El lobby de las criptomonedas está desatado
Mientras los entes reguladores se ponen más duros, las compañías esperan poder influir en cómo terminan siendo las reglas
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Entre 2017 y mediados de 2021 la Comisión de operaciones a futuro con commodities de Estados Unidos (CFTC en inglés), el organismo regulador de los mercados de derivados financieros, fue uno de los entes que más debatió sobre las criptomonedas. Brian Quintenz, que condujo su comité de tecnología, fue responsable de gran parte de ello, organizando presentaciones sobre todos los temas, incluyendo desde la integridad de los mercados de contado de bitcoin hasta el tema de las finanzas descentralizadas. “Me creé la reputación de ser partidario de la innovación”, dice.
En septiembre Quintenz fue contratado por Andreessen Horowitz, una firma de capital de riesgo e inversora en startup de cripto, como asesor. Es sólo uno de tantos funcionarios estadounidenses que se han pasado al criptoverso. Otros son Jay Clayton, exjefe de la SEC; Brian Brooks, que hasta enero estaba a cargo del control de la moneda; y Chris Giancarlo, jefe de la CFTC entre 2017 y 2019. En Gran Bretaña, Philip Hammond, ex secretario del Tesoro, ingresó a Copper, una startup de cripto, en octubre.
Por más que recientemente se ha producido una caída en el valor de mercado de los activos cripto, este se ha multiplicado por 12 desde comienzos de 2020, llegando a US$2,4 billones. Algunos países, como el Salvador, han buscado subirse a la ola, abrazando las criptomonedas para ganar fama. Otros, como China e India, han amenazado con prohibirlas. Entes de control en Estados Unidos y Europa, donde se da gran parte de la actividad con cripto, en contraste, recién comienzan a husmear alrededor de los activos digitales. Y eso, a su vez, está llevando a las firmas dedicadas a las criptomonedas a influir en el sentido de las normas, si es que no impedir por completo la llegada de la nueva ola de normativa. Dice Loni Mahanta de la Brooking Insitution, un centro de estudios en Washington: “De pronto el lobby se ha subido a un cohete”.
Hay resmas de regulación potencialmente en juego. Una parte involucra evitar que los criptoactivos se utilicen para lavar dinero. En octubre la fuerza de tareas de acción financiera, un ente intergubernamental que establece normas globales, recomendó nuevas reglas para proveedores de servicio con las criptomonedas, incluyendo lo que tiene que ver con los datos de usuarios que deben recoger. Los países están implementando estas normas a distinta velocidad. Una segunda área, supervisada por los legisladores, concierne los impuestos sobre las inversiones en cripto. Algunos países las tratan como propiedades, con impuestos al capital que sólo se aplican sobre la venta de activos. Otros los consideran afines a moneda extranjera, lo que significa que también se grava la ganancia no realizada.
Un tercer conjunto de reglas involucra la normativa financiera: proteger los consumidores del fraude, reducir el riesgo sistémico y asegurar una competencia justa. Los entes reguladores del mercado ponderan si los activos digitales representan securities, que requieren mucha información de los emisores, o como commodities, donde hay (menor) responsabilidad de las bolsas para evitar la manipulación de mercados. Gary Gensler, jefe de la SEC, ha dicho que quiere un control policial más duro del “salvaje oeste” de las criptomonedas. La UE está preparando reglas que obligan a las firmas que operan con criptoactivos a pedir licencias y prohibir mensajes que busquen manipular los mercados. Los funcionarios parecen principalmente preocupados por domar las stablecoins, monedas que van atadas a dinero convencional.
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Hasta hace poco la mayoría de las firmas que operan con criptomonedas, algunas de las cuales aspiran a una utopía libertaria en la que la tecnología blockchain elimina la necesidad de intermediarios y entes reguladores financieros, prestaban poca atención a los funcionarios. Pero eso ha cambiado desde que creció la presión. Binance, una gran exchange cripto, llamó la atención en el verano boreal y entes reguladores de Gran Bretaña, Alemania y Japón alertaron que estaba realizando ciertas operaciones en sus jurisdicciones sin autorización apropiada. En agosto llegó otra norma desde Estados Unidos donde se incorporó al proyecto de ley de infraestructura del presidente Joe Biden una cláusula que requiere que muchas firmas que operan con cripto informen sus transacciones al ente recaudador. El sector comenzó una contraofensiva.
