Convirtieron a un clásico argentino en su producto estrella en una ciudad australiana
Damian Casiro tuvo que reinventarse para seguir ganando dinero durante la cuarentena por el Covid-19 y recurrió al clásico que fue bien recibido por la población de Byron Bay
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Si alguien está de viaje por la ciudad de Byron Bay, en el sureste de Australia, puede que se encuentre a gente bronceada con tablas de surf debajo del brazo y a algunos lugareños que le ponen chimichurri a la pasta, a las ensaladas y hasta a las tostadas en el desayuno. Esto, gracias a la difusión que le dio Damian Casiro, un argentino que vive allí desde 2016 y se tuvo que reinventar durante la pandemia de Covid-19, ya que no pudo seguir vendiendo servicios de catering para eventos.
“El chimichurri fue un plan Covid, uno de los proyectos que pensamos para sobrevivir porque con mi socio no recibíamos ninguna ayuda económica porque no somos australianos ni residentes. Pero, cuando terminó el lockdown, le seguimos metiendo energía y se convirtió en nuestro producto estrella”, contó Casiro, de 31 años, en diálogo con LA NACION.
El envase dice “Jimmy Chimichurri” y se promociona como la salsa argentina, aunque desde las redes del emprendimiento “Byron Homemade Pizza” dicen que “tiene la mente abierta y se puede adaptar a cualquier preparación, culturas culinarias y preferencias”.
“En la etiqueta sugerimos que lo usen como lo usamos nosotros, acompañando a la carne, pero en Byron Bay hay muchos vegetarianos, veganos o gente que es gluten free por elección. Está bueno que lo puedan usar como quieran. El chimichurri no es solo el uso, sino la cultura que hay detrás: el estar reunidos, porque nosotros lo usamos para el asado”, agregó.
El frasco de 300ml se vende a entre 15 y 18 dólares australianos (unos 12 dólares americanos) y el de 1,5 kilos para restaurantes y carnicerías a 50 dólares (36,89 dólares americanos). Actualmente, venden entre 50 y 70 envases chicos por semana, pero están en tratativas para que dos empresas los incluyan en las cajas de regalo que comercializan. Por otro lado, también están hablando con empresas de Sídney o Brisbane para empezar a distribuirlos a lo largo y ancho de Australia.
Sin embargo, Casiro aclaró que la facturación principal del negocio sigue siendo el servicio de catering de pizzas para eventos que ofrecen con el que, en 2019, facturaron 150.000 dólares australianos (equivalentes a 110.667 dólares americanos).
“Somos de lo más económico del mercado. Lo que puede pagar la clase media, teniendo en cuenta que acá el estilo de vida es caro. El supermercado es costoso porque incluye los costos de transporte y alquilar una casa compartida te sale aproximadamente 250 dólares australianos la semana, pero el estilo de vida despreocupado acompaña”, explicó. Según su página web, un catering con solo pizzas gourmet para 30 personas puede costar 850 dólares australianos (US$627,12).
Casiro empezó a viajar en plan work and travel en 2013 tras recibirse de licenciado en Ciencias de la Comunicación de la UADE y perder su trabajo como cronista en Canal 26. Primero estuvo en Europa y luego aterrizó en Australia, donde lavó platos e hizo trabajos de cocina hasta quedar de manager de un hotel donde surgió la idea de las noches de pizza libre y luego el servicio de catering.
“El estilo sudamericano es requerido porque somos trabajadores y tenemos ambición: el famoso “busca”, y acá el país te permite planear, mirar hacia adelante. A pesar de la pandemia, la gente se muestra muy predispuesta a lo intercultural, por eso las pizzas, el asado y el chimichurri”, cerró.
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