Alimentos congelados: hay vida más allá de las hamburguesas y las pizzas
El consumo crece lentamente, pero la categoría sigue sumando nuevos jugadores y marcas; romper con los prejuicios del consumidor es el mayor desafío
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Como esos jugadores de las inferiores que nunca terminan de afianzarse en Primera División, el negocio de los alimentos congelados en la Argentina corre peligro de convertirse en una eterna promesa. Si bien desde hace años se alzan las voces que aseguran que el consumo está listo para despegar en el mercado local, en los hechos las ventas continúan estancadas y la Argentina viene peleando el descenso no solo en el ranking global, sino también en las eliminatorias sudamericanas.
Sin embargo, ante una demanda que no termina de activarse, las empresas del sector no pierden las esperanzas y destacan que el consumidor local, lentamente, se muestra cada vez más abierto a probar nuevos productos y que en la categoría hay vida (y ventas) más allá de las tradicionales hamburguesas y pizzas congeladas.
El consumo per cápita local de productos congelados ronda los 3 kg anuales; el promedio regional supera los 4 kg
El optimismo privado queda claro a la hora de analizar lo que pasa en las góndolas de los supermercados. Desde multinacionales como McCain o Marfrig, hasta firmas de capitales nacionales como la rosarina Frizata, pasando por jugadores de otras categorías que están desembarcando en el negocio, como la cadena de heladerías Grido o la pescadería Artesanos del Mar, los freezers de los supermercados argentinos siguen sumando marcas y propuestas, aunque el consumo local continúa ubicándose por debajo del promedio de la región.
Potencial de crecimiento
Según las estimaciones que manejan en la industria, el consumo per cápita local ronda entre los dos y tres kilos anuales, mientras que el promedio de la región se ubica por encima de los cuatro kilos; y en países desarrollados, como Inglaterra o Alemania, supera los 45 kilos anuales por persona.
“El principal desafío para crecer que enfrenta la industria es terminar con los preconceptos de la gente, que asocia a los alimentos congelados con productos caros y de mala calidad. Pero la gran ventaja que tenemos es que, cuando el consumidor prueba la categoría, descubre la gran practicidad que ofrece”, asegura Adolfo Rouillon, socio de Frizata. La firma, que se presenta como una foodtech de alimentos congelados nacida en 2019 –es decir, un poco antes de la pandemia–, sigue sumando categorías dentro del rubro y ahora acaba de anunciar su ingreso al negocio de los helados.
“Actualmente contamos con 85 productos y, en los próximos dos años, vamos a duplicar nuestro portfolio y estar presentes en todas las categorías de alimentos congelados relevantes”, asegura el empresario.
El 52% compra estos bienes al menos dos veces por mes y el 34% lo hace una vez por mes o menos
La visión de que el negocio de los congelados tiene todo para crecer en el mercado argentino es compartida por Gonzalo Gamero, uno de los socios de Artesanos del mar, una empresa de pesca seleccionada que incursiona en el segmento desde hace una década.
“Hay ciertas tendencias que a la Argentina llegan un poco más tarde, pero terminan imponiéndose. El consumo de pescado en la Argentina viene más retrasado que en otros mercados y en el mundo ronda los 20 kilos anuales per cápita y acá no supera los 7 kilos. En el caso puntual de los congelados, la tendencia es la misma, pero lo importante es que se trata de un consumo que viene creciendo, básicamente porque une dos demandas muy actuales: es una categoría muy práctica y que permite tener una dieta saludable”, asegura el dueño de Artesanos del Mar.
La firma nació en la crisis de 2001 como una propuesta casi artesanal de comercialización de pescados y frutos del mar de la Patagonia, y hoy está consolidada como una de las principales redes de venta pescado fresco y congelado del país, con 12 tiendas ubicadas en ciudad de Buenos Aires y provincia de Buenos Aires y una flamante red de franquicias, apuntando a crecer a nivel nacional.
Oportunidades de mejora
A la hora de hacer proyecciones, la visión optimista de los empresarios del sector se sustenta en un par de datos. El primero es que, a nivel global, se trata de una industria en ascenso. De acuerdo a un informe de la consultora Grand View Research, se espera que el tamaño del mercado mundial de alimentos congelados alcance los US$380.500 millones para 2027, con una tasa de crecimiento compuesta anual del 3,4%.
A nivel local, por su parte, se trata de un consumo con altos niveles de aceptación, aunque la asignatura pendiente continúa siendo la frecuencia de compra. En la consultora ShopApp destacan que la categoría de alimentos congelados es consumida por el 80% de los hogares argentinos, aunque la mayor penetración se da entre el nivel socioeconómico más alto y entre los jóvenes de 18 a 29 años.
“La frecuencia es una gran oportunidad para la categoría. El 52% la consume este tipo de productos al menos dos veces por mes y el 34% restante compra una vez por mes o menos. Esta frecuencia es mayor en niveles socioeconómicos altos y en mayores de 50 años”, señaló el informe.
En ShopApp además destacan que la nueva ley de etiquetado frontal no tendrá un impacto muy sensible en la categoría de los congelados. “El 51% de los consumidores asegura que seguirá comprando un producto que presentara los sellos y entre los jóvenes de 18 a 29 años el número asciende al 63%”, precisó el informe.ß
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