Mercado del arte: Cuando los pesos queman, se disparan las ventas
La feria arteBA batió todos los récords dejando en claro que hay un cambio en la relación del público con el arte y una visión generalizada de que se trata de un “valor refugio”
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Cerró con ventas récord una nueva edición de arteBA, que celebró en Costa Salguero la 32° edición y la primera del Premio al Coleccionismo que fue para Eduardo Costantini, fundador de Malba, empresario y personalidad de la cultura. Lo que va de aquella primera edición de arteBA en el Centro Cultural Recoleta a esta feria llena de caras jóvenes, nuevos compradores y otro montaje no es solo tiempo.
En estos años cambió el lugar del arte en la agenda del público y el mercado lo sabe. El Malba es parte del paisaje de la ciudad, pero, sobre todo, ha sido en estos 22 años de existencia un formador de opinión, una puerta grande para el arte y Costantini, un influencer.
A su imagen y semejanza crecieron colecciones como la Alec Oxenford, que en estos días se exhibe en San Pablo como antes lo hizo en Río de Janeiro, en la espiral diseñada por Niemeyer. Los galeristas coinciden con el éxito de la feria. “Se respiró una atmósfera de optimismo, y gran profesionalismo para colgar las obras y para elegir qué y cómo mostrar”, opina Orly Benzacar, quien tuvo constante recambio de obras en su espacio. Otro tanto opina Norma Quarrato, galerista histórica de Palatina, que vendió una de las obras estrella de la feria Juanito Laguna pescando, de Antonio Berni, una de esas perlas que ya no se encuentran en el mercado.
Más allá del buen balance, el cambio radical está en la relación del público con el arte, hay más cercanía, más conocimiento y crece el valor agregado del arte como señal de status. Sin contar el deseo que aviva la abstinencia de feria presencial tras los años de pandemia.
La gente habla de “valor refugio” y de “refugio emocional”, pero hay más. Nadie se quiere quedar con los pesos que queman en la mano y muchos quieren vivir con arte. Es la tendencia, acá y en el mundo. En este momento, por los menos cinco desarrolladoras han decidido incorporar arte en sus proyectos, un modelo en el que fue pionero, también, Costantini cuando compró las esculturas de Jeff Koons para Oceana, su gran proyecto en Bar Harbor, Miami. En línea está el Premio Azcuy para sus torres de Caballito, en asociación con el Museo de Arte Moderno, y vale recordar dos visionarios como Alan Faena y Jorge Pérez, que lo hicieron en Miami y en Puerto Madero con notable éxito.
El último eslabón de esta cadena virtuosa de arte más metro cuadrado, que resulta un factor dinamizador del mercado, es el megaproyecto Udaondo, en los terrenos que fueron del Tiro Federal, vendidos en US$150 millones. Promete ser el más fabuloso negocio de real estate de la ciudad. Está prevista la construcción de tres torres ensambladas y un hotel, un total de 160.000 m2 con variables de usos, prestaciones, servicios, amenities, que elevaría el precio del m2 a 7000 dólares. La presentación de Udaondo, proyecto de Aisenson, se hizo en Casa FOA en el edificio que fue del Tiro Federal, con obras de Marta Minujín, Daniel Joglar, Hernán Marina, Marcela Cabuti, Eduardo Basualdo y Gachi Hasper, convocados por el comunicador Alvaro Rufiner. En el balance de arteBA 2023, se destaca el compromiso de la Fundación Santander, main sponsor de la feria, que dobló la apuesta con un gran espacio de exhibición.
Queda pendiente la presencia internacional de museos y coleccionistas, que fueron en otros tiempos animadores activos de arteBA. Ahora la feria perdió su status internacional pero como contrapartida creció el protagonismo federal, más galerías del interior y más ventas para museos provinciales. Y last but not least los valores, por la razones obvias de una economía en terapia intensiva, están a tiro. Imposible empardar la relación calidad-precio que se da hoy en el mercado argentino.