Conversión laboral. La nueva jornada de teletrabajo 24/7
Con más de cien días de confinamiento, ya todos oímos hablar o padecimos en carne propia el síndrome de burnout y la sensación de agotamiento. El teletrabajo ha desdibujado la convención de "jornada laboral" (usualmente marcada por la entrada y salida de una oficina) y está generando nuevas dinámicas de trabajo 24/7. Se nos han descuajeringado los horarios: a muchos les cuesta dormir bien y quienes tienen hijos –si son pequeños, mucho más– surfean la vertiginosa ola de coordinar horarios de escolaridad con la jornada laboral y las responsabilidades domésticas. El living mutó en aula y sala de reuniones a la vez, con una yuxtaposición de sesiones de Zoom y Google Meet. Que no se confunda: no estamos ante una adopción del home office como beneficio corporativo: estamos todos intentando trabajar desde nuestras casas.
Sobre esta mixtura entre la vida privada y laboral reflexiona el psicólogo Patricio Solari: "El afuera (el mundo del trabajo) se nos metió involuntariamente adentro (el mundo interno, nuestra casa, nuestro espacio de intimidad, de descanso, de ocio, de vida familiar), y puede volverse testigo y espectador intruso de lo que hay allí. Así, se exhiben situaciones de la vida privada que en otro momento preferiríamos resguardar de la mirada ajena".
Una de las implicancias del aislamiento es la ausencia del encuentro social, con toda la riqueza comunicativo-afectiva que eso tiene: "La pérdida de la coordinación en lo laboral con los otros, tanto de la coordenada de lugar/espacio, como de la coordenada de tiempo, pueden producir una sensación de desubicación y de desconexión social y soledad, que se suma a la necesidad forzada de reorganización de una rutina que se perdió, en un contexto angustiante. El esfuerzo de adaptación se vuelve una exigencia por demás estresante, lo que resulta en estrés al cubo", añade Solari. ¿Qué impacto psicológico tiene esto? Nos puede hacer sentir ansiosos, estresados, que no podemos con todo, que no rendimos como antes, frustrados, deprimidos, con dificultad para concentrarnos y para cumplir plazos y objetivos.
¿Qué podemos hacer para atravesarlo? "Necesitaremos mayor flexibilidad, contar con otros adultos con quienes poder distribuir y compartir las otras tareas de la vida cotidiana, y de una negociación constante entre nuestras expectativas y lo que vamos pudiendo realmente".
A la distancia de un Whatsapp
En un contexto laboral en el cual Whatsapp cada vez más reemplaza al correo electrónico en el intercambio de información, nos enfrentamos a una vorágine de inmediatez que se ve acelerada, potenciada, y que a veces puede confundirse con la (in)eficiencia. Que alguien demore en responder un mensaje puede ser, en ocasiones, percibido como una falta de atención a sus responsabilidades laborales, o como un signo de distracción por parte del interlocutor.
"Con la conectividad permanente y al estar nosotros a la distancia de un mensaje de Whatsapp, se ha corrido la línea de respecto a horarios de descanso y tranquilidad en la intimidad del hogar", reflexiona Solari. "La ilusión de una comunicación que demanda respuesta instantánea exige a los trabajadores una acción extra: la de inhibir una respuesta natural de nuestro organismo, como lo es el estado de alerta y la ansiedad por dar una respuesta, en un contexto en el que late subterráneamente todo el tiempo la incertidumbre sobre la conservación del trabajo y la preocupación por la situación económica".
Para Solari, un ejercicio interesante puede ser dar vuelta la cuestión y pensar cómo el mundo laboral puede compatibilizarse con la vida personal o familiar extralaboral de aquí en más. Y señala la importancia que tiene, en ese contexto, que se esté tratando en el Congreso un proyecto de ley de teletrabajo que atienda estas transformaciones.
