Educación financiera: Tres pasos para que los ahorros lleguen a diciembre sin sobresaltos
Planificar y ordenar las cuentas, establecer metas y tener un fondo de emergencia ayuda a bajar el estrés de una economía que preocupa
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Último trimestre. La economía desafía y ordenar las finanzas personales es clave para llegar a fin de año sobre terreno más firme y sobre todo, con menos estrés y menos angustia.
Tres pasos básicos para cumplir con el objetivo: Registrar todo (todo es todo) lo que ingresa y lo que se gasta dividiéndolo por categorías; fijar objetivos de corto, mediano y largo plazo; y empezar a invertir con una estrategia acorde para alcanzar esas metas.
Lo primero es comprometerse a poner blanco sobre negro la situación. “Saber cómo armar un presupuesto financiero personal es indispensable para organizarnos bien financieramente”, dice de entrada Julieta Biagioni, manager de Comunicación Corporativa de Ualá, la fintech que creó Pierpaolo Barbieri y que hace foco en la inclusión financiera y en capacitar a sus usuarios sobre el manejo del dinero.
“El presupuesto expresa con números cómo vamos a administrar nuestros ingresos y gastos. Permite planificar cómo vamos a usar nuestra plata y nos ayuda a adquirir la disciplina para cumplir las obligaciones y alcanzar nuestros objetivos”, explica la ejecutiva.
Concreto, Gabriel Chaufan, director de la licenciatura en Administración y profesor de Finanzas de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, dice: “el primer paso es la planificación, el presupuesto. Es fundamental para tener las finanzas ordenadas pero sobretodo para gastar el dinero en lo que realmente nos da satisfacción”. “Dejar librado a los impulsos del momento el destino de nuestro dinero, a veces funciona, pero generalmente nos arrepentimos, porque el dinero es muy acotado y si no lo destinamos a lo que realmente nos interesa, nos frustramos”, aclara.
“Lo que no se mide no se gestiona” dice un viejo slogan del mundo de las empresas, que aplica perfecto a muchos órdenes de la vida”, subraya Chaufan, un experto en finanzas personales y economía conductual. Agrega: “Si no sabemos en qué gastamos, vamos a sentir que el dinero se nos escurre de entre las manos y no sabemos bien por qué. No hace falta una planilla de Excel muy sofisticada, sino simplemente anotar todo lo que gastamos, de tal forma que al final del mes podemos ver en qué rubros gastamos el dinero y si estamos o no satisfechos con ese destino de nuestros ingresos”
Una regla clave sobre la que los expertos siempre hacen zoom es no desestimar ningún egreso de dinero. “Aún cuando el gasto sea muy chiquito, lo tenemos que anotar. Los gastos pueden ser variables y fijos: los gastos fijos, son aquellos que sabemos que van a suceder, los tenemos que pagar todos los meses (alquiler, colegio, expensas, servicios e impuestos, etc) y no podemos hacer grandes cambios; en tanto que, los gastos variables, son los que pueden ir cambiando según la etapa del año: ropa, regalos y salidas”, explica Biagioni de Ualá. Es justamente en esta última categoría (variables) donde tenemos la potestad y la libertad de recortar y ajustar para generar una diferencia.
Cumplido el primer paso, reglón seguido es hora del ahorro. Es un ítem que debería entrar en el presupuesto. Es clave ahorrar antes de gastar y no solo lo que sobra a fin de mes porque lo más probable es que nunca quede resto, o que, si queda este sea inferior al que podríamos realmente lograr.
“El porcentaje de ahorro que una familia debería ahorrar, depende de varios factores: La edad, la situación patrimonial y las expectativas laborales de ambos, entre otras. Dicho esto, lo ideal es ahorrar entre un 10 y un 15% del ingreso anual”, recomienda Chaufan.
Aprovechando la Semana del Inversor que se celebró a principios de octubre, Banco Santander dijo presente también en el segmento de las finanzas personales con “Santas Finanzas”, un canal de podcast con lenguaje amigable y datos prácticos. “La educación es una herramienta de transformación. Y la educación financiera, en particular, tiene el plus de trabajar en la inclusión de las personas. En estos tiempos, todos necesitamos desaprender y reaprender nuevos conceptos”, señaló Juan Cerruti, economista jefe de Santander Argentina y gerente de Comunicaciones de la entidad.
“La mejor forma de ahorrar es con objetivos concretos, con sueños que tenemos y que queremos cumplir. Viajes, mudanza, fiesta, una linda vejez, etc. Cada uno tiene sueños para los cuales se necesita dinero. Y para eso hay que estructurar el ahorro y determinar cuánto necesito ahorrar”, explica el profesor de la Universidad Austral.
“El ahorro es la cantidad de plata proveniente de nuestro ingreso que guardamos hoy para usarla en el futuro. Esta cantidad tiene que ser el resultado de una planificación de mediano y largo plazo, en lugar de guardar ‘lo que sobra’ a fin de mes”, recomienda Julieta Biagioni y deja cuatro tips útiles sobre la mesa: Tener hábito y disciplina. reducir gastos. aprovechar descuentos y promociones, y utilizar también los ingresos adicionales como fuente de ahorro (puede ser el aguinaldo, por ejemplo, o algún dinero extra por trabajo freelance o eventual).
Dar el paso
El tercer paso es hacer que ese dinero trabaje para que nos acerque a esos proyectos y metas.
Invertir, a diferencia de ahorrar, significa un paso más hacia los objetivos. Invirtiendo es como se logra hacer crecer el capital. Porque la rentabilidad que podemos obtener sobre ese dinero, a lo largo del tiempo, permite un crecimiento exponencial de lo que era “solo ahorro”. Si! Aunque el ahorro esté en dólares, igual es recomendable invertirlo y así sacar ventaja de la llamada “magia del interés compuesto”.
Claro que siempre hay que tener en cuenta que toda inversión tiene un riesgo asociado (más o menos dependiendo del instrumento elegido) y también plazos que tener en cuenta. “No todos como inversores somos iguales. Nuestro perfil de inversión depende de nuestra personalidad, ingresos y edad, entre otros. La combinación de todas estos aspectos de nuestra vida y el horizonte de inversión, es decir el objetivo y su respectivo tiempo para cumplirlo, harán que seamos más o menos arriesgados en nuestra inversión”, explica Alan Alan MacCarthy CEO y cofundador de Front, la fintech que hizo de la inversión por objetivos su punto diferencial con los brokers o asesores financieros tradicionales. “En Front tres de cada cuatro ahorristas están atravesando por primera vez el proceso de invertir su dinero”, cuenta.
Para pasar de ahorrista a inversor los Fondos Comunes de Inversión (FCI) son un vehículo que tiene oferta y productos para distintos perfiles de riesgo. Para los más osados, los FCI de acciones, para los menos los de renta fija.
Para inversores que buscar armar su cartera de modo independiente, es clave capacitarse. “La inversión debe tener una base racional. Si un negocio no se entiende, mejor evitarlo”, es una de las frases de cabecera del gran Warren Buffett.
Fondo de emergencia
Un ítem que no puede faltar en ninguna planificación financiera es el fondo de emergencia. “Ese dinero debiera ser aproximadamente el gasto familiar de 6/8 meses, tiempo razonable (depende el contexto) para conseguir un nuevo trabajo, recomponerse de algún tema de salud o repensar el negocio familiar”, recomienda Gabriel Chaufan.
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