Controles de precios: se multiplican los faltantes en las góndolas
Los problemas crónicos con el aceite ahora se extendieron a harinas, fideos, lácteos y yerba; la Secretaría de Comercio intensificó las inspecciones en los comercios
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A esta altura ya es un clásico que no puede sorprender ni al más fanático de los controles de precios. La decisión de la Secretaría de Comercio de avanzar en una nueva ofensiva contra la inflación a través de acuerdos -cada vez menos voluntarios- e inspecciones en las grandes cadenas se tradujo en una multiplicación de los faltantes en las góndolas.
A los crónicos faltantes en aceites, en las últimas semanas se sumaron los problemas en las entregas de otros productos de la canasta básica, con la harina y los fideos a la cabeza, pero que también se siente en yerbas o leches. El mejor síntoma de lo que está pasando es la multiplicación de carteles en los supermercados que limitan las ventas de algunos productos sensibles a una o dos unidades o “solo para consumo familiar”.
Todo derivó de una orden presidencial. El viernes pasado, Alberto Fernández anunció en un mensaje grabado que el Gobierno iría “contra los especuladores”.
Efecto multicausal
Detrás de los faltantes no hay una única causa. La primera y más obvia son los topes a los aumentos de precios que dispuso la Secretaría de Comercio -del orden del 3% mensual-. Cuando una empresa proveedora quiere aumentar un producto por encima de ese porcentaje, al comercio le quedan dos opciones: convalidar el aumento -y ganarse una denuncia de parte de los inspectores de Comercio- o negarse a recibir la nueva lista de precios. Frente a esta última alternativa, la respuesta del proveedor es limitar la entrega de producto, lo que se traduce en los huecos en las góndolas.
La otra causa de los faltantes en los supermercados hay que buscarla en la política de precios diferenciales que aplican las empresas fabricantes según el canal. Siempre las grandes cadenas de supermercados negociaron mejores precios de compra, lo que a su vez se traduce en valores de venta al público también más bajos.
Históricamente, en promedio las cadenas eran entre 10 y 15% más baratas que un almacén o un autoservicio chino, pero ahora la diferencia se agrandó. Los aumentos que los fabricantes no pueden pasarle a los grandes supermercados, muchas veces terminan siendo aceptados por un comercio más chico cuyo poder de negociación es muchísimo menor.
“En el Gobierno dicen que un estudio del Indec indica que la diferencia de precios entre los supermercados y el llamado canal tradicional saltó al 50%, aunque los números que manejamos nosotros son un poco menores y estimamos la diferencia entre 35 o 40%. Igual es una brecha que acá nunca existió, lo que explica que el canal moderno esté ganando market share”, sostienen en una cadena.
“Se da una paradoja. En los supermercados hay categorías como la de los aceites, en la que encontrás poca variedad pero mucha profundidad. Es decir, la góndola se llena con botellas de una sola marca. En el chino, en cambio, es al revés. Hay variedad de marcas y presentaciones, pero poco volumen”, señalaron en otra cadena.
Demanda artificial
El crecimiento de la brecha de precios entre los supermercados y los pequeños comercios, además, tiene otra consecuencia. Muchos autoservicios chinos o almaceneros están yendo a los hipermercados para abastecerse de algunos productos que consiguen a un precio más económico que el que les ofrece el mayorista. Este factor, a su vez, termina potenciando los faltantes, ya que produce un crecimiento extra en la demanda de algunos productos sensibles como aceites o harinas en los grandes supermercados.
De esta manera se da otra paradoja: se genera un faltante aun cuando el proveedor está entregando la misma cantidad de productos que hace unos meses, no porque haya mayor consumo, sino porque los clientes que hasta hace poco compraban en un chino ahora se abastecen en un Carrefour o un Coto. “El problema para nosotros es que para no quedarnos sin productos y tener problemas con los inspectores de la Secretaría tenemos que ponerle límites en la cantidad de unidades en algunos casos”, señalaron en un súper.
Inspecciones para todos
Frente a los faltantes cada vez más generalizados, la decisión de la Secretaría de Comercio es intensificar las inspecciones en los supermercados, pero con una novedad. El foco ya no está puesto exclusivamente en controlar los precios a los que se venden los productos en las góndolas. Ahora los inspectores también recorren los depósitos de cada supermercado para ver si descubren alguna maniobra especulativa de retención de mercadería.
“En las últimas semanas, recibimos a muchos inspectores no solo en las tiendas, sino también en el centro de distribución para ver si estamos guardando algunos productos”, explicaron en una cadena.
En Comercio, además, apuntan contra algunas empresas proveedoras a las que acusan de liderar la ola de aumentos que consideran “desproporcionados”. Las dos principales en la mira son Molinos Río de la Plata y Mastellone Hnos.