Dengue: buscan poner un límite a la venta de repelentes en los supermercados
Solo se venderán dos unidades por grupo familiar hasta que se normalice la situación; los fabricantes además se comprometieron a acelerar la importación del DEET; el boom de las marcas alternativas
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A pocos más de tres meses de la eliminación de los controles de precios, el Gobierno decidió avanzar con una regulación puntual para el mercado de repelentes. En un reunión con las principales empresas fabricantes del rubro, la Secretaría de Comercio les comunicó a las empresas la decisión de derogar la norma de Lealtad Comercial que le prohíbe a los supermercados limitar la venta de productos. La intención oficial es que mientras no afloje la epidemia del dengue se le ponga un cupo de dos unidades por grupo familiar.
En el Gobierno aseguran que se trata de una regulación de hecho, que ya están imponiendo los supermercados. “Está pasando de hecho”, explicaron en Comercio.
En los hechos, los supermercados ya aplican medidas parecidas para limitar la venta de algunos productos de alta rotación como aceites o leches, aunque los cupos están muy ligados a los acuerdos de precios. “Lo que se hace no es prohibir que una persona se lleve muchos productos sino fijar un ‘máximo sugerido por compra familiar’, que termina funcionando como un límite, aunque es verdad que legalmente es una zona gris. Esto era muy común con los acuerdos del tipo Precios Cuidados, pero en los últimos meses había perdido sentido”, reconocieron en un supermercado.
La decisión de poner un límite en la venta de repelentes les fue comunicada por el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, a los representantes de las principales empresas fabricantes: SC Johnson (Off!, Fuyi, Raid), Algabo (Vais) y Queruclor (Aktiol). Del encuentro también participó Unilever, aunque la compañía prácticamente abandonó la categoría el año pasado, cuando dejó de producir su marca LivOpen.
“Se trató de una reunión en buenos términos en la que les explicamos a los funcionarios que no hay producción que alcance cuando la demanda se multiplica seis u ocho veces. Es algo que no vimos en los últimos 20 años”, reconocieron en una de las compañías que participó del encuentro.
En la reunión con las autoridades de Comercio, las empresas también se comprometieron a agilizar la importación del DEET, el componente principal para la producción de los repelentes. Este insumo no se fabrica localmente y las tres empresas que participan de la categoría lo importan desde China o Japón.
Normalmente, la importación del DEET se realiza en barcos y toda la operatoria -desde que se hace el pedido hasta que el producto queda liberado en la Aduana porteña- demanda entre 60 y 90 días. Con la dramática situación que se vive en el mercado local, las empresas empezaron en las últimas semanas a importar el insumo en aviones. “Los costos por avión se multiplican por tres, pero tampoco es una operación que se puede hacer de un día para el otro. Haciendo la logística en forma aérea la importación demanda cerca de diez días”, explicaron en otra compañía.
Mercado consolidado
El mercado de los repelentes está controlado por la multinacional SC Johnson, que participa en este negocio con distintas marcas y presentaciones como Off (aerosoles y crema), Fuyi (aerosoles y tabletas) y Raid (tabletas). La participación de la firma ronda el 80% del mercado.
Hasta el verano pasado, la principal amenaza al liderazgo de Johnson era otra multinacional, Unilever, que desembarcó en este negocio en 2017 con el lanzamiento de LivOpen y esta temporada desapareció de las góndolas.
Tras la salida de Unilever, el segundo puesto en ventas se los disputan dos empresas nacionales. Una es Algabo, una pyme de Tortuguitas que se hizo fuerte en el último tiempo en el negocio de artículos de tocador y limpieza y que participa en la categoría repelentes con su marca Vais. La otra es Queruclor, la empresa nacional de los hermanos López que también es dueña de Querubín, Odex y Palmolive, que participa en la categoría repelentes con la marca Aktiol.
Creatividad argentina
Los faltantes de productos además explican la aparición de marcas más pequeñas y desconocidas por el gran público, como Doc Uffa -que la produce la empresa de tinturas Otowil- ¡Poff y Puff (no confundir, son dos marcas diferentes), Fush! (la marca pertenece a Esme, la firma dueña de la crema para el acné Barrocutina) y Basta Mosquito (la fabricación está a cargo de la firma Cosmética Millanel)
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