Cuatro historias de quienes emprendieron para lograr un cambio
1 Ayudar a llegar al techo propio
Rubens Menin Teixera de Souza decidió modificar el modo de acceso a la vivienda de los brasileños. Tenía 21 años cuando creó la empresa constructura MRV. Hoy tiene 24.000 empleados y ya construyó más de 300.000 hogares. Uno de cada 200 brasileños vive en una propiedad construida por su empresa, que está presente en 150 ciudades. Para él, el emprendedorismo está atado a la búsqueda de un mundo mejor.
"Los emprendedores son personas dispuestas a tomar riesgos para llegar a un objetivo", asegura. "El impacto que genera en una sociedad el hecho de que sus ciudadanos puedan acceder a la primera vivienda es enorme. Por eso siempre digo que nuestro negocio no es solo el desarrollo económico sino el desarrollo social: las familias que tienen casa propia tienen más dignidad y pueden perseguir nuevos sueños".
Para él, los 40 años en los que lleva al frente de su empresa fueron de innovación y de modificaciones constantes, pero está convencido de que los próximos cinco años, con la velocidad con la que avanzan las tecnologías, el cambio va a ser mucho más rápido y vertiginoso.
Por eso, hacia el futuro, está enfocado en un plan de inversión de US$246 millones que se destinarán a desarrollar el mayor proyecto de energía solar en Brasil.
Y con el pensamiento puesto en quienes podrían tener sus propios planes afirma: "Lo que deseo es que los jóvenes nunca abandonen sus sueños y que luchen por ellos, solo así podrán hacer la diferencia. Muchas veces el emprendedorismo no es el camino más fácil, pero con certeza es el más gratificante".
2 Transformar residuos en energías
Nacido en Cartagena, Colombia, Humberto Rodríguez sintió el impacto de la contaminación en su ciudad y decidió, luego de estudiar arquitectura en Estados Unidos, intentar resolver ese gran problema. "La contaminación está asociada a la pobreza", sintetiza. Montó entonces su empresa en 1996 con el objetivo de minimizar las consecuencias nocivas de los residuos en su país. Su idea, que lo llevó a buscar financiamiento en el exterior, empezó a crecer en una oficina de 62 metros cuadrados. Hoy, con Grupo Sala, dedicado a ofrecer soluciones ambientales, es uno de los líderes en el sector y maneja el 35% del mercado industrial de Colombia.
Su foco, durante más de 22 años, fue trabajar en la minimización del impacto ambiental de los residuos. Con el tiempo, luego de atravesar varias etapas y de recorrer las economías más avanzadas en este tema, su meta viró hacia es el waste to energy: lograr que la basura se convierta, a través de un proceso de biodigestión de bacterias, en energía.
"Hay varios modelos en el mundo, pero los más avanzados hoy están en Alemania. Suiza, en tanto, logró impactar fuerte en las sociedades a través de su campaña "El que contamina paga".
Consciente de que la educación es uno de los pilares fundamentales de la transformación social, Rodríguez desarrolló además el plan de "Aulas ambientales", unos espacios educativos donde recibe cerca de 5000 niños al año, de entre 10 y 15 años. "Cuando uno trabaja en ecología tiene que trabajar para el futuro. El resultado de lo que uno hace no se ve hoy sino dentro de muchos, muchos años".
3 Soñar con dormir (y vivir) mejor
José Rosenberg vivía solo con su mamá viuda y sus cuatro hermanos en Temuco, al sur de Chile, en un ambiente con muchas carencias. A los 10 años buscaba chatarra entre la basura para vender y ayudar en la casa. Con el tiempo, se anotó como cadete en la Fuerza Aérea y aprovechó ese espacio para revender productos de todo tipo. Y fue cuando revendió un colchón que vio allí una punta para su negocio.
"Me agarró tan fuerte que hasta soñaba con colchones y resortes. Me imaginaba todo lo que podía hacer", recuerda. Hasta que un día compró un colchón, lo desarmó y se propuso mejorarlo. Pasaron los años. Ascendió a teniente. Y decidió retirarse. Junto a su mamá y su hermana mejor, la idea de José Rosenberg cobró forma.
Hoy, Colchones Rosen es líder en gran parte en América latina, tiene presencia en ocho países y más de 3500 empleados. Fabrica más de 4000 colchones al día.
"La clave fue que vendí durante un tiempo colchones de muy buena calidad a precios más bajos que la competencia", explica. Con el tiempo, la inversión en nuevas tecnologías que permitían mejorar notablemente la calidad de los productos, lo posicionó como referente.
"La clave para mí fue mantener la empresa como algo familiar. Todos los libros lo desaconsejan, pero yo no solo metí a mi familia sino a la de los empleados. Hay una cultura muy fuerte. Mis empleados están todos muy unidos y ese buen clima contribuye al trabajo. Somos referentes por ser diferentes", explica el hombre que, a los 80 años, cambia el colchón todos los meses.
4 Rescatar y rediseñar un negocio
Si hay un commodity hoy en las calles del mundo, esa es la campera inflada que pesa apenas unos gramos. Y esa campera tiene un nombre: Moncler, la marca italiana, fundada en 1952, que desarrolló ropa deportiva para altas temperaturas de muy buena calidad. Pero los desmanejos financieros la llevaron a estar al borde de la quiebra, hasta que Remo Ruffini la adquirió en 2003 y la reposicionó como la gran marca por la que japoneses hoy hacen una cuadra de cola en su local de Milán y a la que el segmento fashion del mundo entero se ha dedicado a copiar.
Ruffini fortaleció la marca y reposicionó su producto. Hoy la frma tiene ingresos por más de US$1200 millones. Entre sus logros figura la salida a la Bolsa de Milán en 2013: en el primer día las acciones treparon un 43%. Una de sus apuestas fue cambiar la percepción del producto estrella, la campera liviana, y reposicionarla como "la campera de los US$1000": un producto de lujo accesible, que combinaba tradición con calidad. Desde entonces, el crecimiento fue total.
"Para mí la clave está en la unicidad. Esa unicidad se ve en nuestras vidrieras, en nuestro producto, en nuestros locales, en cómo atienden nuestros empleados, en nuestra campaña y nuestro sitio online", asegura. Moncler ya tiene presencia en Brasil y en breve abrirá un local en México. América Latina está en el foco de la expansión prevista para sus próximos años.
"Trato de tener mi propia visión. Yo no sigo la moda ni el mundo fashion. Porque si uno está muy a la moda, al tiempo desaparece. Por eso no hago rebajas ni descuentos. Mis productos duran para siempre", sintetiza.