A contramano de lo que ocurre en la Argentina, el socio mayor del Mercosur registra un récord de compañías con valuaciones superiores a US$1000 millones
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Por casi dos décadas la Argentina fue el país con mayor cantidad de unicornios en América Latina, y desde hace años se festejan las mismas cinco compañías que llegaron a valer más de US$1000 millones. Pero eso es pasado: en solo cuatro años Brasil pasó de tener una a 17 empresas de este tipo, mientras su ecosistema de startups vive un boom inédito de inversiones y crecimiento, que no se vio frenado ni siquiera por el impacto devastador de la pandemia.
“El país es technology friendly”, definió en spanglish Angela Ximenes, superintendente Ejecutiva de la Asociación Brasileña de Venture Capital y Private Equity (Abvcap), entidad que dio a conocer que en 2020 el ecosistema de Brasil registró inversiones por US$4224 millones. “Se han establecido reglas de juego claras que permiten a inversores apostar a largo plazo. Es algo que no todos los países de la región tienen y ahora se ven las consecuencias lógicas”, dijo Mariano Amartino, director general de Microsoft for Startups para toda América.
Las diferencias de escala entre los ecosistemas de la Argentina y Brasil son abismales. De acuerdo a los últimos datos de la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (Arcap), el país registró inversiones por US$347 millones en capital semilla y emprendedor, con 95 transacciones. Lejos, muy lejos, de los más de US$4000 millones que el país vecino informa anualmente.
Por lo visto en enero el aluvión de capital continuará: según datos de Distrito, plataforma de open innovation que conecta startups y corporaciones en Brasil, durante el primer mes del año se registraron inversiones por US$630 millones, lo que representa un 18% del total invertido en 202, de acuerdo a sus datos. Gran parte de esos montos, vale aclarar, llegaron por la última ronda de inversión de la fintech estrella de ese país, Nubank, que levantó US$400 millones a una valuación de US$25.000 millones, con una base de clientes que asciende a más de 35 millones.
En lo que va del año Brasil hasta festejó la aparición de un nuevo unicornio: MadeiraMadeira, un e-commerce de muebles y decoración que recibió una inversión de US$190 millones en enero. A finales de diciembre la fintech Creditas —enfocada en préstamos a individuos— también había alcanzado ese mismo estatus, con una cartera de créditos por más de US$200 millones y una valuación superior a los US$1750 millones.
El poderío de Brasil en la región es voraz. De acuerdo a los últimos datos disponibles de la Asociación Latinoamericana de Capital Privado y de Riesgo (LAVCA, por sus siglas en inglés), de los US$4600 millones invertidos en la región en 2019 Brasil tomó el 50,5%, seguido por México (22.7%), Chile (9.1%) y Colombia (8.2%). La Argentina, alguna vez referente del ecosistema latino, se posicionó cuarto en el listado, con el 6.6%. Ante tal división de capital es comprensible que Brasil tenga más de la mitad de los 30 unicornios latinos de la actualidad.
Para Amartino, es sorprendente que la captura de capital por parte de Brasil no sea cercana al 65% o 70%. La razón de ello, agregó, es que siempre aparece alguna startup outlier de otro país con una ronda grande de inversión que nivela la balanza regional. Antes fue la Argentina, y en el último tiempo comenzaron a aparecer compañías de distintos países, como la colombiana Rappi y los US$1000 millones que levantó en una ronda de 2019. México y Colombia serán los países que secundarán en la pelea por el capital en América Latina, agregaron los consultados.
Hasta 2018, la Argentina fue el país con mayor cantidad de unicornios —cuatro: Mercado Libre, Despegar, Globant y OLX— mientras que Brasil apenas sumaba dos, B2W y TOTVS: ambas tecnológicas. Desde entonces el crecimiento fue abismal: en solo tres años sumó 15 y es también el mercado donde unicornios de otros países tienen sus operaciones más grandes, como ocurre con Mercado Libre o Rappi.
Si bien la aparición consistente de compañías con valuaciones mayores a US$1000 millones dan cuenta de que algo está pasando en un ecosistema, no son parámetro fiable de un crecimiento real. No obstante, en Brasil son cientas las startups con tracción que no dejan de recibir capital tanto nacional como internacional.
“Tenemos un escenario favorable en todos los sentidos, que también es atractivo para los inversionistas extranjeros, responsables de más del 55% del capital comprometido en fondos de private equity y venture capital”, dijo Ximenes. La caída en las tasas de interés llevó a muchos inversores locales como family offices a optar por startups en búsqueda de mayores retornos, dejando de apostar a mercados tradicionales. Los números de 2020 lo confirman: por primera vez las inversiones en venture capital fueron superiores a las de private equity.
Fondos para todos
La cantidad de capital disponible en ese país abruma y genera algo que ocurre poco en América Latina: los fondos deben pelear arduamente por quedarse con las mejores rondas de inversión. “Si quieres anotar una ronda en Argentina, nunca tienes más de 10, 15 fondos. En Brasil ese número se multiplica por cinco”, dijo Cristóbal Perdomo, general partner del fondo regional Jaguar Ventures.
