Atrincherados en nuestras propias incomodidades
Cuanto más se repite una tarea, menos probabilidades hay de cambiarla aún cuando los resultados no sean los esperados
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En más de una ocasión me encontré escribiendo un mail largo desde mi teléfono, teniendo la computadora a menos de un metro y sabiendo que hacerlo desde ahí sería más eficiente, más fácil y cómodo. También me pasa seguido que salgo a hacer compras por el barrio y vuelvo con bolsas pesadas que apenas me dejan avanzar unos pasos sin descansar. En mi casa quedó el changuito y las bolsas reforzadas que podrían haberme ayudado a llevar mucho mejor eso peso, más rápido y sin incomodidad. Ni hablar cuando por trabajo tengo que darle formato a una presentación y en vez de averiguar la manera de automatizarlo estoy horas cambiando letras y fondos a mano, hoja por hora. ¿De qué se trata este autoboicot en el que caigo? ¿Pensaste alguna vez en qué hacés que te incomoda que podrías eficientizar o hacer más placentero pero por alguna razón no activás?
Esto es lo que investigó Alicea Lieberman, profesora de comportamiento y toma de decisiones de la escuela de management de UCLA en su paper “El efecto atrincheramiento: por qué la gente persiste en comportamientos menos preferibles” y me dejó impactada entender lo esclavos que podemos ser de nuestros comportamientos. Cuanto más tiempo realizamos una tarea desagradable, más nos atascamos, y persistimos incluso si hay oportunidades de cambiar a alternativas más agradables que lograrían el mismo objetivo. Es tan contraintuitivo que me cuesta entenderlo, pero solemos abusar de una solución una vez que la hemos aprendido, tratando de aplicarla a problemas futuros incluso cuando existen soluciones más innovadoras. Una vez que se “domina” un método, a menudo es lo primero que viene a la mente, lo que impide que se consideren otros enfoques. Esta es una de las razones por las que muchas veces a expertos en determinados temas les resulta más difícil pensar de manera original.
Por eso, si bien a menudo se presta atención en aprender métodos que aumenten la persistencia en las tareas, Lieberman aconseja mejorar el bienestar limitando la persistencia que q a veces es excesiva y sin sentido. A que nuestras formas conocidas de resolver se nos vuelvan prioritarias lo llama un “estado de atrincheramiento” mental, en el que aparentemente resulta más fácil simplemente continuar con la tarea tediosa en lugar de cambiar a otra tarea que disfrutamos más. La investigadora propone tres formas de prevenirlo: reducir la repetición, dividir la atención o simplemente cambiar de una tarea a otra y probar qué logramos. Cuanto más se repite una tarea, menos probabilidades hay de que la cambiemos. Quedarnos estancados en malas rutinas aprendidas, es algo que está al acecho diario. Hacerlo consciente, es el primer paso para poder evitarlo.
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