Cuatro sectores que podrían alentar un crecimiento de largo plazo en el país
Recursos. Recurrentes crisis económicas, como la actual, no permiten desarrollar visiones de futuro; más allá de eso, los analistas creen que, con ciertas condiciones, hay segmentos con elevado potencial
El economista y expresidente del Banco Central, Mario Blejer, reabrió semanas atrás un viejo debate sobre la visión de la Argentina como un país rico. Es una "fábula", dijo en una entrevista con LA NACION. Y explicó: "Los países ricos son los que pueden ofrecer un nivel de vida alto a sus ciudadanos. Porque si ser rico significa tener recursos naturales, Suiza sería pobre. Hay recursos naturales que hay que saber explotarlos, pero no es lo único". Más allá de la discusión sobre las posibilidades reales del país, las recurrentes crisis alimentan coyunturas que impiden desarrollar una visión a futuro.
¿Cómo es el mapa de la producción para los próximos años? ¿Qué actividades podrían agregar trabajo y valor? Analistas consultados por LA NACION dieron su visión sobre los desafíos y las oportunidades de cuatro sectores en particular.
El poder del conocimiento
Las nuevas tecnologías y el desarrollo del software se presentan como una oportunidad destacada, según coinciden en señalar los analistas. En 2017, el software argentino logró exportaciones récord, por un total de US$1699 millones, según el Observatorio Permanente de la Industria de Software y Servicios Informáticos (Opssi). Los servicios basados en el conocimiento representan 8,3% del total de bienes y servicios vendidos al exterior y explican el 6,5% de los puestos de empleo asalariados.
"Menos de 10% de las empresas conocen los beneficios de las tecnologías de la cuarta revolución industrial; el sector del software es pequeño, hay pocas empresas dinámicas con talento que deberían expandirse y crecer", describe el economista Ramiro Albrieu, investigador principal del área de desarrollo económico del Cippec . "Hay una incógnita sobre cómo hacemos para conectar al sector del software con la economía; los países que logran un crecimiento sostenido son los que consiguen esas conexiones", afirma. Pero existe un "cuello de botella" cuando se trata de encontrar trabajadores capacitados. "Hay que modificar el esquema de formación de habilidades", sostiene Albrieu.
"El problema central para seguir creciendo es la falta de mano de obra calificada: si tuvieras 200.000 personas especializadas, hoy tendrían trabajo ahí, pero no las tenés", agrega el economista Bernardo Kosacoff, docente de las universidades de Buenos Aires (UBA) y Di Tella. Pese a ello, considera que en la Argentina "se pueden hacer cosas muy sofisticadas con las pymes, algo que solo ocurre en 10 de los 200 países en desarrollo; no cualquiera puede tener empresas como el Invap, que vende reactores nucleares por millones de dólares a Holanda y Australia".
La escasez de profesionales traducida en números indica que un 16% de los trabajadores en la Argentina posee habilidades tecnológicas, mientras que Estados Unidos tiene un 33% y Alemania o Japón alcanzan cifras cercanas al 40%. "Para acelerar el cambio tecnológico tenés que readaptar el cambio de los trabajadores", insiste Albrieu. Y agrega: "Hay empresarios que creen que la inteligencia artificial es un robot que va a ocupar empleos".
Según las conclusiones de un estudio del Cippec, el crecimiento podría acelerarse entre 1% y 1,5% anual en las próximas dos décadas, un número significativo, por el poder disruptivo de la tecnología. Sin embargo, Albrieu equipara las oportunidades con el reloj de un taxi en marcha: "Son cada vez más cortas las ventanas de oportunidad, se pagan costos en términos de crecimiento por no acelerar; el statu quo no es una opción, hay un llamado urgente, no se puede esperar 5 o 10 años porque el mundo no va a esperar", dice.
"Estos años han sido trágicos para la producción: desde 2008 no crecemos, se invierte poco, se innova casi nada, no se califican los recursos humanos y la productividad no ha crecido. Podría ser escéptico, pero en términos de potencial la Argentina tiene capacidad de producir cosas muy sofisticadas", analiza Kosacoff y lo justifica al destacar el desarrollo que durante la última década tuvieron "un centenar de empresas dedicadas a la producción de software y servicios, con exportaciones por US$9000 millones".
"El desarrollo del software puede cambiar el estado tecnológico y la matriz productiva porque tiene un doble rol: consigue divisas, genera empleo de alta calidad y aporta trabajo; es ahí donde hay que poner el foco", sostiene Albrieu.
Alimentos al mundo
Como ejemplo de sector dinámico que comprende este fenómeno Albrieu cita al agropecuario: "Hay mucha innovación, si vas al campo ves Primer Mundo". La Argentina elabora alimentos para más de 400 millones de personas y es el mayor productor per cápita de la región. "Podemos producir para 600 millones de personas en los próximos 10 años", afirma Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal).
"En 2011 llegamos a exportar US$30.000 millones de alimentos industrializados contra una importación de solo US$1500 millones; en términos de balanza comercial el sector tiene un impacto tremendo", afirma. En cuanto a lo laboral, la industria tiene entre 400.000 y 500.000 empleos directos. "Pero la integración vertical aguas arriba y abajo hace que lleguemos a 1.500.000 personas involucradas en todo el proceso, desde la siembra hasta la logística", afirma Funes de Rioja.
