Disciplina contra el ruido, la nueva receta de Kahneman
El psicólogo Daniel Kahneman busca demostrar que las decisiones que tomamos las personas y, consecuentemente las organizaciones, son mucho menos consistentes y mucho más variables de lo que podríamos pensar.
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Nuestras decisiones están hechas desde el ruido. Esta es la nueva tesis que comparte el psicólogo Daniel Kahneman, célebre autor de Pensar rápido, pensar despacio, llega ahora con una advertencia en Noise, a flaw in human judgment, que podemos leer como Ruido, la falla en el juicio humano. En coautoría con Olivier Sibony y Cass Sunstein, su investigación se centra en demostrar que las decisiones que tomamos las personas y, consecuentemente las organizaciones, son mucho menos consistentes y mucho más variables de lo que podríamos pensar.
En el libro se usa la idea de “ruido” como desviaciones en las decisiones que deberían ser idénticas, pero que por distintas circunstancias no lo son. Se me ocurren tantos ejemplos sobre la toma de decisiones durante la pandemia, por ejemplo. Distintas personas mirando las mismas cifras de contagiados, de dosis de vacunas, días de aislamiento o número de clases presenciales o virtuales, con tomas de decisiones divergentes y con interpretaciones en muchos casos opuestas. Pero no solo es un tema entre personas diferentes, sino también con nosotros mismos. Kahneman sostiene que estas divergencias también las tenemos en nuestro fuero íntimo, y que dependiendo el día de la semana, cuánto dormimos, si tenemos una cita o no, cómo está nuestro humor o el momento del día, decidimos diferente. El libro cita decenas de ejemplos, como el de cómo los médicos son 15% más propensos a pedirle a sus pacientes radiografías para detectar el cáncer de mama a los pacientes que ven a primera hora de la mañana, que a los que ven justo antes del almuerzo. Y este ruido, si no es medido desde afuera, es muy difícil de detectar. Los autores proponen estar alertas al “nivel del ruido”, para captar las desviaciones que persisten en nuestros juicios y decisiones. Por ejemplo, podemos tender a tener un patrón en el que reaccionemos especialmente entusiasmados o desanimados ante una circunstancia. Por ejemplo si una persona del equipo con la que tenemos problemas está presente o si ese día mi empresa favorita lanza su nuevo producto.
Y finalmente, hablan de ruido ocasional, que está dirigido por variaciones aleatorias de nuestro humor, situaciones, contexto o lo que sea que se lleve nuestra atención. Entre los ejemplos cita: leer sobre una catástrofe, puede hacerte sentir con más aversión a tomar un riesgo o estar enojado puede desencadenar una compra compulsiva. Pero atención, porque lo contrario al ruido no es el silencio. La receta de Kahneman tiene a la disciplina en el centro. “Se trata de hacer las cosas de una manera razonable, organizar los pensamientos para hacerlos de la manera más intencional posible”, dice.
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