A lo largo de la historia, el impacto de las coyunturas macro permea de una forma letal hasta llegar a cambiar la vida de las personas. Crisis políticas y económicas de diversa índole producen que contingentes de ciudadanos de un determinado territorio se alejen buscando mejorar la calidad de vida.
La seductora señora Esperanza, esa mujer hermosa añorada por tantos, los lleva a emigrar. Sueñan, como Faivel, con que el futuro puede ser mejor que el presente que tienen, lleno de restricciones. Como pequeños revolucionarios liliputienses, quieren hacer eso que está en el ADN de cualquier vivo: anhelan crecer.
Científicos que buscan becas mejores o posiciones en instituciones universitarias que pagan más, ingenieros que se abren a un mercado internacional creciente, especialistas en machine learning en un país analógico, empresarios exhaustos frente a la burocracia y a la compresa fiscal que les saca el aceite de sus exiguas ganancias o emprendedores que se cansaron de ser los ratones que dan vuelta en la ruedita de un sistema planificado para impedir.
Rostros expulsados por la decepción en loop de un país inestable: nunca sorprende, siempre decepciona. Historias de carne y hueso (y de dolores y tristezas insertadas en el cuerpo).
Si bien muchos desean irse del país, sólo algunos se animan a dejar familia, amigos y asados. Para los más trágicos, migrar es algo así como una forma de morir a una vida. Empezar de cero. Resetearse.
¿Qué motivó a los argentinos que ya se fueron para irse? ¿Qué aprendieron y qué competencias tuvieron que desarrollar para adaptarse? ¿Cómo fueron cambiando sus vidas y la visión de sus futuros? Entrevistamos a profesionales y emprendedores que se fueron del país en el último año para aprender qué es lo que valoran, qué competencias tienen que desarrollar y qué tener en cuenta a la hora de hacer las valijas.
Demanda sostenida
Antes que la pandemia explotara, los argentinos rankeaban alto en las ganas de probar suerte en el exterior para poder desarrollar una carrera profesional en un contexto estable. Así lo develó el Ranstad Workmonitor, un estudio de la consultora internacional Ranstad que monitorea expectativas, estados de ánimo y comportamiento de trabajadores en 34 países.
El 84% de los argentinos preferirían emigrar para lograr mejorar la carrera y el equilibrio de la vida personal. 71% estaría dispuesto a irse para tener un salto de carrera significativa. Y, solamente un 30%, dice preferir hacer un cambio en la carrera a nivel local antes que emigrar, comparado con el 54% del resto de los países.
Con un MBA que hizo en la Universidad Torcuato Di Tella en la mano y un trabajo en Accenture que generó visibilidad en los directivos europeos, Virginia Bodernea se mudó a Londres en agosto 2019 para dirigir un equipo de due dilingence financiero para toda Europa. "Me fui porque la oportunidad era de esas de ‘once in a lifetime’: daba un salto cuántico a nivel carrera profesional, salario, responsabilidad y visibilidad. Y, además, desde que tengo uso de razón uno de mis sueños fue vivir, estudiar y trabajar en el exterior. No hubo lugar a dudas, fue la decisión más fácil de mi vida. De Argentina a la capital financiera de Europa sin escalas."
Bodernea reconoce que las capacidades que un profesional genera en la Argentina son muy útiles a la hora de encarar la vida personal y profesional en el exterior: "La Argentina es la mejor universidad para ser absolutamente resiliente, flexible, adaptable e ingenioso. Acá la gente se estresa porque post-Brexit quizás no puedan disfrutar de sus arándanos importados o porque, por primera vez en once años y tras el golpe de una mega pandemia global, la economía este año no crecerá. La BBC tiene que explicar el significado de la palabra recesión porque literalmente desconocen qué significa". Hoy Bodernea colabora con aquellos que quieran irse al exterior desde su Instagram @vir.bodernea
Hora de irse
Muchas veces, tomar la decisión de partir está ligada a infortunios que se han pasado y que no se quieren volver a repetir. Tal el caso de Heidi Cavallo que, luego de sufrir una entradera en su hogar, decidió, junto a su familia, partir a buscar un ámbito de desarrollo profesional y una mejor calidad de vida. Cavallo, su marido – ambos profesionales – y sus dos hijos partieron a Europa sin proyectos más que desembarcar y ver qué hacer.
