Amazon e Instacart quieren ser el nuevo supermercado
El gigante del consumo y la innovadora start up luchan por ganar el mercado de ecommerce que más crece
Aunque el comercio electrónico ya impactó en las compras minoristas, la última frontera es la más grande: un mercado de US$ 638.000 de productos comestibles y de almacén. Son los más difíciles de entregar barato, rápido y de modo satisfactorio.
No es una sorpresa que Amazon esté muy interesada en usurpar el negocio a las cadenas de supermercados y haya lanzado nuevos servicios para ingresar en este mercado. AmazonFresh ofrece productos básicos de supermercado, incluyendo productos perecederos y de comerciantes locales en Nueva York, Los Angeles y Seattle, mientras que Prime Now vende una mezcla de alimentos básicos y de almacén y productos populares de Amazon con entrega en dos horas para los abonados al servicio. Su rival, Instacart, fue fundada por un ex empleado de Amazon y en vez de crear su propia infraestructura de cero, trabaja con cadenas establecidas, como Costco, Kroger y Whole Foods, para que los habitantes de 16 áreas metropolitanas -en su mayoría millennials, oficinistas y personas mayores- puedan pedir productos (online o a través de aplicaciones) de negocios en los que confían sin salir de sus casas.
Instacart creció rápidamente: se lanzó en 2012, facturó más de US$ 100 millones en 2014 y sedujo a los inversores, logrando una valuación de US$ 2000 millones, precisamente porque se posicionó como socio de los poderes establecidos. Es el amigo digital de las cadenas y les da una manera de evitar perder clientes frente al delivery, los servicios de "comida en caja" y Amazon. Whole Foods informó un ligero aumento de sus ventas gracias a su relación con Instacart y dice que los pedidos a través de esa firma superan US$ 1 millón por semana. Debido a que los socios de la nueva firma ya crearon confianza con sus consumidores, Instacart puede centrarse en la rapidez y la confiabilidad en vez de tener que acostumbrar a la gente a la idea de pedir salmón o pavo ahumado online.
La visión de Amazon es más ambiciosa e implica un cambio en los hábitos de la gente. En marzo pasado presentó Dash, una serie de botones conectados a internet que los consumidores tendrían que colocar en distintos lugares de su hogar para hacer pedidos de productos (como detergente) con sólo un toque. En junio, la compañía sumó un parlante controlado por voz, Echo. Si no tiene un botón Dash cerca, simplemente dígale a Echo lo que necesita comprar. Al mismo tiempo, hizo una inversión de US$ 100 millones para crear otros servicios que funcionan con ese sistema. En cambio, Instacart parece apostar solamente a que los usuarios abracen la simplicidad de los pedidos a través de una app a una red de cadenas minoristas del mundo real.
Ninguna de las dos compañías solucionó todos los problemas que podrían descarrilar sus aspiraciones para el futuro de las compras. Por cada experiencia de tener unos tipos subiendo cinco pisos por escalera para entregar un pedido en poco menos de 30 minutos, hubo un pedido parcialmente cumplido o un servicio al cliente más superficial que mágico.
Pero una vez que los clientes prueben esto no habrá marcha atrás. Amazon tiene planes más grandiosos, además de la escala y la paciencia suficientes para durar más que cualquier competidor actual o futuro. Pero concretar esta visión exigirá mucho trabajo y adecuar los depósitos para almacenar alimentos frescos y crear flotas de camiones (o drones) para la entrega de productos.
Instacart, en cambio, tiene los fondos y la infraestructura ligera como para expandirse y construir una marca mucho más rápido que Amazon. A corto plazo, parece que Instacart seguirá atrayendo a los jóvenes urbanos, mientras que Amazon, como de costumbre, juega al largo plazo. Cualquiera de las dos compañías puede llegar a organizar la logística necesaria para lograr una velocidad de entrega y una consistencia impactante. El gran ganador será el que pueda hacerlo con una cálida sonrisa.
638.000
millones
Son los dólares que genera el mercado de productos comestibles y de almacén en los Estados Unidos. Allí apuntan las firmas de e-commerce como Amazon e Instacart, que buscan morder un pedazo de la torta
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