Un aspecto de la contraofensiva ha sido atraer a funcionarios oficiales y expertos en la materia que trabajaban para bancos a las firmas que operan con criptoactivos con altos sueldos. Deepali Vyas, de Korn Ferry, un cazador de talentos, dice a que a los gerentes de riesgo se les ofrece sueldos de entre US$ 600.000 y dos millones; a ex funcionarios de alto nivel de los entes reguladores también se les ofrecen opciones accionarias por valor de decenas de millones de dólares con vencimiento a lo largo de varios años. El exjefe de un ente regulador estadounidense que ahora forma parte de un grupo que opera con cripto dice que dedica mucho tiempo a reunirse con legisladores y funcionarios.
La industria también está contratando lobistas. A partir de informes públicos, The Economist calcula que firmas que operan con criptoactivos gastaron alrededor de US$5 millones para hacer lobby sobre el Senado de Estados Unidos en los primeros nueve meses de 2021. Alrededor de US$2,5 millones de ese total se gastó entre julio y septiembre, lo que cuadriplica la suma en el mismo período del año pasado. Tales actividades suponen el equivalente de 86 empleados de tiempo completo, comparado con uno solo en 2016. Coinbase, otro gran exchange, pagó US$625.000 a lobistas tan sólo en el tercer trimestre. Block, una firma de pagos que se maneja con criptomonedas, gastó más de US$1,7 millones desde abril de 2020. La campaña también está creciendo en Bruselas la capital de hecho de la UE, donde el sector ha instalado el equivalente de 52 lobistas de tiempo completo.
Algunas firmas grandes están tratando de evitar que haya reglas más estrictas y proponen sus propias alternativas: Adreessen, por ejemplo, presiona en favor de la autorregulación, mientras que Coinbase propone un nuevo ente para controlar el sector. Otro camino en busca de influencia es la formación de cámaras del sector. Perianne Boring, que conduce la Cámara del comercio digital, grupo de Estados Unidos compuesto mayormente por firmas que operan con cripto, dice que su trabajo incluye desde promover fondos de bitcoin que operan en Bolsa hasta refutar argumentos que vinculan a las criptomonedas con el ransomware (software malicioso). Dice que “vemos funcionarios de mucho más alto nivel tratando con nosotros ahora”.
El sector también ha ganado capital político. En Estados Unidos el Blockchain Caucus cuenta con 35 legisladores. Cynthia Lummis, senadora de Wyoming, ha recibido una gran parte de sus aportes de campaña para 2026 de individuos vinculados a firmas que operan con cripto. El mes pasado dijo que se opuso a que se volviera a nombrar a Jerome Powell como jefe de la Reserva Federal por la “actitud política del Banco Central hacia los activos digitales”. En octubre de 2020 el Comité de acción política de la Cámara de Comercio digital entregó bitcoin por valor de US$ 50 a cada miembro del Congreso.
Es improbable que las visiones de los cripto-capitalistas para la normativa se materialicen, estando en alerta los entes reguladores. Pero se corre el riesgo de que se impongan reglas débiles. En agosto la aprobación del proyecto de ley de infraestructura se demoró una semana luego de que un grupo bipartidista de legisladores objetara la cláusula relacionada con las criptomonedas. La legislación, incluyendo la cláusula, eventualmente fue aprobada en noviembre. Pero ahora hay un nuevo proyecto de ley con el que se busca debilitar la cláusula relacionada con las criptomonedas. Crece cada vez más el premio que se obtiene por atravesar las puertas giratorias de las instituciones.
Traducción de Gabriel Zadunaisky