"Cuando llegamos a España en enero 2020 – señala Heidi – la idea era abrir un bar. Nos pusimos en movimiento luego de hacer todos los trámites propios que te exige el estado español. Cuando arrancamos a mirar locales para alquilar o empezaron a aparecer los casos de Covid19 en Italia y luego acá, en España. Dijimos: momento de esperar y hacer la plancha. Como lo hicimos en Argentina, cientos de veces. Así que rápidamente hicimos un giro de 180°. Compramos máquinas para limpieza de tapicería, inscripción como autónomos y aquí estamos, con nuestra pyme de limpieza. Tenemos el cuero duro y estamos acostumbrados. Poco a poco y boca a boca, la gente queda contenta y te recomienda".
La migración es un viaje externo, mediado por burocracias de pasaportes, por grupos de Facebook de argentinos que están fuera, por sensaciones encontradas y temores frente a lo desconocido. Vértigos al abismo. Pero migrar es también un viaje interno. Transforma al ser humano un poco en ciudadano del mundo, en paria, en forastero. Quien emigra se desapega. Si ya dejó el suelo que conocía para adentrarse en lo recóndito, entonces ahora puede dejar muchas otras cosas. Lleva una Marie Kondo dentro.
Salto profesional
Según la ONU, la Argentina está en el top-30 de las naciones con emigrados de alta calificación. Hay un millón de argentinos trabajando afuera que han elegido múltiples destinos para ejercer su profesión. España, Estados Unidos y Chile son las plazas más relevantes para los compatriotas que deciden irse. Sin embargo, Australia y Uruguay están creciendo también. Australia para los más jóvenes y Uruguay para la clase media alta.
Gastón Carrión es managing director strategy and consulting en la firma Accenture en Asia Pacific, con base en Australia. Según Carrión "los argentinos son bien reconocidos en el mercado profesional australiano por nuestra flexibilidad, dedicación y agilidad. Es muy importante tener buenos conocimientos técnicos y experiencia en industrias; obviamente inglés es fundamental. Generalmente los perfiles argentinos tienen alta exposición a incertidumbre y eso nos hace mucho más flexibles y con alto nivel de autonomía. Esas características son altamente valoradas por las empresas locales.".
Ahora bien, según los expertos, hay profesiones que son más requeridas para aquellos que deciden irse y que, justamente, son las que el mercado laboral reclama en el país también. Para Carrión de Accenture "El Covid-19 aceleró cambios en los modelos de trabajo con la introducción de trabajo flexible y remoto, equipos interdisciplinarios con algo nivel de autonomía y agilidad y liderazgo adaptativo e inclusivo. Estos cambios ya son parte de los nuevos paradigmas. El uso de tecnología y analytics permite tomar decisiones más cerca de los mercados y clientes y con mayor velocidad." Big data, inteligencia artificial, machine learning, ciberseguridad, plataformas digitales y fintech, entre otras, son especialidades y saberes que ayudan a ubicarse rápidamente a nivel profesional.
Valentín Ferrarese tiene 32 años, es ingeniero químico con un postgrado en Economía del Petróleo y el Gas Natural. En agosto de 2020, partió a Estados Unidos a realizar un MBA en la prestigiosa universidad de Yale. "Desde hace aproximadamente tres años me empezó a interesar muchísimo el mundo financiero a tal punto que antes del MBA decidí irme de la empresa donde trabajaba y armar un pequeño fondo de inversión. Mi idea luego del MBA es trabajar en la parte de private equity de algún fondo o banco acá en los Estados Unidos. Puedo aplicar a la extensión del visado por tres años, si me dedico a alguna actividad STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en sus siglas en inglés)" comenta Ferrarese.
El tema salarial no deja de ser diferencial. "Un ingeniero con MBA acá puede llegar a ganar entre cinco y ocho veces lo que gana en la Argentina. Si bien el costo de vida es mayor, podés proyectar a futuro, comprar una casa y tener un buen pasar."
Capacidad nacional
La Argentina es el país con más unicornios (empresas con una valuación superior a US$1000 millones) en la región: Mercado Libre, Globant, OLX, Despegar y Auth0. Y hay cinco que siguen detrás para aumentar el listado de estas empresas: Ualá, Satellogic, Agrofy, Technisys y Etermax. Sin embargo, el ecosistema emprendedor argentino ha tenido muchos problemas en los últimos años, lo que motivó a muchos a tomar la decisión de partir.
Entre los años 2018 y 2019 nacieron 22.000 empresas. Solamente en los dos primeros meses de la pandemia desaparecieron 20.000. Las pymes en el país tienen una alta presión tributaria, 160 impuestos y mayores dificultades para surgir luego de las trabas a las SAS (sociedad por acciones simplificada) que facilitaba la apertura de emprendimientos. Una máquina de impedir que desmotiva.