En cuanto a los desafíos, menciona "una presión impositiva acumulada de 40% para alimentos y de 50% para bebidas, lo que representa un castigo fenomenal; y el costo de la logística es tres veces superior al internacional".
Más allá de las dificultades, en el sector se muestran optimistas. "Se puede producir un giro copernicano en cinco años; andando mal exportamos cerca de US$26.000 millones. La industria alimentaria es una oportunidad de carácter permanente", dice Funes de Rioja.
Un boom de recursos
Una roca a 3000 metros de profundidad, gestada en el período Jurásico, se extiende debajo de Neuquén, parte de Mendoza, Río Negro y La Pampa. Vaca Muerta es la segunda reserva de gas y la cuarta de petróleo no convencional del mundo. De los 30.000 kilómetros cuadrados que abarca, se explotó solo un 2%.
Trabajan 31 empresas, que producen 25 millones de metros cúbicos por día. Entre octubre de 2017 y 2018, la producción de shale creció un 243% y representa el 15% de la producción de petróleo no convencional. Las cifras de producción explican la reciente reversión energética. "La Argentina tenía en 2015 un déficit de US$9000 millones, con una pérdida total acumulada de US$15.000 millones, mientras que este año se logró el equilibrio, con un cambio energético muy importante", afirma Kosacoff.
Para el exsecretario de Energía Alieto Guadagni, Vaca Muerta "puede incrementar su producción en los próximos años hasta un 50%, pero dependerá de las decisiones de inversión. A través de los 5500 kilómetros de la Cordillera de Los Andes y con una tercera parte del total de la producción, "Chile exporta 10 veces más productos mineros que la Argentina, con recursos por más de US$35.000 millones, mientras que nosotros generamos entre US$2000 y US$3000 millones", explica Guadagni. Y sostiene que hay 14 provincias con enormes posibilidades, de Jujuy a Tierra del Fuego. "Las exportaciones de la Argentina no superan los US$70.000 millones, si se añadieran US$30.000 millones por la minería sería un boom impresionante", asegura.
El economista cree que se necesita "un cambio de actitud" y destaca que "hay un razonamiento ambiental equivocado". Cita la producción en países como Canadá, EE.UU., Australia, Colombia, Perú y Ecuador. Y se lamenta: "Somos los únicos con problemas, cuando es posible desarrollar minería sustentable".
En relación con las energías renovables, destaca que "por primera vez crece más la producción de energías limpias que las sucias; la energía eólica y solar representan actualmente menos de 8% del total de la generación y, aunque tienen gran potencial, todavía son muy incipientes". Y pone el acento en las hidroeléctricas.
"La Argentina no demuestra interés en la mejor obra hidroeléctrica del mundo en el Alto Paraná, el Pindoi, que podría convertirse en la más grande del planeta". Y afirma: "Un kilovatio instalado puede costar allí menos de US$3000, mientras que el Gobierno ha contratado energía nuclear por más de US$7000, por un acuerdo con China".
"Hay que enfocar los temas con profundidad y no dejarse llevar por eslóganes", enfatiza. En referencia a la producción de litio, conocido como el oro blanco, la Argentina concentra en Catamarca, Salta y Jujuy el 16% de la producción mundial, detrás de Australia, con el 40%, y de Chile, con el 33%. Durante los próximos años el negocio global podría escalar hasta los US$7700 millones. El mineral es clave para fabricar baterías y se extrae de los salares del norte del país, que integran el llamado "triángulo del litio", junto a Bolivia y Chile. Se espera que el pico de demanda llegue en siete años. "Tiene mucho potencial, pero todavía no sabemos bien cómo va a ser el mercado global, puede generar renta pero no mucho empleo", asegura Albrieu.
Argentina for export
En los últimos años el turismo se transformó en el cuarto complejo exportador, detrás de las oleaginosas, los cereales y la industria automotriz, con ingresos por US$5400 millones en 2017 y por US$5900 en 2018.
"La Argentina no va a dejar de crecer hasta los 9.000.000 millones de turistas a fines de 2020, una cifra nunca antes alcanzada", sentencia Gustavo Santos, secretario de Turismo. La cifra es ambiciosa, pero no lejana: fueron 6.600.000 visitas en 2017, y 7.000.000 el año pasado. Actualmente, el turismo aporta 1.100.000 puestos de trabajo, 5,5% del empleo nacional y, según Santos, "va a seguir creciendo en alrededor de 300.000 nuevos puestos en los próximos años".
Desde la Secretaría estiman que para fines de 2020 el sector empleará a cerca de 1.500.000 personas. "El turismo tiene una virtud extraordinaria, desarrolla en toda la Argentina la más federal de las actividades productivas", destaca Santos e indica que el movimiento entre turismo interno y receptivo alcanzó los US$15.200 millones en 2017.
"La Argentina ha planteado convertirse en un reservorio de naturaleza y para ello se crearon el año pasado 6 parques nacionales, la mayor cifra desde 1947. Apuntamos a duplicar la superficie de parques naturales, porque ese posicionamiento nos va a hacer muy fuertes en el futuro con un turismo global que va a demandar naturaleza", afirma el funcionario.
Según la Organización Mundial de Turismo (OMT), uno de cada 6 empleos en el mundo estará vinculados al turismo en el futuro. En la próxima década, según se estima, habrá 1800 millones de viajes en el mundo. "América del Sur en general y la Argentina en particular pueden captar ese crecimiento del turismo", se entusiasma Santos.
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