“Chutzpah”, el secreto israelí que explica su innovación extrema
La cultura de la crianza que apuesta a la comunidad, casi como una tribu, en la que los niños experimentan altas dosis de autonomía es una de las claves que explican el boom innovador que vive el país
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Tiene el índice más alto del mundo en cantidad de startups y es, después de Estados Unidos, el principal polo de emprendedurismo global. Líder en ciberseguridad, soluciones de riego por goteo y desalinización del agua, tanto como en inteligencia artificial, Israel, una nación con menos de 80 años de historia y solo 9 millones de personas, es la meca de la innovación. Esto lo aprendí visitando Israel en el marco de la experiencia inmersiva de innovación Innovation Experience Israel 360 a la que fui invitada, en la que durante una semana, 90 personas de 10 países, conocimos decenas de startups, inversores y protagonistas de las grandes innovaciones globales que nacieron en ese país para desentrañar su matriz de evolución.
Para entender estos resultados, muchos señalan el entrenamiento singular que recibe toda la población en su paso de dos o tres años en el servicio militar obligatorio y en la resiliencia de un pueblo que luego del Holocausto se aferra a la vida sin temer a los riesgos, con la construcción de un presente pujante como revancha al horror más extremo. Sin embargo, hay algo anterior en la cultura de la crianza que apuesta a la comunidad, casi como una tribu, en la que los niños experimentan altas dosis de autonomía, resolución de problemas y toma de decisiones desde muy pequeños y es ahí en donde podemos encontrar el germen de un modo de ser distinto.
El bien colectivo y la colaboración para alcanzarlo, son valores que emanan en la escuela y las familias. También hay un carácter que resalta en el trato directo y resolutivo que tienen los israelís que nombran como “chutzpah”, un modo que resume cómo se plantan ante la vida. Su acepción negativa habla de tratos rudos y sabelotodo que opinan sin filtro, algo que a los latinos no nos es cómodo. Pero en ese modo directo y sin vueltas, aunque requiera maneras políticamente incorrectas, encuentran su herramienta para conseguir lo que quieren. Personas con gran determinación, coraje para tomar riesgos y un optimismo de base por el que creen que todo puede ser posible. Y esto es parte del éxito de Israel como una nación tecnológica en la que ha nacido desde el USB, hasta la primera cápsula endoscópica, Waze o Sodastream, entre miles de productos de nuestra vida diaria.
Al modo de ser y hacer “chutzpah” se le suma otra actitud a la que nombran como “balagan”, que expresa un cierto estado de caos sin orden predeterminado que invita a la resolución de manera espontánea y creativa.
Un ejemplo de ese caos es que no Israel no hacen fila para comprar y es una pequeña lucha para lograr ser atendido, pero esta falta de reglas genera un sistema extremadamente flexible en el que se desarrollan habilidades para enfrentarse con lo que sea que se presente.
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