Deportistas y patrimonios, una relación complicada
Quienes ganan partidos, torneos y mucho dinero durante sus carreras, suelen terminar con problemas; algunos casos y varios consejos
El excampeón de boxeo Maravilla Martínez declaró en una entrevista reciente que nadie prepara a los deportistas para ser exdeportistas. Incluso dijo que es mucho más sencillo ser excampeón que exdeportista. Algo parecido le comentó hace unos meses Oscar Ruggeri al Pollo Vignolo en una entrevista difundida a través de Fox Sports.
Gabriel Batistuta, de quien trascendió que el primer trabajo de uno de sus hijos era en una fotocopiadora, es uno de los deportistas famosos que no quebraron y que habitualmente se refiere al tema de esta columna. Sin embargo y desafortunadamente, la regla general es que los deportistas de elite (lo mismo que muchas figuras del espectáculo) no suelen tomar decisiones inteligentes en materia de inversiones y, mucho menos, en materia de proteger sus patrimonios para tiempos en los cuales los ingresos no serán tan grandes. Inevitablemente, las carreras de deportistas y de artistas tienen sus vaivenes.
Pocos partidos de tenis quedaron tan grabados en mi memoria como aquel en el cual Boris Becker venció en cuatro sets a Kevin Curren para ganar su primer Wimbledon. Era julio de 1985 y este joven, talentoso y carismático tenista alemán se convertía en el primer jugador no preclasificado, el primero de origen alemán y el más joven (17 años y 222 días) en ganar Wimbledon. Becker ganó 49 torneos en singles (6 de ellos de Grand Slam) y 15 en dobles y acumuló premios por más de US$25 millones. Esta cifra lo coloca dentro del top 10 de tenistas que más dinero ganaron, aun teniendo en cuenta que las cifras que se manejan hoy son muy superiores a las de los 80 o los 90.
Pese a todo, en junio de 2017 Becker se presentó en bancarrota. Las principales causas fueron: tres matrimonios fallidos; una hija no reconocida frente a quien perdió un juicio por US$5 millones, y problemas impositivos con multas por US$3,5 millones.
El de Becker no es un caso aislado. Hasta podría decirse que el caso no fue una excepción a la regla, sino la regla. La lista de deportistas multimillonarios que lo perdieron todo incluye a Mike Tyson, Allen Iverson, Marion Jones, Bjön Borg, Andreas Brehm, Iván Zamorano y muchísimos otros. Entre los artistas, últimamente se ha hablado de los severos problemas financieros de Lady Gaga antes de su última película. También están los casos de Anthony Devon Walker, Michael Andrew "Duff" McKagan y Xavier Francisco Xavier Serbiá Queipo.
El primero (Walker) fue un destacado jugador de la NCAA (fue campeón en 1996) y la NBA (donde jugó durante 13 temporadas), que pasó penurias económicas tras su retiro y que, a partir de 2010, se unió a Morgan Stanley como consultor de su departamento especializado en deportistas y artistas (la Global Sports and Entertainment Division).
El segundo (McKagan), conocido músico que integró los Guns N' Roses, 10 Minute Warning, Velvet Revolver y Loaded, se graduó en Negocios y Economía en la Universidad de Seattle y fundó la firma de wealth management Meridian Rock, desde donde ayuda en este tipo de cuestiones a muchos de sus colegas.
Xavier Serbiá, conocido por su programa de economía en CNN Money y por su libro La riqueza en cuatro pisos, integró el grupo musical Menudo (fue compañero de Ricky Martin) y apareció en varias películas y sitcoms.
Algunas estadísticas ayudan a tomar dimensión del tema. El objetivo no es ayudar a una familia a transferir su riqueza a la segunda o tercera generación o proteger esos bienes frente a terceros o ante eventuales situaciones extraordinarias. Se trata de lograr que, al menos, queden bienes mientras quien los originó siga vivo. Y el principal riesgo para ese patrimonio, por irónico que parezca, es quien lo generó.
Vayamos a los fríos números:
*Un estudio hecho por Xpro, una organización sin fines de lucro que ayuda a exfutbolistas ingleses, concluyó que 60% de los jugadores retirados de la Liga Inglesa cae en bancarrota apenas 5 años tras el fin de su carrera.
*Según información de la asociación de jugadores de la NBA (y negada por la NBA), ese porcentaje y ese plazo aplican a exjugadores de la NBA.
*En el caso de la NFL, según un estudio de 2009, la situación es más preocupantes: 78% de los exdeportistas habían quebrado o vivido situaciones extremas en materia financiera dentro de los dos años posteriores al retiro.
Evidentemente, los deportistas -aun los más exitosos- comparten una característica: producen mucho dinero en una etapa relativamente corta y precisan que les alcance para un período mucho mayor, en el cual sus ingresos disminuyen en forma drástica.
A eso se suma que, con frecuencia se da lo siguiente: poseen bajo nivel de instrucción; compran bienes caros que se deprecian rápido (relojes, automóviles, etcétera) y/u otros cuyos costos de mantenimiento son altos (aviones, yates); asumen la responsabilidad de mantener a terceros; están mal asesorados para invertir; tienen problemas con el juego o de índole familiar (divorcios, hijos no reconocidos, etcétera.) y/o con autoridades fiscales, y confían en exceso en asesores poco escrupulosos.
Según la revista Sports Illustrated, "al menos 78 jugadores de la NFL perdieron más de $42 millones entre 1999 y 2002 por haber confiado su dinero a personas de mala reputación, como fue el sonado caso de Stanford Financial Group del hoy convicto Robert Allen Stanford, acusado de un complejo fraude financiero."
Para la planificación patrimonial de un deportista deben tenerse en cuenta: la representación y la búsqueda de sponsors, la negociación de contratos profesionales y gestión de eventos, la gestión de las relaciones externas e imagen, y la planificación del futuro posprofesional.
Entre las sugerencias a tener en cuenta: nunca es tarde para una buena educación, aunque sea no formal; es importante considerar los aspectos tributarios de cada transferencia y cerrar en forma prolija el paso por cada país en el que se juega; es recomendable establecer un trust, que en ocasiones puede ser fondeado por sponsors, al cual no puedan tener control ni acceso directo, y destinar a él, de ser posible, una porción relevante de los ingresos; en caso de querer ceder la imagen a una estructura fiduciaria, hacerlo al comienzo de la carrera.
Hay dos frases oportunas para este tema, de George Best, mítico jugador de fútbol del Manchester United, que a los 22 años había ganado dos Ligas Inglesas, una Champions y el Balón de Oro y quien, con toda su carrera por delante, se hizo adicto al alcohol, a las fiestas y a las mujeres, lo cual lo llevó a vagar de equipo en equipo hasta que debió abandonar el futbol: "Gasté mucho dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto lo malgasté". Y también dijo: "No mueran como yo".
El autor es abogado y fundador y CEO de Untitled
Martín Litwak