Cris Morena: su nueva tira y por qué cree que la rebeldía “es una palabra maravillosa”
Reconocida por su ojo para descubrir y desarrollar artistas, Cris Morena participó del ciclo Management 2030, desarrollado por LA NACION y compatió su visión sobre los talentos de hoy, también adelantó su intención de desembarcar con Otro Mundo en destinos como México, Miami y Madrid
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Reconocida mundialmente como compositora musical, empresaria, directora y productora de televisión y teatro, y descubridora de talentos infantiles y juveniles, como Lali Espósito y Peter Lanzani. Creadora de formatos que hoy siguen siendo un suceso y viven en el recuerdo de millones de personas de todos los idiomas, como Casi Ángeles, Floricienta, Rebelde Way, Verano del ‘98, Chiquititas y Jugate Conmigo. Esa magia, que marca su impronta, que quedó impresa en cada producción y con la que conquistó a más de 9 millones de espectadores solo en teatros y estadios de la Argentina, fue la que María Cristina de Giácomi -más conocida como Cris Morena- apuntó a contagiar en el cuarto capítulo del ciclo Management 2030.
Números que den cuenta del carácter especial que la envuelve no faltan: 600 canciones editadas, 73 álbumes musicales editados con más de 14 millones de copias comercializadas solo en Argentina, más de 6 millones de revistas vendidas en el país, 13.500 horas de televisión en horarios estelares y 70 premios nacionales e internacionales. A partir de esa espalda, Cris Morena creó “Otro Mundo”, un espacio de aprendizaje creativo y un semillero de artistas, cuatro años atrás. Ahora, de cara al lanzamiento de su nueva producción, “Margarita” y en diálogo con José del Río, secretario general de Redacción de LA NACION, deshilvanó su visión sobre los talentos de hoy. “Sin pasión y sin corazón no hay nada”, afirmó.
- ¿Cómo ves el talento en esta época, a partir de Otro Mundo?
- Otro Mundo es un proyecto que nació hace cuatro años, en el que los chicos que arrancaron -que son “los fundadores”- están ahora terminando. Estoy viviendo algo mágico e increíble. Lo primero que hicimos con nuestro equipo fue poner un papel gigante en la pared y escribir qué palabras sirven y cuales ya no tienen sentido. No hablemos más de educación, sino de aprendizaje. El aprendizaje viene de la naturaleza, de los sentidos. ¿A vos te educan para caminar? No, quizás te dan una mano. La vida es aprendizaje desde el segundo que naces, como te recibe este mundo, en los brazos de tu madre o de una enferma a la que le importás o no, hasta el último instante en que te vas, el último suspiro. Educación es una palabra tan antigua que no la puedo escuchar.
-¿Y qué opinás de la palabra “talento”?
-Talento es talento. Es fundamental encontrar la pasión en una persona, para lograr que ese talento, grande o pequeño, se explore desde todos los lugares, equivocados o no, y se le dé las posibilidades para abrirlo y sentir que todo lo que hace tiene valor. Todo lo demás, la cantidad de materias que se estudian, cosas en vano, horas perdidas y ganadas en el universo, no lo entiendo.
-¿Cómo ponemos estos conceptos en contexto?
-Yo los pongo en contexto a partir de mi experiencia. Otro Mundo es una gran experiencia. Antes hacía proyectos rebeldes, mostrando hacia donde yo iba. Toda la vida fui una rebelde. Para mí, “rebeldía” es una palabra maravillosa. Si yo no hubiera tenido ciertas problemáticas en mi niñez, cosas que pasaban en mi casa, que fueron durísimas y que pude atravesar, no me hubiera convertido en lo que soy. Hoy, agradezco cosas que me parecían enloquecedoras cuando era chica, pero que me forzaron a tener un corazón más fuerte que todo lo que pasaba alrededor. Hoy y a esta edad puedo decirlo. En ese momento, lo sufría y, quizás, a mucha gente lo hubiera tirado abajo. Yo nací con la resiliencia, que se enseña, no se educa.
-¿El planteo sería que hablemos de “enseñar”, en lugar de “educar”?
-Dicen que un maestro es el que te toca el corazón. Ese es el tipo de maestros que necesitamos. De chicos, todos hemos estado entre cuatro y ocho horas metidos en un lugar, generalmente ni cómodo ni lindo. Los colegios tienen que ser mágicos, tienen que ser como el mundo de Harry Potter. Esa magia yo la volqué en Otro Mundo. Alguien quizás se pregunte por qué no hice un aula, si es un espacio enorme de 600 metros. Pero la realidad es que necesito esa comunidad, que el chico se tira en un almohadón, mientras que otro esté tocando guitarra y otro un piano, que haya un árbol gigantesco en el medio -que no es verdadero, sino hecho maderita a maderita y de una creatividad total-, que esté la mancha de “Jugate Conmigo” realzada. El aprendizaje tiene que ser mágico. Los chicos me dicen “acá soy libre”.