Un tictac de relojes de Dalí
"Observamos un cambio mucho más profundo de lo que se piensa", reflexiona José Saha, director de Consultoría HR de Auren. "Lo que solíamos considerar un horario de trabajo establecido ha tendido a sufrir cambios con una gradualidad y aceptación tal, que muchas veces los involucrados no notan o no le dan la relevancia que hubiera tenido en tiempos normales".
Nos encontramos en un transcurrir del tiempo diferente, que recuerda los relojes derretidos de Salvador Dalí: "Muchos se encuentran comenzando a hacer los trabajos más operativos después de las 18 horas, transcurrido todo el día entre reuniones, la atención a la familia, una mascota, un pedido de supermercado que llega o un almuerzo con el celular en la mano, entre tantas otras posibilidades. Los horarios se extienden y, en casos extremos, algunos equipos se encuentran cruzando mensajes laborales a las 2 de la mañana con total naturalidad".
Ejecutivos y líderes asumen que su día completo se ha convertido en una jornada laboral. "Quienes tienen niños pequeños que requieren de cuidado, encuentran dificultad en producir trabajo que demande análisis y redacción durante el día -explica Saha-, y es entonces cuando se empiezan a aprovechar las horas del final de la jornada o de la noche para trabajar en estos temas".
Fernando Arendar, director de Packaging en Bridger Conway, menciona su experiencia como líder de equipo: "Una de las cosas a las cuales me tuve que adaptar, como todos, es a tomar conciencia de que quien está del otro lado tiene que lidiar con sus deberes familiares. Tengo una persona en el equipo que se turna con su pareja en el cuidado de una hija pequeña: ella queda a cargo por la mañana y, su marido, por la tarde. Por ende, sé que durante la mañana ella no estará disponible al 100% para trabajar. No desconfío del compromiso de mi equipo y no siento que haya que perseguirlos para saber si están trabajando. Creo que la confianza es clave, trabajemos a la distancia o uno sentado al lado del otro".
"En tiempos complejos como esta pandemia, las habilidades emocionales del líder harán la diferencia", sostiene Andrea Lardani, directora de Grupo Wellness Latina. "Aquellos capaces de identificar y comprender las emociones de sus equipos, lograrán que se sientan reconocidos y aceptados. El liderazgo empático toma en cuenta las emociones de los empleados y genera relaciones de calidad que llevan a la cooperación, confianza y apoyo a los objetivos corporativos".
Hay quienes encuentran en la sobrecarga de trabajo una ayuda para pasar más rápido la cuarentena. "¿Qué otra cosa voy a hacer?", se los escucha decir. Para otros, se abre la puerta para una emotividad laboral sin precedentes.
"Nos extrañamos: podríamos decirnos lo mismo por teléfono o por un mensaje de Whatsapp, pero a menudo elegimos la videollamada porque necesitamos mirarnos, empatizar con el otro y evitar la mala interpretación de un mensaje mal escrito, redactado o simplemente sesgado por nuestro ánimo", dice Tomás Eiranova, dueño de NOVA Latin America. "Esta nueva modalidad de trabajo permitió conocer más en profundidad la vida personal de cada uno y hace que nos sintamos más unidos como equipo", sostiene Andrea Arieu, directora de la consultora CiclosRH.
Para María Julia Errasti, gerente de Recursos Humanos en Cinemark/Hoyts Argentina, "liderar en épocas de normalidad ha sido siempre un desafío, con conversaciones difíciles, objetivos desafiantes, con equipos diversos y multigeneracionales. Esta pandemia nos trae cuestiones tan complejas y a la vez tan simples como la necesidad de estar cerca de quienes ya no estamos. En una reunión ejecutiva, nos sorprendimos extrañando ese ratito que pasábamos juntos cada día en el comedor, antes de empezar una reunión o en un after office. De ahí surgió nuestro after home: un rato de nuestro viernes por la tarde que ahora dedicamos a compartir un vinito, una picadita o un trago, de manera virtual".
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