Falabella no es la única. Por qué las empresas se quieren ir del país
La decisión de la empresa chilena Falabella de poner en venta su operación en el país muestra que la lista de compañías internacionales que definieron dejar la Argentina durante la crisis generada por la pandemia de coronavirus no encontró todavía su punto final. La pregunta es cuánto de estas decisiones recientes responde al contexto actual de crisis, donde el Covid-19 es el factor central, y cuánto se vincula a condiciones estructurales de la Argentina.
Las aerolíneas, en una situación de extrema complejidad a nivel global, se destacaron entre las empresas con más cierres de operaciones confirmados, pero también aparecen laboratorios, supermercados y varias empresas vinculadas al negocio automotor. La decisión tiene matices en los distintos casos: mientras algunas empresas optaron por retirarse definitivamente del país, otras definieron mudar sus principales líneas de producción al extranjero o venderle sus instalaciones a una firma local.
"La pandemia es un elemento coyuntural importante a la hora de tomar la decisión de continuar o no en el país, pero lo veo más como un acelerador que como un fenómeno de causalidad", opina el consultor de empresas y director de Invecq, Esteban Domecq. Para el economista, la decisión final de las empresas responde a un análisis más profundo de sus posibilidades en la Argentina, donde no encuentran un horizonte de inversión, de desarrollo y de rentabilidad acorde a sus objetivos.
"La Argentina viene de ocho años de estancamiento económico, con cuatro fases recesivas y ahí es donde cae el coronavirus, que lastima a todo el mundo. Pero a la hora de pensar en la salida, las empresas no están viendo que la Argentina esté dando los pasos adecuados. Las medidas políticas y económicas que se toman atentan contra ese escenario de recuperación y eso está precipitando el éxodo de empresas grandes, medianas y chicas", apunta Domecq.
Entre las medidas que las grandes firmas identifican como "señales negativas", el economista menciona los estrictos controles de cambio y las restricciones a las importaciones, lo que -como en el caso de Falabella- complejiza profundamente el abastecimiento de stock, problema que ya empujó en el pasado a marcas extranjeras a dejar el país. Basta recordar las vidrieras vacías de las avenidas porteñas Alvear y Quintana cinco años atrás.
Julián de Diego, especialista en derecho laboral y titular del Estudio de Diego & Asociados, suma el costo laboral como un tema central que tienen en cuenta las empresas a la hora de planificar sus estrategias. Según dijo, en la Argentina ese costo es "el doble" que en Brasil y "el triple" que en Chile y México. "A eso hay que sumarle un costo invisible que deriva de los conflictos sindicales que puedan surgir", señala.
Sobre este escenario complejo, de Diego agrega el "paquete de medidas recientes que ha instrumentado el Poder Ejecutivo, paralizando despidos y duplicando las indemnizaciones". Todos puntos que, para el abogado, impiden que las firmas puedan determinar sus propias estrategias y "competir con total libertad".
Para César Litvin, tributarista y director del estudio Lisicki Litvin & Asociados, hay dos factores tributarios que se potencian mutuamente y que pesan en las empresas a la hora de definir sus planes en el país. Por un lado, la informalidad existente en la Argentina. "Estas grandes empresas no están en la informalidad, pero sus pequeños competidores sí, lo que genera una competencia desleal por el costo adicional que genera la carga tributaria", explicó.
Por otro lado, menciona la carga fiscal en sí, que en la Argentina representa el 32% del PBI, una de las más altas de la región. "Si a esa presión fiscal objetiva le agregamos los condimentos de la informalidad y la inflación, para quienes pagan impuestos la presión efectiva termina siendo cercana al 50%", precisó.
Litvin considera que la Argentina debe "entrar en una etapa de competitividad tributaria". "Si no se seguirán perdiendo inversiones, lo que genera un círculo vicioso: menos inversiones y por consiguiente menos empleo, menos consumo, menos actividad económica, más pobreza, más planes sociales y más gasto público", enumeró.
Sin embargo, cree que el Presupuesto que se presentará mañana no da un mensaje auspicioso, sino todo lo contrario: augura más presión sobre el sector productivo.
Para los expertos, la decisión de las empresas de irse del país o relocalizar el núcleo de sus operaciones tiene que ver en algunos casos también con la búsqueda de un escenario en el que sea posible proyectar a mediano o largo plazo. Es decir, de mayor seguridad jurídica. "Si el problema fuera la pandemia, la relocalización no serviría de nada", sintetiza Miguel La Vista, tributarista del estudio La Vista Casal, para quien la Argentina se caracteriza por sus "mecanismos imposibles de prever".
Desde el punto de vista estrictamente fiscal, La Vista mencionó la presencia de tributos muy "particulares", como Ingresos Brutos e Impuesto al Cheque, "que se aplican aún cuando hay pérdidas y a tasas muy altas".
Además, señaló que algunas herramientas que podrían ayudar a las empresas extranjeras a permanecer en el país, como la moratoria aprobada para pagar cargas sociales e impuestos en cuotas, con beneficios de reducción de intereses y eliminación de multas, "discrimina a las empresas que tengan activos en el exterior", porque las obliga a repatriar el 30% de sus activos. "Es algo que en algunos casos es imposible de hacer, porque no es dinero que esté en cuentas sino invertido", apuntó.
Todos estos factores aparecen a la hora de analizar los motivos por los que, en los seis meses de la pandemia, las siguientes firmas hayan decidido afectar su presencia en el país.
Latam
En junio último, y luego de varios meses de negociación con el Gobierno y los sindicatos del sector para intentar buscar alternativas que le permitieran sobrellevar la crisis, Latam Argentina anunció formalmente que dejaba de operar vuelos de cabotaje en el país. La empresa había comenzado sus operaciones locales hacía 15 años y era la más importante en cuota de mercado, solo por detrás de Aerolíneas Argentinas.