El fondo que apostó fuertemente al ecosistema brasileño es SoftBank, grupo japonés que anunció un vehículo de US$5000 millones para la región y ya desembolsó grandes tickets en compañías como VTEX y Gympass, y que tiene en ese país su mayor foco. Especializados en tickets no tan grandes, otros dos fondos pelean fuerte por ese mercado: Kaszek, fundado por los inversores argentino Hernán Kazah y Nicolás Szekasy —cocreador y CFO de Mercado Libre, respectivamente—, y Monashees, liderado por el local Eric Acher.
En otra vida creador de OLX —al cual el ecosistema local sigue llamando unicornio—, el inversor argentino Alec Oxenford recientemente levantó US$230 millones en el Nasdaq mediante una SPAC —empresa de adquisición de propósito especial, en español— para adquirir una compañía en América Latina. Hoy está basado en Río de Janeiro y su socio es Rafael Steinhauser, ejecutivo brasileño con historia en Cisco y Qualcomm. El destino de esos millones, dadas las premisas, probablemente sea Brasil.
A pesar de que posea oficina en Buenos Aires, Kaszek concentra gran parte de sus esfuerzos en Brasil y otros países como México. Una estrategia cada vez más repetida por inversores argentinos de venture capital, quienes en los últimos meses no solo dejaron de invertir a nivel local: la gran mayoría también ha cambiado su residencia fiscal y emigrado principalmente a plazas como Uruguay, Estados Unidos o España. En ese orden.
De local y visitante
Distrito posee cerca de 13.000 startups brasileñas mapeadas, con San Pablo como el centro emprendedor del país. Su preponderancia fue confirmada por la consultora internacional especializada Startup Genome, que en su ranking de ecosistemas emprendedores de 2020 incluyó a la ciudad brasileña en el top 30, siendo la única latinoamericana en ese grupo selecto.
Pero no todo pasa necesariamente por esa ciudad. Florianópolis, por ejemplo, dejó de ser solo un centro turístico e industrial para convertirse en otra cosa. “Hoy es uno de tecnología, uno de los destinos de startups. Es un gran caso para el país: muchas ciudades están intentando aprender de él”, explicó Gustavo Araujo, CEO de Distrito. En marzo el gigante local de software TOTVS adquirió por US$350 millones a RD Station, nacida en esa ciudad. Se trató de la transacción de software más grande en la historia del país.
La pandemia ha potenciado la descentralización de startups, ya que muchos emprendedores dejaron San Pablo y volvieron a sus ciudades, dijo Araujo. “Un emprendedor muy bueno no necesita estar allí para tener acceso a capital o acceso a grandes empresas”, agregó. Curitiba avala ese argumento: ubicada al Sur del país, ya cuenta con dos unicornios, Ebanx y MadeiraMadeira.
A pesar del crecimiento de startups en todo Brasil, aún es escasa la presencia de empresas brasileñas en el resto de América Latina, fenómeno que está íntimamente explicado por el gigante tamaño del mercado interno en el país. “Les permite a sus startups escalar sin tener que internacionalizarse. Cuando se quiere alcanzar el estatus de unicornio o escalar, Brasil es el mercado más interesante en la región”, dijo Amartino, quien agregó: “Allí se consumen productos que son originarios de Brasil y eso lo hace más atractivo para emprendedores que crean algo allí”. Una excepción es Mercado Libre, que en el imaginario brasileño es Mercado Livre y nunca nació en Buenos Aires. Aunque en menor medida, algo similar ocurre con la argentina Despegar, allí localizada como Decolar.
En el último tiempo se ha visto un cambio de mindset de los emprendedores brasileños para salir fuera de su mercado, a lo mejor liderado por una nueva generación de inversores. Así como SoftBank en su tesis busca que compañías de su portfolio no latinas lleguen a la región —Didi y OYO son dos ejemplos—, quiere que las latinas conquisten otros continentes. “He visto empresas en América latina que son iguales o mejores que las grandes empresas mundiales”, decía tiempo atrás el inversor boliviano Marcelo Claure, cerebro detrás de los US$5000 millones destinados para la región.
Cruzar las fronteras
Un ejemplo de esa estrategia en el portfolio de SoftBank es Gympass, que abrió camino expandiéndose rápidamente por América Latina y otros mercados grandes, como Estados Unidos y Europa. Eso en parte animó a pares brasileños a replicar la estrategia, dijo Perdomo, a quien le llegan cada vez más consultas de emprendedores brasileños que buscan crecer más allá de su país, con México como primera opción. No obstante, no es fácil ni siquiera para un gigante como Nubank, que aún encuentra obstáculos para ganar terreno en países como Colombia o México, y que en las últimas semanas anunció que el cofundador David Velez dejaría de ser CEO de la operación brasileña para asumir como CEO global. “Es difícil salir de un mercado y convertirse en una tecnolatina”, graficó Amartino.
