Consumo en baja. Los supermercados perdieron el invicto en agosto
Los supermercados perdieron el invicto de la pandemia. En agosto, por primera vez desde el inicio de la cuarentena, las ventas de los productos de la canasta básica cerraron con una caída en las grandes cadenas. De acuerdo a los datos de Nielsen, el mes pasado la demanda de alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza registró una baja del 3,3% en unidades en relación con el mismo mes de 2019.
La caída no se sintió en todas las categorías. Los productos de almacén y los de cosmética y tocador lideraron las bajas, con un descenso interanual del 7,1 y 8,2%, respectivamente. En cambio, las categorías de alimentos frescos y congeladas y artículos de limpieza lograron mantener la racha y completaron el sexto mes consecutivo de números positivos. En el primer caso, la suba se ubicó en 2,3%, mientras que para la categoría limpieza -que es sin dudas, la gran ganadora de la pandemia- la suba se ubicó en 2,7 por ciento.
Con la baja de agosto, los supermercados no pudieron escapar a la crisis que enfrenta prácticamente toda la economía, sin distinción de rubro o actividad. El dato no es menor si se tiene en cuenta que hasta ahora el consumo más básico -alimentos y otros artículos de primerísima necesidad- y las grandes cadenas en particular habían resultado los grandes ganadores (o al menos, los que no perdían) en medio de una economía muy golpeada.
El buen momento para los supermercados se había iniciado en marzo cuando los consumidores se volcaron a las grandes superficies para stockearse de alimentos básicos y productos de limpieza ante lo que se veía como una cuarentena que podía derivar en proceso agudos de desabastecimiento. Los faltantes, finalmente, nunca llegaron pero los supermercados se vieron beneficiados por un flujo imprevisto de clientes que se tradujo en una suba promedio del 25% de sus ventas medidas en unidades frente a marzo de 2019.
Con algunos altibajos, la tendencia positiva se mantuvo durante los siguientes meses, pero los supermercados ya venían advirtiendo que la recuperación se iba desacelerando y la primera señal de preocupación llegó cuando se conocieron los datos del primer semestre, que mostraron un balance mixto: con las grandes cadenas creciendo en sus ventas, pero el resto de los canales -como los autoservicios chinos o los almacenes de barrio- en recesión.
Brecha en alza
El panorama más complicado para los pequeños comercios se explica en gran parte a un tema de precios. Debido a su menor poder de negociación frente a los proveedores -que se traduce en una capacidad de resistencia mucho menor a la hora de frenar un aumento-, durante la cuarentena se profundizó la brecha de precios entre los grandes supermercados y los almacenes y autoservicios chinos.
Históricamente, los supermercados siempre fueron más económicos, pero la tendencia se profundizó a partir de la puesta en marcha del plan Precios Máximos que impulsa el Gobierno y que en los hechos se tradujo en un congelamiento para prácticamente todos los alimentos y bebidas que se comercializan en las grandes cadenas.
El congelamiento -que en principio rige hasta el 31 de octubre- le significa a los supermercados un mayor flujo de clientes y, de hecho, en los primeros seis meses del año hizo que las grandes cadenas ganaran casi siete puntos de participación de mercado, pasando a controlar del 28 al 35% del total de las ventas de alimentos, bebidas, tocador y limpieza.
La contracara de este crecimiento en las ventas es una pérdida de rentabilidad y los problemas de abastecimiento que están en alza y que podrían profundizarse en la medida en que el congelamiento de precios se extienda en el tiempo.
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