La decisión del holding, que seguirá operando vuelos internacionales a Buenos Aires desde las filiales de otros países, implicó la pérdida de los puestos de trabajo de 1715 personas.
Air New Zeland
La compañía Air New Zealand fue la primera en confirmar, en abril pasado, la decisión de levantar su operación internacional en la Argentina, como parte de un plan más amplio de adaptación al contexto global de crisis.
La aerolínea, que había comenzado a operar en el país en diciembre de 2015 y mantenía hasta cinco frecuencias semanales en temporada alta, determinó suspender la ruta Auckland-Buenos Aires, lo que generó la pérdida de la única conexión directa que tenía la Argentina con Oceanía. Tenía, en sus oficinas en el país, 14 empleados.
Emirates
Si bien en un primer momento la empresa había programados vuelos a partir de los primeros días de septiembre, fecha en la que la industria esperaba poder retomar la operación, luego Emirates anunció que, por el momento, no tiene planes para volver a Buenos Aires, pero tampoco a Río de Janeiro y a Santiago de Chile.
"Buenos Aires es una de las muchas ciudades en donde las operaciones de Emirates permanecen suspendidas debido a las restricciones actuales de viaje o vuelo relacionadas con la pandemia Covid-19. Emirates sigue comprometido con la Argentina y esperamos reiniciar nuestras operaciones en Buenos Aires cuando sea comercial y operacionalmente factible hacerlo", informaron oficialmente en agosto pasado.
Qatar Airways
La aerolínea confirmó a fines de agosto que dejaría de volar su ruta entre Buenos Aires y Doha y que solo mantendría su operación de carga en el país. La empresa de origen catarí, muy fuerte en el traslado de ejecutivos entre la Argentina y países asiáticos, volaba al país desde 2010 y contaba con alrededor de 20 empleados en sus oficinas en el país.
Según explicó la compañía, la decisión se tomó "debido al impacto global en las aerolíneas y las condiciones negativas del mercado actual".
Pierre Fabre
El laboratorio multinacional de origen francés Pierre Fabre, dueño de marcas de dermocosmética como Avène y Ducray, vendió su planta en la localidad de Virrey del Pino a otro laboratorio argentino, Sidus. La firma determinó continuar con un esquema mixto de importación y producción local, y el comprador se hará cargo de la fabricación de los productos de origen nacional.
Pierre Fabre es el segundo laboratorio dermocosmético a nivel mundial y el segundo grupo farmacéutico privado francés. Nació en la región de Occitania y dispone de filiales y oficinas en 47 países y distribuye sus productos en más de 130 países.
Axalta
A principio de julio, la empresa estadounidense Axalta, que se dedica a la producción de pinturas para automóviles, informó que abandonaría por completo sus operaciones en la Argentina a causa de la crisis local. La decisión implicó el cierre de su fábrica y oficinas administrativas ubicadas en la localidad bonaerense de Escobar, donde trabajaban cerca de 100 empleados.
"A pesar de que buscamos ejecutar todas las posibilidades a nuestro alcance para mantener nuestras operaciones en el país, la evolución de la pandemia ha sido insostenible para nuestro negocio en la Argentina", explicó la empresa, cuya planta había sido inaugurada hacía sólo tres años, en enero de 2017, con una inversión de US$18 millones.
La producción, de la Argentina a Brasil
Basf
En junio, la empresa alemana Basf informó su decisión de mudar la producción de pinturas automotrices OEM de su planta de la localidad de Tortuguitas, partido de Malvinas Argentinas, a Sao Bernardo do Campo, Brasil, en el segundo semestre de 2021.
Según comunicó la firma, el cierre de la producción del site Tortuguitas afectará a aproximadamente a 60 colaboradores del área de producción de pinturas automotrices y posiciones funcionales y de servicio que responden al proceso productivo.
Basf aclaró que esto no significa que abandonará el mercado argentino, y que seguirá abasteciendo de pinturas automotrices al país desde Brasil. Según explicaron, "la relocalización de la producción de pinturas automotrices OEM responde a un cambio de estrategia que busca optimizar la producción a nivel regional".
Saint- Gobain Sekurit
La autopartista de origen francés Saint- Gobain Sekurit, fabricante global de parabrisas, cerró en julio su planta de la localidad de Campana lo que implicó la desvinculación de 150 trabajadores. La empresa decidió mudar la producción a Brasil, desde donde apunta a seguir atendiendo al mercado argentino.
Sin embargo, la empresa asegura que continúa operando en el país mediante sus instalaciones en Tortuguitas, donde tiene un depósito. "La empresa suspendió la producción del segmento OEM Original Equipment Manufacturer (vidrio automotriz) en Campana, manteniendo todos los activos industriales en el país, esperando una posible recuperación del sector automotriz. Estas medidas fueron necesarias para garantizar la sostenibilidad de la operación en Argentina", aclararon.
Buscan comprador
Walmart
Otra firma que tiene colgado el cartel de venta es Walmart. La cadena de supermercados más grande del mundo busca sumar un socio o comprador para sus operaciones locales y con este objetivo le entregó un mandato de venta de su filial argentina al banco Citibank. La lista de interesados incluye a jugadores internacionales y algunos locales. En la casa matriz de Walmart en Bentonville, Estados Unidos, reconocieron la búsqueda de un socio para su negocio en la Argentina, aunque precisaron que la operación entró en un impasse por la pandemia. Según trascendió, la intención de Walmart es cerrar algún tipo de acuerdo con algún jugador que no tenga operaciones en el mercado local de supermercados.
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