-¿Qué es ser libre?
-Supongo que tiene que ver con poder elegir, con poder caminar hacia donde querés, mirar y sentir lo querés, optar por lo que te hace bien. Ser libre es estar cómodo, es estar feliz y lleno de luz. Cuando eso no existe… me aterra por nuestros jóvenes y niños, no solo en la Argentina sino en el mundo entero. Hoy seguimos hablando de educación… a mí me educaron para comer bien, por ejemplo, agarrando correctamente los cubiertos. Pero esa no soy yo; esa es una parte mía, a la que han educado para ser amable.
-Hablás de enseñanza, en lugar de educación. Pero también hablás de constancia. ¿Cuál es el término?
-Aprendizaje. Encarar a la persona que está aprendiendo como el centro de todo. Como maestro, guía o adulto, encaro al ser humano -que tiene entre 7 y 26 años- como si fuera el centro de mi vida y de nuestro equipo. En Otro Mundo vivimos magia. La magia es todo lo que sale de lo convencional, todo lo que sorprende y te deja con la boca abierta, lo que te produce emoción, lo que te quita una lágrima o te hace reír, lo que te hace gritar y cantar.
-¿Cómo te llevás con la tecnología?
-La tecnología no es lo mío, pero le tengo mucho respeto y admiración. No me llevo bien con las redes sociales, no me gustan. Recientemente, leí en LA NACION un artículo de Rubén Baler, experto en temas de salud pública, neurociencias y adicciones, en el que indica que las redes sociales son adictivas. Está comprobado. Las redes sociales se basan en las recompensas: vos necesitás recibir un like y si no te lo dan, te hundís. Por otro lado, yo que tuve a mi hijo viviendo en Los Ángeles y no teníamos nada de esto y llamar por teléfono era carísimo, reconozco que también acompañan en un bienestar que, si sabes llevar, es interesante. Baler decía que hasta los 16 años es absolutamente peligroso que los chicos utilicen redes sociales. A mi me horrorizan... los haters por ejemplo, ¿cómo puede estar eso permitido?
-¿Te hacen daño los haters?
-No. No tengo redes sociales, solo como empresa, porque ahí voy contando todo lo que fui haciendo a lo largo de los años y todo lo nuevo que viene. Comparto clips de cosas lindas que pasan, de festejos de cumpleaños, de cosas agradables, de celebraciones de días importantes del año y le damos valor a nuestros artistas.
-Uno llega a la vida con cierto contexto, con suerte o no. ¿Qué hay que hacer para cambiar esa suerte?
-Yo no creo en la suerte, sino que hay destinos. Hay destinos crueles u otros que parecen facilitantes. Yo nací en una familia absolutamente prolija y ordenada, en el mejor barrio de Buenos Aires, pero con un destino complicado, que podría haber sido cualquier cosa por todo lo que pasaba en mi familia. Son destinos que algunas personas pueden sobrellevar y otras no. Tengo algo que viene conmigo, que no es talento, sino coraje. También soy una persona inocente: si me decís que es algo blanco, yo te creo, pero no soy ingenua.
-¿Eso te llevó a decepcionarte?
-No, no tanto. Hay cosas que emanan y atraen a la misma gente. Tengo una fortaleza enorme para esperar, para la resiliencia, para la perseverancia, para confiar. Eso lo fui aprendiendo. A mi no me educaron para eso. A mi me educaron para ser “una chica bien”, prolija, que se casara a la edad y con la persona correcta: esto en el colegio, no mis padres. Mi padre era un ingeniero italiano, que vino con la familia de la guerra; fue un gran hombre y era muy abierto. Y mi madre era socióloga. Tuve padres raros para esa época.
-¿Cuál es tu método de trabajo?
-Primero me junto con un muy buen equipo. Tengo un autor y un equipo que trabajan increíblemente, y siempre nos vamos a algún lugar. La última vez, por ejemplo, fuimos a mi casa en San Martín de los Andes, que se llama “Rincón de Luz” y está ubicada arriba de una montaña, y allí trabajamos y soñamos para la nueva serie “Margarita”. Margarita es un spin off de un personaje de “Floricienta” que no fue nada importante y que casi no existió, y lo transformamos en una gran historia. Margarita tenía un mes cuando Floricienta terminó; no sabíamos cómo era, solo que tenía hermanos trillizos. ¿Qué pasa con esta niña? Pasan cosas increíbles. No es una comedia para reírse todo el tiempo, sino que es muy profunda. Habla de la identidad, del autismo y de muchas cosas importantes que suceden en el mundo. El lema es “Haz que tu cuento en la vida valga la pena”.