Tomi Pierucci es un emprendedor reconocido por sus proyectos, en particular, por Bluesmart, una empresa tecnológica de viajes global que creó una valija smart que incluyó un cargador de batería USB, seguimiento con GPS, bloqueo remoto digital compatible con Bluetooth, una balanza integrada inteligente y una app que brindaba datos del viaje de la valija. La prohibición de valijas con baterías no removibles hizo que la empresa cerrase y el know how se vendiera. "Tuve la suerte de que Bluesmart creció bastante rápido y eso nos llevó a vivir a Shanghai y Hong Kong por un año y medio, luego nos fuimos a Silicon Valley por un año y finalmente volvimos a New York, otro año más".
Pierucci considera que el argentino se destaca por su resiliencia. "El argentino tiene por naturaleza eso de no rendirse, de seguir empujando, de ir para adelante. En muchos casos es espectacular, pero en otros te puede hacer mal. Hay que saber ecualizar y decir: hasta acá llegue". Así es como, luego de haber vuelto a la Argentina en 2017 aprovechando los beneficios para emprendedores que existían en ese momento, Pierucci terminó siendo asesor del dueño de Glovo y hoy, desde Madrid, es executive director en JP Morgan donde su función es identificar los próximos disruptores del mundo emprendedor tecnológico.
"Básicamente mi trabajo consiste en identificarlos [los disruptores] y ayudarlos en su recorrido para que lleguen a ser los próximos que cambien el mundo. Buscamos emprendedores que estén en la etapa de crecimiento exponencial y que sean o puedan ser globales. Las principales industrias son inteligencia artificial, biotecnología, salud, fintech y logística. Es un puesto global con foco en los países nórdicos, Israel y China".
Facundo Garretón fue el creador de InvertirOnline, empresa que vendió al Grupo Superville, y diputado nacional por Tucumán. Luego del cambio de gobierno decidió partir a Uruguay con un nuevo proyecto: IVY, una empresa que produce cannabis medicinal. "Estamos avanzando en un potencial proceso de integración vertical, seguramente también abramos en Argentina cuando la regulación lo permita", comenta.
Garretón considera que cualquier emprendimiento que surja en Argentina, para ser exitoso, tiene que ser pensado de forma global: "no podés pensar solo en una empresa para Argentina, porque desafortunadamente el país destruye empresas. Esto se debe a la alta presión tributaria, la falta de acceso al crédito, dificultades para armado de SAS, leyes laborales obsoletas y una inflación que quita toda previsibilidad en un contexto de país donde las reglas no son claras y no se respetan las instituciones"
Su elección de Uruguay iba perfecta con su proyecto decannabis medicinal además de las condiciones institucionales que, para Garretón, son fundamentales para emprender. "Uruguay va por otro camino y da la bienvenida a los emprendedores, que somos quienes buscamos oportunidades, somos quienes podemos reactivar la economía, quienes generamos empleos, quienes pagamos impuestos, quienes seguimos apostando a la creación de valor económico, social y ambiental".
Pero hay algo positivo de los argentinos que emigran y que Garretón comparte con el resto de los entrevistados. "Argentina es tan adversa que te da resiliencia, flexibilidad, innovación y capacidad de adaptación". Los argentinos, una especie en extinción moldeada en plastilina.
Restricciones
Rueda que rueda la bola de crisis cíclicas argentinas que nunca parecen tener un plan de largo plazo. El poder político no suele darse cuenta de cómo sus incapacidades para contener la economía repercuten en las expectativas concretas de los ciudadanos. Nuestras vidas están signadas por la negligencia, la ineptitud y la corrupción sistémica que dificultan que planifiquemos el porvenir.
Las restricciones de la Argentina siempre parecen repetirse: el sobreendeudamiento, la inflación o el tipo de cambio galopante. Esa falta de aprendizaje sobre nuestros propios errores genera niveles de decepción muy altos en la vida cotidiana de las personas. Por eso, muchas consideran que el futuro será mejor en otros lugares. Así, se va vaciando nuestro territorio de talentos, tornando al futuro un poco menos luminoso.
Ezeiza se torna un símbolo. Es la puerta dolorosa por la que huye, aquella bella mujer llamada Esperanza. Ultrajada, con ella emigran sus hijos, algunos de nuestros mejores cerebros.
En nuestro eterno retorno de cabotaje, siempre estamos a los manotazos, haciendo harapos los vestidos espléndidos de la dama más preciada. Disculpe, Señora Esperanza, discúlpenos por decepcionarla.
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