El Gobierno tomó $63.600 millones y testeó el mercado para un nuevo canje
Consiguió unos $25.360 millones frescos para el Tesoro; ahora debe definir la estrategia con la que afrontará lo que resta del año, ahora que los vencimientos de deuda se le vuelven a empinar
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El Gobierno captó hoy del mercado casi $63.600 millones en la primera licitación de deuda -de las tres previstas para el presente mes- al ofrecer entre inversores cuatro títulos, con lo que se aseguró unos $25.360 millones para cubrir su elevado déficit, dado que en el corto plazo sólo enfrenta vencimientos de papeles por unos $38.200 millones.
Lo logró convalidando tasas de interés puras de hasta 87,15% anual para la Letra de Descuento (Lede) por vencer a fin de febrero, que venía de colocar al 88% en la última subasta de octubre, algo que logró al rechazar el 44% de las ofertas de compra por un total de $49.340 millones recibidas, ya que adjudicó apenas $27.481 millones en valores nominales. Eso le permitió recaudar apenas $21.724 millones, puesto que es un papel que se adjudica con el descuento de tasa.
También ofreciendo la reapertura de un bono ligado a la evolución que muestre el dólar oficial (dollar linked) con vencimiento el 31 de julio de 2023, que colocó a tasa cero, el que apuró el equivalente a unos $3849 millones (apenas US$24 millones) y completando el menú con otros dos bonos a “medida”:
-uno especialmente diseñado para la demanda de los Fondos Comunes de Inversión (FCI) -la letra de Liquidez del Tesoro o Lelite- por vencer en apenas 21 días, que vendió a $961,82 por cada lámina de $1000 nominales, lo que implica una tasa nominal anual del 69% al igual que la convalidada a fin de octubre, y con el que captó $13.590 millones.
-y otro “cautivo” para que los bancos pueden integrar los encajes prudenciales a que los obliga la regulación (Bote 27), obteniendo una renta del 43,3% por algo que antes debían constituir a tasa cero, instrumento con el que consiguió otros $24.429 millones.
La operación estuvo dentro de lo que aguardaba el mercado que ahora espera definiciones sobre la estrategia a que apelará el Gobierno para enfrentar los vencimientos mucho más importantes que se le vienen de aquí a fin de año.
Ocurre que la administración Fernández ya consumió el período de “calma” que había ganado tras el canje de papeles impulsado por la gestión Massa a pocos días de iniciarse, una referencia alude a los tres meses consecutivos de pagos sencillos que consiguió producto con la emisión de bonos duales.
Ahora los vencimientos vuelven a la normalidad. “El promedio mensual en los últimos dos meses del año es de $846.000 millones y 60,12% en manos privadas, de allí que estén pensando en lanzar un nuevo canje sobre el que habría novedades esta misma semana”, explicaron desde Portfolio Personal Inversiones (PPI).
“Se llega a esta instancia en un contexto en que va creciendo la fragilidad de la deuda en pesos, ya que se sigue rolleando hasta antes de las elecciones del próximo año. En promedio, están logrando extender la deuda 120 días. De allí que la atención del mercado este puesta en el nuevo canje”, dijeron desde el grupo financiero AdCap.
“Venimos de licitaciones seguidas sin grandes resultados en momentos en que todavía observamos señales de debilidad en el mercado secundario. Y hay que recordar que el Tesoro debe buscar los recursos necesarios para financiar el déficit primario en estos dos meses, ya que no puede contar más con los giros del BCRA. Nuestro escenario base, contemplando un rojo primario de 2,8% del PBI, indica que el Tesoro deberá conseguir $262.875 millones de financiamiento neto mensual durante el último bimestre para cerrar el programa financiero en 2022. ¿Llegará?”, se preguntan los analistas de PPI.
Para Ignacio Morales, analista de negocios financieros de Wise Capital, el clima quedará supeditado al nuevo canje de deuda voluntario (como el de agosto) que analiza la Secretaria de Finanzas, que conduce Eduardo Setti, “para despejar los vencimientos de los próximos 2 o 3 meses”.
“Si tiene éxito, debería haber una tranquilidad en el mercado. El problema va a estar el año que viene, cuando el Gobierno ya no pueda colocar deuda antes de las elecciones, y se vea obligado a emitir instrumentos con vencimiento fin de 2023 o 2024. Si la oposición no se compromete a pagar en tiempo y forma la deuda en caso de que asuman, es probable que al Gobierno se le complique rollear la deuda entonces y haya una nueva corrida al mercado de deuda en pesos”, advierte.
Desde Economía tienen previsto definir sus próximos pasos en estos días. De hecho, Setti ya pobló su agenda con los contactos previstos con representantes de bancos, agentes de mercado y otros inversores institucionales locales para testear su apetito antes de definir el menú de esa nueva operación de canje de papeles próximos a vencer por otros que caducarán más adelante.
No es para menos. El calendario vuelve a apretar, los vencimientos que vienen “volvieron a normalidad” (como ya se dijo), y el colchón de recursos armado con la buena perfomance colocado de agosto y septiembre se desinfla.
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