Crisis gastronómica. Cerró La Porteña, histórica parrilla de San Isidro y Pilar
La histórica parrilla La Porteña se sumó a la lista de restaurantes que debieron cerrar definitivamente sus puertas por la pandemia. Bajó la persiana durante la cuarentena en sus dos sucursales, Pilar y San Isidro, y no las volverá a subir, según confirmó a LA NACION Alberto Díaz, fundador y propietario de ambos locales.
La cadena nació hace 26 años en San Isidro, en la avenida Fondo de la Legua. Luego, en 1999, abrió en Pilar, en la colectora de la Panamericana. Hace siete años, Díaz vendió el fondo de comercio a un grupo inversor, pero conservó los locales.
"Esto ya venía mal desde hace unos años. La gastronomía sigue la caída general de la economía del país. Llegamos a la pandemia complicados y se hizo esfuerzo por mantener fuentes de trabajo. Pero fue calamitoso", relató el empresario gastronómico.
La decisión se terminó de tomar ayer. Díaz no cobraba el alquiler desde marzo y la empresa había solicitado la ayuda del Gobierno y no la quería cortar. El negocio, que suma unos 130 empleados entre ambas sedes, se sostenía sin expectativas de apertura. Pero el final estaba anunciado y llegaron los telegramas de cese de actividades. "No había posibilidad de seguir, no estaban facturando. En gastronomía, un fin de semana malo es un problema, imagínate cuatro meses", explicó Díaz, para quien tampoco había horizonte de mediano plazo: "No sabés cuándo volvés a abrir. Y si abrís, nada te garantiza que vas a vender, seguro tenés un 70% de caída de ventas. Esto no se normaliza hasta agosto de 2021".
El de La Porteña no es un caso aislado, y Díaz lo sabe. "No es distinto al de otras tantas empresas del sector, que pagan alquileres de locales y tienen costos altos. Las pymes están a la buena de Dios, todos se llenan la boca diciendo que son importantes, pero cuando llega el momento, ¡bien gracias!", concluyó.
Es que los restaurantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), con una de las cuarentenas más estrictas de país, fueron de los que más sufrieron las consecuencias de la actividad paralizada. Se calcula que un restaurante promedio no llega ni al 20% de su facturación vía delivery.
Con las sucesivas extensiones de la cuarentena por el Covid-19, los cierres definitivos de históricos y reconocidos establecimientos en distintos barrios se volvieron una noticia casi diaria.
El pronóstico es que un 40% de los bares, restaurantes y confiterías porteñas no sobrevivirán, lo que equivale a más de 3000 establecimientos que emplean a unas 24.000 personas, según cuenta Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés.
Entre los lugares más emblemáticos que cerraron durante la pandemia se encuentran Sottovoce y La Parolaccia de Puerto Madero; La Bistecca de San Isidro; El Rey del Vino y el Bodegón El Trapiche; el bar notable La Flor de Barracas y el restaurante del Barrio Chino Hong Kong Style.
Por su parte, el titular del sindicato de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra), Luis Barrionuevo, dijo que la pandemia "está arrasando" con su actividad.
"Tenemos entre 15 y 20 restaurantes de renombre que cierran por día. Habrá más casos. Ya tenemos 8000 empresas que no van a abrir más. Las más golpeadas son las pymes, como los cafés y las parrillas. De las 45.000 empresas, con suerte quedarán de pie 25.000", aseguró en diálogo reciente con LA NACION.
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