Brasil presenta otra particularidad: es un mercado lo suficientemente apetecible como para atraer a emprendedores extranjeros que quieren comenzar una compañía en América Latina. Florian Hagenbuch y Mate Pencz, los cofundadores del unicornio proptech Loft, son alemanes; Vélez, de Nubank, es colombiano; Fabien Mendez, cofundador de la startup de última milla Loggi, es francés.
La llegada extranjera no es solo con emprendedores: jugadores internacionales también adquieren compañías locales como puerta de entrada para expandirse por la región. “Si sos una empresa global y querés entrar en América Latina, no vas a entrar en mercados chicos sino en Brasil o México para después expandirte”, dijo Amartino. Un caso paradigmático fue el de la compañía china de movilidad DiDi, que adquirió a la local 99 en enero de 2018 en una transacción que valuó a la startup en más US$1000 millones y mediante la cual le declaró la guerra a Uber en América Latina.
Brasil es también el lugar donde jugadores globales quieren probar productos. Es el caso de Facebook, que en 2020 lanzó WhatsApp Pay, días después suspendido por el Banco Central de ese país, el cual se metió en el ecosistema local de pagos y lanzó en noviembre el sistema Pix para estimular la competencia y ser un escaparate ante la avanzada privada. Actualmente cuenta con la participación de 734 instituciones y ya registra más de 130 millones de cuentas de usuarios. Un mercado exorbitante para lo que es América Latina.
Para Ariel Arrieta, managing partner de NXTP Ventures, Brasil está logrando otras cosas que no se dieron nunca en América Latina, como que alguien pueda comenzar una startup con 10 personas que ya pasaron por unicornios y saben de qué se trata construir uno. “Eso es absolutamente novedoso. En la Argentina pudo haber pasado con gente que trabajó en Mercado Libre o Despegar, pero no en la escala de Brasil”, dijo. De acuerdo al inversor, abundan los emprendedores que fueron parte de unicornios brasileños y que ya en stealth mode —estado de secreto en el que no revelan los nombres de sus compañías o productos, aunque sí el sector donde operará— ya levantan dinero solo con sus currículums, en un ecosistema con un talento que le pisa los talones a Silicon Valley. “Hace que los inversores nos tiremos de cabeza para acceder a esas oportunidades”, agregó.
Según Amartino, en Brasil hay mucho capital dando vueltas pero no grandes exits —momentos de liquidez mediante una salida a bolsa o venta de una compañía—, lo que aún atrasa que una generación de emprendedores se dedique a invertir en nuevas startups. Aunque, dijo, eso puede cambiar pronto: “Es un ecosistema bastante generoso con su propio mercado. Apuesta a sus emprendedores, a su país. El derrame de esos primeros empleados va a generar varias empresas”. Una mayor liquidez para inversión puede darse si startups salen públicas, tanto en la bolsa local —Bovespa— o en Estados Unidos, agregó Arrieta. Algo que está empezando a pasar.
En el mientras tanto, de a poco se van conformando nuevas generaciones de emprendedores convertidos en inversores. Uno de ellos es Brian Requarth, fundador del sitio de propiedades
VivaReal, quien por estos días lidera Latitud, una iniciativa para apoyar a emprendedores regionales. De la iniciativa participan emprendedores consagrados como Paulo Vera, fundador de Creditas, y Velez, de Nubank.
Efecto secundario
El aluvión de capital genera como efecto secundario una suba de valuaciones, fenómeno que también crece en el resto de la región. “Esto está muy inflado. Tener valuaciones de US$15 millones es tan común como ir a un supermercado. Creo que se está preparando una camada de muchos fiascos”, graficó un inversor.
De acuerdo a Perdomo, es probable que la espuma en algún momento baje, como ocurrió en la década pasada cuando tras la llegada de grandes fondos internacionales como Sequoia, en 2010, 2011, la temperatura del ecosistema brasileño disminuyó. Los próximos movimientos de grandes firmas como General Atlantic, Advent, Tencent o GGV marcarán de alguna manera el panorama.
Freddy Vega, cofundador de la edtech Platzi, lo resumía así hace algunos días en Twitter: “Probablemente estamos en una burbuja en tecnología de mega valuaciones y IPOs locos (...) Ni idea cuánto dure”. Una sensación parecida rodea a todo el ecosistema emprendedor latino: fondos continúan invirtiendo, startups aprovechan el momento, como si nada pasara, pero sabiendo que algo está pasando y será visible en algún momento. Personalmente, Arrieta pensó que habría un descuento de valuaciones en 2020, algo que no terminó ocurriendo. Las compañías business-to-business de su portafolio, por caso, no sufren los embates del Covid en sus ingresos, mientras que las de e-commerce disfrutan de buenos días.
En medio de este contexto, Brasil continúa anunciando nuevos unicornios en manada. Ximenes fue optimista sobre el futuro cercano y nombró más de 15 compañías con potencial cierto de convertirse en firmas de más de US$1000 millones: CargoX, Dr. Consulta o Contabilizei son solo tres de ellas. Tan grande es el boom que Petlove, un marketplace de productos para mascotas, tiene perspectivas de alcanzar esa valuación. Algo que muchos en algún momento seguramente admirarán con una expresión canina. Guau.