Economía circular: la ruta de las cápsulas de café
Las marcas que compiten dentro del segmento monodosis se inclinan hacia iniciativas de reciclaje y el desarrollo de productos compostables
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Cada año cerca de 63.000 millones de cápsulas de café son comercializadas a nivel global. Y si bien la mayor parte de ellas podría ser reciclada, un alto porcentaje termina en basurales y se traduce en más de 100.000 toneladas de desechos. Así lo exhibe un relevamiento realizado por el grupo suizo Migros.
A nivel local, el consumo de cápsulas de café crece año a año desde hace más de una década, aunque fue durante la pandemia cuando el negocio explotó. En 2020, de acuerdo con los principales jugadores del mercado, las ventas se dispararon alrededor del 45% interanual, como consecuencia de los nuevos hábitos.
“Actualmente, en la Argentina se consumen 208 tazas de café per cápita por año. Si bien todas las categorías -instantáneo, molido, en cápsulas y en granos– incrementaron su presencia en los hogares a lo largo de los años, los datos de facturación indican que el 45% se concentra en café instantáneo, el 35% en tostado y molido, y el segmento de cápsulas ya representa el 20%”, afirma Sol Fernández Ballart, directora de Café de Nestlé.
La compañía está presente en el mercado desde 2010 con su marca Nescafé Dolce Gusto, la que apunta a replicar la experiencia del coffee shop en casa. Además, en el 2018, la firma anunció una alianza global con Starbucks a fin de representar sus productos en cápsulas, lo que le implicó un desembolso de US$7150 millones.
Las cápsulas de Nescafé Dolce Gusto son fabricadas a base de plástico e importadas de Brasil, de Inglaterra y de Alemania. “Como parte de nuestro compromiso con el ambiente, el 100% de nuestras cápsulas puede ser reciclado; y gracias a nuestros consumidores, el porcentaje de unidades destinadas a este proceso sigue creciendo”, asegura Fernández Ballart. La empresa diseñó un programa de reciclaje que consiste en la recolección de las cápsulas post-consumo mediante diferentes vías: los consumidores pueden entregarlas al repartidor al momento de recibir un pedido a domicilio; en los cestos dispuestos en supermercados en el AMBA; o en los envases localizados en los Puntos Verdes y Puntos Móviles de la Ciudad de Buenos Aires, a partir de un acuerdo con el gobierno porteño. Luego, mediante cinco recicladoras distribuidas en el país, las cápsulas son transformadas en madera plástica y el café, en compost. Estas acciones contribuyeron a que, en 2022, Nestlé alcanzara el 100% de neutralidad en plásticos: recolectó y recicló 7500 toneladas, la cantidad y el tipo de plástico equivalente a lo que distribuyó en el mercado en concepto de envases de sus productos.
“El problema no son las cápsulas; sino nosotros”, señala Javier Boustani, fundador y presidente de Kapselmaker. En esa línea, la compañía, fundada en 2018, impulsa la campaña “Clean your own sh#t and the planet will be safe”, mediante la que promueve que si cada uno se hace cargo de su propio desecho, el planeta será más limpio y seguro. Sus cápsulas son fabricadas totalmente con aluminio y, en un 80%, con aluminio reciclado, importadas desde Suiza y envasadas localmente. A fin de incentivar el reciclaje, la empresa creó mediante impresión 3D un limpia-cápsula, que permite al consumidor separar el aluminio de los restos orgánicos. Además, por cada 100 cápsulas de aluminio vacías -incluidas las de otras marcas-, ofrece al consumidor una caja de cápsulas de obsequio, mientras que luego entrega el aluminio compactado a recolectores urbanos.
Kapselmaker opera mediante un e-commerce y una tienda boutique en el barrio porteño de Recoleta, en donde cuenta con un laboratorio equipado con tecnología de “descompresión instantánea controlada”, a fin de desarrollar y mejorar las materias primas. “Nuestros clientes pueden participar y ser parte del proceso de transformación del grano verde a café tostado. Además, estamos trabajando para que puedan tostar su propio café en casa y hacer sus propias cápsulas personalizadas”, resalta Boustani. Kapselmaker comercializa cerca de 60 variedades de sabores en unidades compatibles con las cafeteras Nespresso, y desarrolla más de 14 marcas para terceros, como Tienda de Café. En el corto plazo, prevé desembarcar en Madrid, en Milán y en Nueva York.
Otro de los players del mercado es Café Martínez. En 2013, la empresa lanzó las cápsulas Oster, realizadas con materiales reciclables; y en 2019, salió al mercado con su propia marca compatible con Nespresso. “La particularidad de estas cápsulas es que son 100% aluminio, un material que garantiza el cierre hermético, para proteger al café y a la máquina. La tapa, también de aluminio, tiene un doble sellado que evita filtraciones, de modo que tanto el aroma como el sabor del café se conserven por más tiempo”, precisa Jazmín Thierry, jefe de Sustentabilidad en la firma.
Café Martinez recibe las cápsulas vacías en sus sucursales y, mediante su sistema de distribución, las envía a la Fundación Garrahan cada mes, entidad que se encarga de transformarlas en nuevos productos. Los recursos económicos obtenidos son destinados a la compra y a la reparación de equipamiento para el hospital y al financiamiento de proyectos.
Por su parte, Nespresso inauguró este segmento de consumo en Argentina en 2007. Y seis años después, lanzó en el país su programa Recycling con una meta clara: crear una taza de café con impacto positivo. La iniciativa se enmarca dentro del plan global de sustentabilidad The Positive Cup, y en esa línea, en 2020 presentó las cápsulas fabricadas en un 80% por aluminio reciclado.
Para el proceso de reciclaje, Nespresso le otorga a los clientes bolsas distintivas para que guarden las cápsulas de aluminio vacías y luego las entreguen en boutiques o pop-ups stores; en los puntos verdes del Gobierno de la Ciudad; o al recibir un pedido online. Una vez acopiadas, son llevadas a una planta de tratamiento: “el café es donado como insumo, para la realización de compost para huertas orgánicas a la Fundación Huerta Niño; y el aluminio se convierte en materia prima para la producción de nuevos objetos como, macetas y tapas de cuadernos”, explica María Eugenia Ybarra, customer care & services manager en Nespresso.
A nivel global, además, la compañía presentó este año una nueva gama de cápsulas compostables a base de papel, disponible en Francia y en Suiza. “Combinamos un proceso de formación de pulpa de papel de alta precisión con una capa biodegradable para la protección contra la oxidación, a fin de preservar nuestro café en el transporte, en el almacenamiento y durante la extracción a alta presión en nuestras máquinas”, aseguró la empresa en un comunicado.
Previamente, en 2022, el grupo suizo Migros lanzó un sistema de café en dosis sin cápsulas, bajo la marca CoffeeB. Se trata de bolas de café prensadas, cubiertas por una delgada capa protectora sin sabor y de origen natural, patentada por la firma Delica. “Esto no solo le da estabilidad a la bola de café, sino que también forma una barrera de oxígeno que la protege contra la pérdida de aroma”, explican en la empresa. “El producto es completamente compostable: en unas pocas semanas, la bola de café se descompone en un hummus”. El sistema se completa con una cafetera especial, fabricada parcialmente con materiales reciclables. CoffeB está disponible en Francia, en Suiza y en Alemania, aunque el objetivo de Migros es que logre una gran cuota del mercado a medio plazo y se convierta en el estándar mundial a largo plazo.
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