Cómo diversificar la cartera: la estrategia de inversión para pasar el verano
Los analistas recomiendan mantener los pesos necesarios solo para el cortísimo plazo e ir a capturar rendimiento con bonos soberanos y acciones
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Las primeras medidas del nuevo gobierno ya están en marcha y urge tomar decisiones con el dinero y los ahorros. Primer paso: salir del plazo fijo y cubrirse de la inflación con los pesos de corto plazo para que la licuadora no pulverice el poder de compra. Con el dinero que se invierte, con plazos más largos, seguir dolarizados para dormir tranquilos.
Todos los analistas consultados coinciden que la inflación será, al menos en los próximos meses, la ampolla más dolorosa. Sin embargo, lograr superar o empatar un índice que correrá por encima de 20% mensual no es tarea fácil.
La peor opción en este contexto es el plazo fijo tradicional. La tasa nominal anual (TNA) se mantuvo por decisión del Banco Central en 133% y eso arroja 11% de rentabilidad mensual, frente a inflación del 20% proyectada, lo que deteriora en términos reales el patrimonio mes tras mes.
“Como referencia de la licuación de saldos reales que se producirá en estas condiciones, la tasa de interés real anual (TEA), con una inflación de 25% mensual, es -76%, y con una suba de precios de 30% es -85%, cuyas equivalencias en términos mensuales son -11,3% y -23,1%”, explica Pedro Siaba Serrate, Head of Research de PPI.
Para correr más pegados a la evolución de los precios, las alternativas que ofrecen el mercado de capitales y el financiero son los bonos ajustados por CER o los plazos fijos UVA. Sin embargo, son mayoría los analistas que apuntan que no son una solución al 100%, y que es conveniente armar una estrategia diversificada para pasar el verano. En 2024, ganarle a la inflación requerirá en los próximos meses asumir más riesgo y volatilidad, buscando hacer la diferencia, como sugieren muchos especialistas, con activos en dólares que tengan potencial de suba o con renta variable (acciones). El riesgo, claro, es otro.
El rendimiento implícito de los bonos en pesos ajustados por CER está en niveles muy bajos y hasta negativos en términos reales (porque al aumentar la demanda, sube el precio del bono y baja la rentabilidad) y esa es la razón por la cual no aparecen como los “salvadores absolutos” del bolsillo. Para el inversor minorista que busque activos ajustados por CER, probablemente resulte mejor opción ir en busca de un fondo común (FCI) que mezcla distintos instrumentos y plazos, antes que lanzarse solo a incorporar un único activo. “Para atravesar los meses siguientes destacamos la importancia de mantener los ahorros indexados a tipo de cambio, a inflación, o a ambas variables”, detalla Melina Di Napoli, analista de Wealth Management en Balanz Capital.
“La reacción del plan creemos que favorecerá a los instrumentos ajustables por inflación por sobre todas las estrategias de cobertura cambiaria. A pesar de no observar un passthrough [traspaso a precios] con la misma violencia que en la devaluación posPASO de Massa por la señal fiscal, la inflación de los próximos meses deberá reflejar buena parte del salto cambiario y del sinceramiento de precios relativos para cerrar el agujero fiscal”, dice Siaba Serrate, pero aclara: “Con compresión de la brecha cambiaria y teniendo en cuenta que el equipo económico planea un crawling peg muy por debajo de esos niveles, el atractivo de las estrategias dollar linked debería caer”.
“Los bonos y fondos CER van copiando la inflación con cierto atraso de unos 15 días. Podríamos poner pesos también en estos activos para buscar capturar la inflación de diciembre, pero siempre con la porción mínima de pesos que tengamos que usar en el corto plazo”, explica Gastón Lentini, asesor financiero y la cara detrás de la cuenta de Instagram “Doctor de tus finanzas”.