-El cuento de Otro Mundo, tiene su propio mantra. ¿Cuál es?
-Tiene un manifiesto, que lo uso a la noche para meditar. Me di cuenta que había escrito algo que me servía un montón. Los miles de chicos que pasan por Otro Mundo por mes reciben este cuento: “Los ojos brillan, los oídos suenan, la mente crea, el instinto se percibe, la pasión explota, el cuerpo baila, el olfato perfuma, la boca besa, el alma ríe, el tacto siente. Y vos vibras, conectás, soñás, te electrizás, te iluminás. Sos luz, sos faro, sos aventura, sos camino, sos planetario, cósmico, único, irrepetible y maravilloso. Sos artista de tu vida porque cocreás con el universo y, además ,porque sos mágico y libre”. Esto pasa en Otro Mundo.
En Otro Mundo se vibra arte…
-En Otro Mundo se siente el juego. Los chicos ahora no juegan, sino que están mirando una tablet o un celular. El juego sana y salva. El juego es juntos, es en equipo, es uno contra otro, es reírse y divertirse.
-Hoy se habla de la vuelta del juego y de la empatía. ¿Esto va a contramano del avance de la tecnología?
-El avance de la tecnología es algo sumamente interesante y peligroso, de acuerdo a las manos en que caiga. Todos los avances son peligrosos. El avance médico de conseguir mejores curas para la humanidad es maravilloso, pero que las personas traten de estar felices con una pastilla... es delirante.
-¿Cuál es el ángel que ves en los chicos?
-Trabajo con chicos que no estudiaron actuación. Entreno durante un año entero, porque económicamente es muy caro, con maestros de todo tipo, no solo de baile y de canto, sino también emocionales y de todo lo que alcanza la actuación. A veces, les dan el libro y a los tres días están dentro del set. Algunos chicos recién salen del colegio y, según los colegios y los padres, no pudieron fortalecer sus talentos. Sin embargo, son todos talentosos, cosa que no me pasaba antes... cuando arranco con Chiquititas, por ejemplo, los padres no los llevaban a una escuela de arte. Hoy el arte está considerado como una de las posibilidad de sanar y de salvar. Implica casi un proceso espiritual. En Otro Mundo hay mucho arte, pasión, emociones juntas, trabajo de hacerlos a ellos responsables de sus propias creaciones, y mucha integración. La sonrisa de Margarita representa un ángel. Ella podría haber no llegado conmigo, porque cuando quiso entrar en Otro Mundo se habían terminado los cupos de becas.
-¿Por qué se le dio?
-Se alineó un solo planeta. Cuando veo a alguien que me parece que puede funcionar en la industria creativa, como algunos llamaban a nuestro trabajo, pongo “IC”, que podría ser interpretado también como “inteligencia creativa”. Ella no podía ingresar hasta que no hubiera una beca, pero yo pedí que me pasaran todas las personas que no habían ingresado y la conocí. Ella vive en La Plata y necesitaba la beca.
-¿Prevén llevar Otro Mundo a otros destinos?
-Estamos explorando la posibilidad de llevar “Otro Mundo” a México, Miami y Madrid. Son los destinos que más conozco, y estoy trabajando con mi hijo Tomás, que vive en Miami y allá no hay de esto.
-Parece de otro mundo lo que está pasando: adolescentes de 12 años se lookean al estilo de Rebelde Way. ¿Cómo se explican estos puntos en común entre generaciones tan disímiles? ¿Qué los atraviesa?
-Yo creo que los atraviesa la vida, la alegría, la música, las canciones. Esta música no tiene nada que ver con la que se escucha ahora. Esta es una música que habla de otras cosas y la melodía es de otras fórmulas, totalmente distinta.
-Siempre conectamos el presente con el futuro. ¿Qué pasa en ese camino, entre el nacimiento y la partida? ¿Cómo llevás ese camino que nos atraviesa?
-Yo tuve una gran partida. En el medio de ese camino, partió mi hija a otros planos, seguramente mejores. Pensé que eso iba a destruirme completamente como persona, porque todo lo que me toca el alma, para bien o para mal, me fortifica o me puede destruir. Pero pude salir adelante. Y no solo salí adelante, sino que la tengo adentro de tal forma que me siento poderosa. Al lado mío están mis nietos, un grupo afectivo fuertísimo, un equipo de “Otro Mundo” maravilloso. Una de mis mejores virtudes es la integridad, integridad por no traicionarme a mí misma, y por ende, a nadie más.
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