Educación remota. El desafío de motivar a los estudiantes frente a la pantalla
Que los alumnos pasen varias horas diarias frente a la pantalla sin que tengan ningún interés en lo que sucede en ella no parece ser una práctica educativa innovadora, más allá de que involucre un dispositivo electrónico. Para los especialistas, la clave en un intercambio educativo rico e innovador está en la motivación de los chicos y en la transformación de prácticas que, si bien están muy instaladas, hoy carecen de sentido.
"Hoy ser innovador significa simplemente seguir el sentido común, y eso revela el estado de necesidad de cambio que tenemos", apuntó Gabriel Rshaid, cofundador y director de The Global School, una escuela con una propuesta educativa innovadora y diferente, y de The Learnerspace, un emprendimiento global para generar nuevos espacios de aprendizaje online.
Rshaid fue uno de los participantes del panel "Los retos de la educación remota", realizado en el marco de la segunda edición de "La revolución de la economía digital", un encuentro organizado por LA NACION.
Para Rshaid, la escuela debe ser un lugar en el que "se aprenda más que se enseñe", donde los alumnos "aprendan a cuidarse, a expresarse desde lo emocional, donde las tecnologías abran las puertas de un mundo globalizado", y recalcó que "no hay que decirlo, sino hacerlo", lo que implica romper con una estructura educativa que se mantiene por inercia.
Rshaid mencionó que "usar la calificación numérica como un juicio de valor no tiene más sentido, entendiendo que la autoestima es el principal valor a preservar", ni tampoco mantener a los alumnos sentados en el aula escuchando pasivamente, lo que hoy se revela cuando deciden apagar la cámara en las clases remotas y dejar de prestar atención. "El desafío es formar alumnos capaces de enfrentar los cambios que todavía no conocemos con sus propios criterio", sintetizó, en diálogo con Luciana Vázquez, periodista de LA NACION y moderadora del panel.
Rshaid explicó que si bien en The Global School ya tenían plataformas desarrolladas y una cultura de cambio que les permitió adaptarse rápidamente a la nueva situación de la pandemia, fueron "afinando la puntería" a partir del feedback de los alumnos y sus familias. Ahora, por ejemplo, los alumnos del secundario tienen semanas de materias concentradas, otra de modalidad taller y otra autogestionada, con desafíos a cumplir y posibilidad de hacer consultas.
Para Maritchu Seitún, psicóloga especializada en orientación a padres, para que la educación sea efectiva tiene que generar una "motivación interna" en los alumnos; despertar la curiosidad y el interés, de modo que puedan acercarse de manera autónoma y sin coerción. "Estamos educando con modelos de escuela de principios de siglo XIX o XX. Uno no puede aprender si no tiene ganas de aprender", sostuvo.
En este sentido, señaló que con la educación remota los chicos que no están interesados se sientan frente a la computadora pero hacen otras cosas, lo que puede ser incluso peligroso. "Me asusta lo que están mirando o haciendo, porque estamos poniendo chicos en pantalla mucho tiempo sin vigilia adulta", explicó, y alentó a los padres a, "sin obligar y enojarse", acompañar a los alumnos en el proceso,
A generar motivación apuntaba la educadora María Cristina Gómez cuando, hace algunos años, entró al aula y le dijo a los alumnos "saquen los celulares". Gómez, que es directora de Red de Educadores Innovadores y ha recibido varios reconocimientos nacionales e internacionales como el Global Teacher Prize, señaló que hay un problema que es la distracción que se genera en los alumnos con los dispositivos móviles, lo que al principio pretendía solucionarse prohibiéndoles que los tuvieran en clase.
"A mi se me ocurrió subir todos los contenidos de las clases a un blog e involucrar al celular como una herramienta que puedan usar constructivamente, hacer algo más que chatear, y eso cambió el interés, el rendimiento y las trayectorias escolares", relató.
Para Gómez, es necesario tener una mirada a más largo plazo y pensar en la educación como un problema social, con mirada de política pública. "Por un lado, dotar a las escuelas de los elementos básicos: conectividad, acceso libre de datos y equipos y disponibilidad de plataformas donde pueda desarrollarse la interacción de manera protegida", dijo, y agregó: "Por otro, también un cambio cultural. Tenemos que pensar en cómo vamos a gestionar este sistema híbrido y cómo potenciarlo para superar esta coyuntura en la que la gente ha hecho lo que ha podido, pero que podría tener mejores resultados".
La neuroeducación y la tecnología
Francisco Mora, neurocientífico, habló de la importancia de la emoción en los procesos de aprendizaje. "Solo se puede aprender aquello que se ama", comenzó, y explicó cómo este es el primer movimiento de nuestro cerebro a la hora de aprender y memorizar. Describió a la curiosidad como "el primer chispazo" para que una persona esté atenta e interesada en lo que está estudiando.
A la hora de hablar de los maestros, admitió que no todo el mundo puede enseñar y menos hacerlo de una buena manera. "Enseñar bien significa acompañar la transmisión de un contenido con emoción. La emoción mueve todos los mecanismos", aseguró. "Un neuroeducador tiene la capacidad de desarrollar esas primeras emociones", dijo.
Mora explicó que no todo se logra a través de la pantalla y de la digitalización, sino que estos deben ser soportes para complementar la enseñanza. "La tecnología es importante, pero no sustituidora", aseguró.
Temas
Otras noticias de Eventos LN
Más leídas de Economía
Polémica en un municipio. Descubrieron que le pagan a un intendente una millonaria cifra por una tasa y se llevaron una sorpresa al ver cuánto gastaría
Tras acordar con los gremios. Aerolíneas Argentinas sale con una promoción agresiva para vuelos de cabotaje
Habrá cambios. Cuánto costará el dólar tarjeta en enero
Premio. Las fotos de una noche de gran reconocimiento para los hacedores del agro