Bienestar laboral. Los nueve mandamientos para ser feliz en el trabajo
Evitar los liderazgos basura y buscar empresas coherentes son algunas de las prioridades para lograr un equilibrio
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¿Se puede ser feliz en el trabajo? Mi primera impresión, cuando empecé mi carrera en docencia para ejecutivos, es que pocos logran ese estado en la vida laboral, y cada vez menos. Organizaciones hipócritas, jefes basura y un contexto país difícil, sino imposible, hacen que, muchas veces, el trabajo sea una necesidad para subsistir y no para disfrutar.
Hace varios años estoy explorando las desgracias organizacionales y directivas que nos hacen la vida más miserable. También estuve mirando a aquellos que se levantan energizados y con una sonrisa pegada en la cara a la hora de ir a trabajar. De ambas miradas, llegué a algunas conclusiones que el lector podrá evaluar para su propia vida laboral. Mis mandamientos están divididos entre las cosas que hay que evitar y lo que hay que ir a buscar en el trabajo.
Mandamiento 1: Evitar liderazgos basura. Cuando logramos tener un poco más de experiencia laboral, definitivamente nos damos cuenta de qué clase de jefe tenemos o de los jefes que resisten y subsisten en la organización. La película Quiero Matar a mi Jefe retrata hasta qué punto un mal jefe puede arruinar la vida de sus empleados. En el film tres amigos cuentan las penurias de tener jefes espantosos: uno es un psicópata, otra una ninfómana y el otro un cretino lujurioso. Al estar hartos ellos, diseñan un plan para sacárselos de encima... matándolos. Esta sería una opción. La otra es directamente evitarlos sea cambiando de área o de empresa. También dándonos cuenta de qué tipo de animal tenemos en frente para poder trabajar la cintura política mientras miramos el mercado laboral.
Mandamiento 2: Evitar gente idiota. Los idiotas en las organizaciones tienen una gran capacidad de resistencia. Podríamos hablar de que algunos son cucarachas inmortales que ni una bomba nuclear los elimina. También están los vampiros chupa energía, personas que tiene una mala vibra y que nos dejan agotados luego de interactuar con ellos. Evitarlos, no generar charlas inocuas y abrir el círculo social dentro de la organización es clave para que esta gente no nos arruine la vida.
Mandamiento 3: Evitar la felicidad boba. Hubo una tendencia en las organizaciones a contratar gerentes de felicidad. Definitivamente una empresa que necesita un gerente de felicidad es una organización que entró en terapia intensiva. La felicidad forzada, las sonrisas de cartón y el espíritu de comunidad basado en la nada misma, no sirven. Estas organizaciones terminan generando un sinfín de actividades para encender la llama de la felicidad como si fuéramos una secta donde nos quieren llenar el cerebro de alegría. Si ven un gerente de felicidad, miren a otro lado.
Mandamiento 4: Evitar las empresas burras post pandemia. Con el Covid en retirada, muchas compañías comenzaron a obligar a sus empleados a volver full time al edificio corporativo. Estas empresas no entendieron nada y probablemente pierdan talento. Pero esta tendencia no es solamente de empresas vernáculas, firmas como Goldman Sachs o Morgan Stanley hablaron pestes del home office. Posteriormente a sus críticas se tuvieron que comer sus palabras y pedir disculpas porque se dieron cuenta del efecto boomerang que estas opiniones tenían en sus empleados y, sobre todo, en potenciales aspirantes.
Mandamiento 5: Evitar la fragmentación de la vida personal de la profesional. La serie de ficción Severance (Apple TV+, 2022) llega directamente a plantear la fragmentación en su máximo esplendor: una empresa divide la memoria de sus empleados. Una parte es estrictamente para el trabajo y la otra para la vida personal. La empresa tiene un requisito para el ingreso: cada nuevo empleado debe someterse a una operación donde le dividen el cerebro. Ahora los recuerdos entre el empleado y la persona quedarán divididos y ninguno sabrá nada del otro. Cuando el trabajo se convierte en una pesadilla y necesitamos escindir nuestras vidas personales de las laborales, definitivamente estamos en un mal lugar para trabajar.
Mandamiento 6: Evitar entonces el efecto “ING”. En la película Office Space, cuatro empleados son maltratados por el vicepresidente de la compañía y están preocupados por la llegada de consultores que fueron traídos para avanzar sobre la reducción de personal. El foco de los consultores era eficientizar (reducir y despedir) y el de los empleados, no perder un lugar en esa oficina donde pasaba de todo, incluyendo la destrucción de impresoras a palazos emulando a los antiguos ludistas de la Revolución Industrial. Muchas empresas pasan por procesos permanentes de downsizing (achicamiento); delayering (reducción de niveles de la estructura); outsoucing (tercerización). Son procesos estresantes que eventualmente van a terminar con el lector de esta nota de patitas a la calle. Mejor irse antes de sufrir tanto.
Mandamiento 7: Buscar entornos colaborativos que nos permitan crecer profesionalmente. No terminamos siendo buenos profesionales solos. Seguramente hay casos que sí, pero en la mayoría de los mortales se requiere un entorno de desarrollo que se logra con colegas de buen nivel profesional y humano. Eso nos permite crecer y seguir siendo empleables además de poder encontrar un espacio social que hace a la felicidad real en el trabajo.
Mandamiento 8: Buscar alinear las competencias y preferencias personales. Esto es fundamental para no sentir que la energía está por el piso. Cuando nuestras preferencias personales (lo que nos gusta hacer) están alineadas con las competencias que desarrollo para el trabajo, el mismo trabajo fluye mejor y nos energiza. Sin embargo, cuando trabajamos en algo que no es nuestra preferencia, terminamos agotados y de mal humor.
Mandamiento 9: Buscar empresas coherentes entre lo que dicen y hacen. Esto es fácil decirlo, pero difícil verlo a simple vista. Pero hay dos indicadores que pueden dar una pauta de cómo se comporta una organización. A través de ver a quiénes se promociona y a quiénes se despide, claramente se pueden observar los valores de esa empresa. Si promocionan a bestias organizacionales que logran el resultado a costa de vender a sus madres y arrasar con los valores de la compañía y despiden a buena gente que tuvieron la desgracia de tener un mal jefe, es tiempo de mirar el mercado laboral y salir corriendo de allí.
Nada dice que podamos dar con el trabajo perfecto. Muchos de nosotros tal vez estemos lejos de ello. Sin embargo, podemos apuntar a conseguir un trabajo que nos guste en un ambiente que nos dé ganas de ir a trabajar. Eso sería ganar la lotería laboral.
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