Los ahorristas más tradicionales, los “plazofijistas” natos, empiezan a preguntarse por la conveniencia de ir a una alternativa ajustada por UVA, otro coeficiente que sigue la inflación. “Si uno analiza lo ocurrido durante 2023, hasta el momento un inversor que invirtió en este instrumento se encuentra 16 puntos por debajo de la inflación. Esto se debe a que la relación entre el método utilizado para valuar este tipo de inversiones y la inflación no es tan lineal, ya que para el ajuste del capital se toman 45 días hacia atrás”, explica técnicamente Agustín Romiti, socio fundador de Finquality.
“Ante un escenario donde los precios aumentan a tasas crecientes, el efecto de protección que tiene este instrumento no resulta tan eficiente. Durante los próximos 90 días, la inflación estimada podría superar el 20% mensual, mientras que su inversión estará ponderando en la fórmula de ajuste parte de la inflación de octubre (8,7%) y la de noviembre (12,8%)”, ejemplifica.
Buscar rendimiento
Ahora bien, en este contexto, ¿cómo le damos aire al bolsillo? Los analistas consultados proponen aprovechar oportunidades en activos hard dollar (en moneda dura) y acciones locales que venían de cotizaciones muy atrasadas y podrían beneficiarse.
Pablo Repetto, jefe de research de Aurum Valores, mira directo a bonos en dólares y acciones. “En este contexto, creemos que los bonos hard dollar deberían tener una buena performance, en particular los de menor duración, que son los más castigados por el riesgo de default. También deberían tener un buen desempeño las acciones vinculadas con las exportaciones y las relacionadas con el sector energético, es decir petróleo, gas, producción y transporte de energía eléctrica y gas”.
Lentini va en busca de alternativas aptas para todo público. “El debate que se da es qué hacemos con los pesos en este contexto. Una posibilidad es ir a acciones argentinas que estén atrasadas o tengan potencial. como Telecom, Transener, TGS e YPF”, dice, y aclara que el inversor deberá estar atento a qué medidas se toman desde el nuevo gobierno que puedan beneficiar o no a esas compañías.
Maximiliano Donzelli, head de research de IOL invertironline, es contundente en su mirada sobre la deuda soberana en dólares: “Observando a los bonos soberanos contra las acciones, podemos identificar que la relación histórica del EMBI+ (índice de bonos emergentes) y el valor del Merval en dólares muestra a los bonos rezagados en términos relativos”. Advierte, de todos modos, el riesgo subyacente: “La macroeconomía argentina se encuentra en una situación delicada en el corto plazo y esto aumenta las posibilidades de que el país realice un nuevo esquema de reestructuración de deuda entre 2024 y 2025 para lograr volver a los mercados Internacionales”.
En ese marco, detalla su estrategia: “Teniendo en cuenta este panorama sugerimos rotar las tenencias de GD29 y GD30 para tomar posición en los bonos GD35 y GD38. En el caso de que tengan posición en bonos dollar linked y bonos CER, desde nuestro punto de vista, se encuentran caros en comparación con estos bonos soberanos, por lo tanto, también les sugerimos rotar a su tenencia a estos dos bonos Globales”.
Siaba Serrate es muy constructivo con la renta variable argentina también. “Esperamos que el rally (de las acciones) continúe detrás de un potencial ordenamiento fiscal. Sin embargo, el impacto sobre los distintos activos probablemente no sea parejo. Por un lado, el dólar oficial a $800, alcanzando $850 para exportación por su mix entre MULC y CCL, sin duda será motivo de impulso para el sector energético que verá sus márgenes expandirse en el corto plazo”, explica. En cambio, advierte, no será igual el impacto “para los sectores más pesificados, como los bancos, que verán retroceder sus retornos en términos del dólar”.
Sobre la renta fija soberana, añade: “La importancia del ancla fiscal es innegable. Asumiendo que la política permite la ejecución fiscal, este plan de estabilización es un puntapié inicial para una unificación más ordenada en unos meses, y, por lo tanto, incrementa la probabilidad de pago nuevamente en 2024/2025″.
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