferente a lo que se hace ahora, porque siento que los gobiernos no piensan como lo hago yo. Creo que el tema educación y formación es el más importante. Como conté, vengo de España y me asombró la cantidad de argentinos que están viviendo allá. Yo viajo muy seguido, pero nunca vi algo así. En el negocio de la animación todos se están yendo afuera, porque acá te pagan al dólar oficial y los creadores de contenidos prefieren mudarse a España o Uruguay. La seguridad es otro tema clave. La gente tiene que vivir tranquila, pero estoy convencido que la educación es lo más importante. Necesitamos avanzar con una capacitación para el cambio tecnológico y lamentablemente creo que con los sindicatos de docentes que tenemos nunca va a pasar.
-¿Cómo fue la transformación del negocio de la música? ¿Cómo lograron adaptarse a los cambios?
-Cuando comenzamos a producir música, teníamos que fabricar los discos, los estuches, teníamos gente trabajando en los depósitos y otros que viajaban al interior para hacer las cobranzas. Hoy todo es más simple. Subimos la música a las redes, negociamos con las plataformas y a fin de mes cobramos un cheque. Si hicimos las cosas bien, el cheque que va para los músicos y para nosotros es más grande, y sino es más chico. Pero lo más importante es que nos podemos concentrar en lo importante que es la música y no los soportes físicos
-¿Cómo se maneja el futuro de la empresa? ¿Ya están pensando en la transición?
-Yo tengo tres hijos -Michel, Abril e Indiana- y quiero que vuelen, que hagan su propia carrera más allá de nosotros, que tengan su vida y no dependan de mi. Se que no es fácil correr con el peso de un padre que tiene una historia en el negocio. A mi me pasó en su momento con mi papá y su disquería, pero me supe ganar un lugar y creo que mis hijos también lo van a saber hacer.
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