Compras por redes sociales: las estafas crecieron casi nueve veces en un año y ponen en alerta a los bancos
Las denuncias por fraude digital que involucraron modalidades ligadas al ofrecimiento de productos para la compraventa pasaron de 603 por año a 5200 casos; cómo evitarlas y qué hacer si se cae en la trampa
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En los últimos años, las plataformas de Mark Zuckerberg fueron enfocándose cada vez más en la compra-venta de productos. Primero fue Facebook, con un marketplace, en 2018. Después, en julio de 2020, se sumó Instagram Shop. Pero así como estas herramientas sirvieron para que las empresas armen sus catálogos de productos y los usuarios les compren a través de las redes sociales, también fue una oportunidad para las estafas digitales.
“En el banco venimos alertando a nuestros clientes sobre este tipo de estafas desde julio de 2021, cuando empezamos a ver un cambio importante en los vectores de ataques de los estafadores. En los últimos meses, y dado el inicio de la temporada de verano, se registraron muchas estafas con alquileres de casas y cabañas que no existían”, indicaron desde el área de prevención de fraude de Santander.
A simple vista, parece un comercio como cualquier otro. En las redes sociales tienen seguidores, muestran página web y datos de contacto, promocionan sus productos y hasta comparten los mensajes de otros clientes contentos por las compras realizadas. Y un detalle importante: ofrecen descuento si el artículo se compra mediante transferencia bancaria o, en algunos casos, es el único medio de pago.
Sin embargo, una vez que logran captar a un grupo de clientes que les depositen el dinero en la cuenta bancaria, desaparecen sin dar la contraprestación del producto o servicio. Las redes sociales y la página web deja de existir, dejan de responden el teléfono. Y, como la víctima del delito realizó la transferencia de forma voluntaria, la devolución del dinero se vuelve casi imposible.
“Las redes sociales brindan una gran facilidad de crear cuentas mostrando productos como un comercio real y, si estos ‘comercios’ cobran únicamente por transferencia bancaria, obliga al comprador a reclamar directo al banco del vendedor ante cualquier irregularidad. Por ende, es muy difícil y engorrosa la gestión del reclamo para quien fue estafado”, explicó Raúl Oyarzún, cofundador y CTO de Geopagos, empresa referente en América Latina en la creación de plataformas y redes digitales de pagos.
Según un relevamiento de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), este tipo de estafas se disparó en 2020. Con la gente encerrada en sus casas y los comercios cerrados por la pandemia de coronavirus, el comercio electrónico cobró relevancia. También las maniobras fraudulentas.
Entre abril 2019 y marzo 2020, se registraron un total de 603 denuncias por fraude en línea que involucraron modalidades ligadas al ofrecimiento de productos para la compraventa. Un año más tarde, entre abril de 2020 y marzo 2021, la cifra escaló a 5200 casos, casi nueve veces más.
“Encuentra sentido que los autores de este tipo de delitos hayan encontrado un interés particular en explotar este tipo de cuentas, correspondientes a plataformas electrónicas de pago y compraventa, en un período en el que el comercio se volcó abruptamente hacia modalidades virtuales que permitieran operar a distancia”, explicó un informe de la unidad.
Qué hacer si se fue víctima
Para evitar caer en este tipo de estafas, desde Santander recomendaron evitar realizar compras en comercios no autorizados o sospechar si el precio publicado es menor al habitual. Podría ser indicio de estafa y puede denunciarse a través del sitio web donde está promocionado.
Otra recomendación es realizar el pago por los medios oficiales del marketplace. Y, sobre todo, en ningún caso enviar claves, códigos de seguridad o datos de los productos bancarios (número de cuenta o tarjeta, token).
Desde la Secretaría de Comercio Interior agregaron que, en caso de que la transferencia sea la única opción que ofrezca el comercio, es aconsejable realizarla al momento de recibir el producto.
“Los nuevos canales de ventas siempre representan desafíos en materia de seguridad y, en este caso, los compradores también deben concientizarse. Ante la duda, siempre es mejor confiar en un comercio que ofrece cobro con tarjeta a través de alguna plataforma conocida, ya que es el banco emisor quien ante alguna irregularidad se hará cargo de la gestión del contracargo”, remarcó Oyarzún.
Si el comprador depositó el dinero y fue víctima de una estafa, desde una entidad financiera que prefirió responder bajo anonimato recomendó llamar al banco para informarlo sobre la situación. “Hay un acuerdo entre bancos, donde se gestiona con la mayor celeridad posible contra el banco destino. Esa es la primera medida que se tiene que tomar, tenemos acuerdos de colaboración”, sumó.
El siguiente paso sería denunciar el ciberdelito ante la comisaría o fiscalía más cercana al domicilio. En tanto, desde Defensa al Consumidor recomendaron iniciar un reclamo ante el banco destino, donde fue a parar el dinero depositado, para intentar la devolución.
“Con la explosión de bancos digitales, se abrieron muchas cuentas. Nosotros las llamamos cuentas mula, porque se crean para canalizar fondos fraudulentos y luego retiran la plata rápidamente. En muchos casos compran criptomonedas, donde es más difícil realizar el seguimiento. Pero la obligación del banco es conocer a su cliente y saber que no esté cometiendo delitos”, cerró el representante en ciberseguridad de un banco internacional con sede en la Argentina.
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