Blanca Treviño: “Los talentos argentinos son como hormigas súper eficientes que están en todos lados”
La cofundadora y CEO de Softtek se convirtió en la primera empresaria mexicana en ingresar al Salón de la Fama de Mujeres en Tecnología; en diálogo con LA NACION, presentó su visión sobre los recursos locales y su apuesta por la Argentina
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“Cuando le conté a mi papá que me inscribí en la facultad, para él sonó como si me fuera a la Luna”, recuerda Blanca Treviño, cofundadora y CEO Softtek, una firma desarrolladora de tecnología. Nacida en Monterrey, México, Treviño cursó la licenciatura en Ciencias de la Computación en la década de 1980, cuando aún poco se conocía sobre la industria y no era común ver mujeres en ese ámbito. Motivada por el reto, siguió adelante. Los logros no tardaron en llegar: se convirtió en la primera empresaria mexicana en ingresar al Salón de la Fama de Mujeres en Tecnología, y recientemente fue designada para formar parte del Consejo del Pacto Mundial de la ONU.
En diálogo con LA NACION, admitió: “Pero si yo estoy hoy acá, tiene que ver con un regaño de mi papá. Cuando me inscribí en la facultad, primero lo presumí delante suyo y él empezó a compartirlo con conocidos. Pero luego yo me arrepentí de anotarme y se lo conté, usé la peor palabra, le dije ‘me da miedo que sea muy complicado’. Mi papá no fue un mentor, pero sí una de esas personas que te encaminan, y lo agradezco. Me desafió, como lo hizo toda la vida”.
Años más tarde, cuando transitaba el tercer año de la carrera, Treviño ingresó como pasante a uno de los grupos industriales más grandes de México. “La sensación de independencia cuando recibí el primer cheque fue indescriptible. Más allá del monto, me sentía capaz”, remarcó.
No obstante, el camino no fue fácil. Al ingresar, Treviño fue obligada a firmar una renuncia voluntaria que la compañía haría efectiva en caso de que contrajera matrimonio. “Cuarenta años atrás, las empresas no aceptaban fácilmente mujeres, y muchísimo menos querían entrar en lo que ellos contemplaban como una ‘complicación’”, cuestionó.
El punto de quiebre llegó luego de un lustro, en el marco de una profunda crisis económica. Precisamente, la empresa para la que trabajaba atravesaba serios problemas financieros y había comenzado a despedir colaboradores, entre ellos, a amigos suyos. Esto le dio un nuevo impulso: en conjunto, le dieron forma a una firma propia, un proyecto que catalogó como “de lo más aventurado”. Y cuando ya tenían el primer cliente, renunció. “Yo sentía que me estaba perdiendo la fiesta de mi vida. Éramos cinco personas y estábamos empezando, pero sentía que cada minuto que pasaba me estaba perdiendo algo”, indicó.
Bajo el nombre Softtek, la compañía nació inmersa en una cultura emprendedora y, poco a poco, se fue expandiendo. Actualmente, cuenta con 30 oficinas en más de 20 países y reúne a alrededor de 15.000 colaboradores, de los cuales más de 1200 están en la Argentina.
“En cada una de nuestras oficinas se respira el mismo ambiente. Y esto lo logramos al darle espacio a los equipos, para que fueran absorbiendo nuestra cultura y nuestros valores. Cuando desembarcamos en la Argentina, en 1997, no enviamos a nadie desde la filial mexicana, ni trajimos acá a un argentino”, aclaró.
Para graficarlo, Treviño trajo un caso aún más radical: la apertura de su filial en China, resultante de la adquisición de una pequeña firma local. “Primero hicimos varios viajes para analizar la empresa, y luego, para el anuncio, reunimos al equipo. Al regresar de un almuerzo, el CFO comenzó a gritarles a unos trabajadores que estaban hablando. No entendía las palabras, pero sí la forma; lo interrumpí y le dije ‘no sé que estás diciendo, pero esto no va con nuestra forma de actuar’. Se justificó con que yo no conocía la cultura de China y que perdería dinero, a lo que le respondí que podría perder dinero pero no la cultura”, recordó Treviño. Al final de la historia, de acuerdo con la ejecutiva, el resultado fue positivo: arrancó por explicarle al equipo de liderazgo la importancia de la autonomía y de la inclusión, y a esto le siguió un crecimiento sostenido y reconocimientos del mercado chino.
Entre la velocidad, la escasez de talento y la dispersión geográfica
A la hora de abordar los desafíos a los que la industria se enfrenta, Treviño destacó: “La tecnología dejó de ser un commodity, algo que nos ayuda a ser más eficientes, y se convirtió en un elemento de competitividad. La tecnología atraviesa cualquier industria y se vuelve algo transformador y medular. Como consecuencia, la demanda de profesionales de tecnología subió de forma impresionante”. En esa línea, para la ejecutiva, la empresa que sea capaz de atraer el mejor talento será la más exitosa.
La búsqueda por el talento fue justamente lo que condujo a Softtek a la Argentina. “Decidimos abrir operaciones en el país, porque veíamos el talento. Globalmente, hay un reconocimiento muy profundo. Tal es así que, probablemente, en cualquier empresa que uno visite en Estados Unidos -uno de los mercados más exigentes- vea argentinos. Los talentos argentinos son como hormigas súper eficientes que están en todos lados. La Argentina pudo haber vivido un montón de cosas en su historia, pero siempre hizo foco en la educación. No es casualidad el entusiasmo que tienen por desafiarse y que gestionen negocios en todo el mundo; no le tienen miedo a ir a otro mercado”, resaltó.
Otro de los retos que apuntó fue la velocidad a la que la tecnología avanza. ”Si no hubiéramos conversado y le hubieras escrito a Chat GPT, posiblemente, te hubiera dado respuestas parecidas a las mías, porque analiza mis entrevistas”, ejemplificó, a la vez que remarcó la necesidad de estar un paso adelante de esa evolución, “porque eso es lo que los cliente esperan”.
En tercer lugar, Treviño abordó los desafíos que la dispersión geográfica genera. “En la pandemia, se promovió el home office, lo que impactó en la cultura, que suele ser más permeable al compartir espacios. Lo supimos manejar, aunque conforme sigamos creciendo tendremos el reto de mantener esta cohesión”, explicó. Para la ejecutiva, la diversidad implica complejidad, pero también un diferenciador el mercado: según indicó, a los clientes les resulta atractivo cuando les garantizan acceso a un pool de talentos en distintos lugares, aunque el punto es que pase de la promesa a la real integración. “Por ejemplo, trabajamos en un proyecto para la aerolínea Southwest, en el que involucramos a colaboradores en Estados Unidos, México, Colombia e India. Para eso, nosotros trabajamos con procesos muy sólidos y claros de seguimiento, para chequear la productividad”.
En la Argentina, Softtek fue reconocida en el séptimo lugar del ranking de “Los Mejores Lugares para Trabajar para Mujeres”; en la posición 16° de “Los Mejores Lugares para Trabajar en Argentina 2024″ en el segmento de empresas con más de 1,000 colaboradores; y en el tercer puesto dentro del rubro tecnológico, según Great Place to Work. Además, fue recientemente distinguida como empresa comprometida con los Derechos Humanos por la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
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