Apuesta arriesgada. El plan de Elon Musk para convertir a Twitter en una súper app
El polémico magnate busca transformar a la red social en una plataforma de comercio electrónico
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Un mes después de completar la adquisición de Twitter, Elon Musk ya adelantó sus planes para construir una súper aplicación. Ya sea que se llame “Twitter 2.0″, “La aplicación de todo” o “X”, estos planes siguen siendo muy vagos. Una serie de diapositivas que apenas contenían información tuiteada el 26 de noviembre hizo poco para arrojar luz sobre sus planes. Las referencias elogiosas a WeChat de Tencent brindan algunas pistas: a principios de este año, Musk describió a la app china como “Twitter, más PayPal, más un montón de otras cosas, y todo en uno con una gran interfaz”. Lo que está claro es que Musk enfrentará obstáculos en su camino.
Una súper aplicación de Twitter se uniría a un campo en crecimiento. Lanzado en 2011, WeChat se montó en la ola de adopción de teléfonos inteligentes chinos. Hoy cuenta con 1300 millones de usuarios y una presencia asombrosa. Agregar capacidades de pagos, comercio electrónico y juegos a su plataforma de mensajería hizo que la aplicación fuera muy popular. El lanzamiento en 2017 de “mini programas”, los millones de aplicaciones de terceros que existen dentro de WeChat, consolidó la plataforma como el verdadero sistema operativo de internet chino. No hay escasez de creación de súper aplicaciones en otras economías en desarrollo. En el sudeste asiático, Grab compite con GoTo, formada por una alianza entre Gojek, un gigante de los servicios de transporte privado, y Tokopedia, un mercado online. Ambos han perdido más de la mitad de su valor de mercado este año, pero el concepto sigue siendo resistente. Tanto es así que el hombre más rico de la India, Gautam Adani, recientemente anunció sus planes para participar del negocio.
La idea no es nueva. Las ambiciones de súper aplicaciones han sido un elemento básico de las animadas presentaciones de gestión en las empresas estadounidenses durante años. Incluso Walmart promocionó sus planes para desarrollar su propia app. La mayoría de los proyectos implica instalar dentro de la misma aplicación tantos servicios como sea posible. PayPal y Uber han intentado construir grandes empresas del sector más limitados en lugar de los equivalentes de WeChat. Estos límites no siempre han sido autoimpuestos. Los inversores se han resistido a los intentos de ampliar los límites mucho más. Cuando los detalles de las conversaciones de PayPal para dar un salto de US$45.000 millones en el comercio electrónico mediante la compra de Pinterest se filtraron el año pasado, sus acciones se desplomaron y las discusiones se abandonaron rápidamente. Esta actividad de construcción de conglomerados sería aún menos aceptable para los accionistas en la actualidad. Musk, que convirtió a Twitter en una empresa privada, que no cotiza en Bolsa, no tendrá inversionistas del mercado público que intenten cortarle las alas, pero enfrentará desafíos más fundamentales si realmente desea seguir la estrategia de desarrollar una súper app.
Barreras a vencer
El mayor obstáculo para este tipo de proyectos son, como era de esperar, las tiendas de aplicaciones. Apple, que fabrica más de la mitad de los teléfonos inteligentes de Estados Unidos, es el guardián de los ojos del país. Guarda celosamente esta posición, y con razón. Las tarifas totales que cobra de su tienda de aplicaciones no se divulgan, pero se cree que constituyen una gran parte de un segmento de servicios con ingresos de US$78.000 millones al año. Esta infraestructura, incluida una carrera notablemente exitosa en el negocio de los pagos desde el lanzamiento de Apple Pay en 2014, es lo más cercano que tiene Estados Unidos a una verdadera súper aplicación.
Musk ya se golpeó la cabeza con este techo. En noviembre, utilizó una disputa sobre la publicidad de Apple en su sitio para quejarse de las tarifas que la empresa de Tim Cook obtiene de las aplicaciones que hacen negocios en su ecosistema.
Persuadir a las empresas para que se asocien con Twitter o participen en cualquier plataforma de “miniprogramas” que Musk pueda crear podría ser aún más difícil. La toma de control de Twitter por parte de Musk hasta ahora ha venido acompañada de mucho drama y una formulación de políticas errática, que asustó brevemente a los grandes anunciantes. Si Musk va a hacer la transición de empresario polémico a creador de reglas, deberá sortear tanto los desafíos comerciales que implica su plan de desarrollar una súper aplicación como las expectativas de lo que podría hacer como líder de una.
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