Alejandro Butti: “Una de las señales del reordenamiento está en el cambio del mix entre crédito privado y público”
El CEO de Santander analizó la transformación del negocio bancario y anticipó una inversión de 500 millones de euros a tres años
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El crecimiento de los depósitos en moneda local, la suba de las tasas de interés, la reactivación de préstamos a privados y el retorno del crédito hipotecario reconfiguraron el mundo financiero. “Desde hace tiempo no teníamos una visión tan clara sobre el ordenamiento de la macroeconomía en la Argentina”, aseguró Alejandro Butti, CEO del banco Santander.
En diálogo con LA NACION, el ejecutivo señaló: “Estamos convencidos de que esta es la base fundacional sobre la que hay que construir el resto. Solemos vivir con déficit, que genera inflación, y esta, a su vez, distorsiones de todo tipo. Sin dudas, alcanzar el superávit comercial y fiscal, a la vez que acelerar el ritmo de bajada de inflación, genera optimismo. No sé si el acomodamiento de este escenario será tan rápido como nos gustaría a todos. A todos nos encantaría que lo que resta del año sea en ‘V’, aunque probablemente sea una ‘V’ bastante más alargada. No obstante, vemos esa recuperación y somos optimistas”.
Para Butti, una de las señales del reordenamiento está en el cambio del mix entre crédito privado y público que los bancos gestionan. “Los bancos nos dedicamos al crédito privado. El crédito público que tenemos en nuestro balance es una consecuencia de cómo se desarrolló la macro en los últimos años. Por cada $2 de depósitos que recibíamos, solo teníamos demanda por $1. Lo restante, al no tener a quién prestarle, se lo llevaba el sector público. No obstante, eso empezó a cambiar en los últimos meses: hay cada vez más crédito privado y menos crédito al sector público”, detalló.
En esa línea, un informe elaborado por Santander exhibió que el crédito privado en moneda local subió alrededor de 17,2% en julio. Y con esto, se expendió por encima de la inflación, que se ubicó en el 4%, alcanzando una velocidad acumulada real superior al 30% desde finales de abril. Asimismo, el reporte puso de relieve que los depósitos en moneda local del sector privado en julio también tuvieron un avance real estimado cercano al 4% en términos reales, en menor medida que el avance del crédito.
De acuerdo con el ejecutivo, los créditos hipotecarios son uno de los productos financieros más valorados por la población, dada su dificultad para adquirir una vivienda. Datos oficiales lo exhiben: entre el Censo de 2010 y el de 2022 la proporción de propietarios disminuyó en 10% y el déficit habitacional alcanza a 4 millones de hogares. “Hay una oportunidad inmensa. La penetración del crédito en la Argentina es muy baja: ronda el 7% del PBI, versus más del 50% en América Latina. Más aún, la proporción de los préstamos hipotecarios es menor al 1% en el país, mientras que en otros países llega a ser 10 veces más alto”, dijo.
Para Butti, la reactivación de los créditos era impensada el año pasado, con 211% de inflación; con la suba de precios proyectada para este año, aún es difícil, pero si sigue bajando, “se abre un mundo”.
En este contexto, según precisó, las pymes son un sector que enfrenta una serie de dificultades a la hora de acceder a préstamos en el país. Según precisó, esto es consecuencia de la falta de blanqueo de su economía, empujada por la fuerte carga impositiva que las asfixia. “Si el Estado empieza a acomodar la macroeconomía, simplifica el proceso impositivo e idealmente bajas las alícuotas -que es hacia dónde va el Gobierno-, ayuda a que más personas ingresen en la formalidad. Tenemos que agrandar la plaza de la formalidad, que aún es muy pequeña”, afirmó.
A la hora de analizar posibles inyecciones de capital, aseveró: “Si bien 2023 fue malo para el campo, este año será mejor. Además, hay muchas industrias que cayeron en los primeros seis meses de 2024, hicieron piso y hoy ya se están empezando a recuperar. Las inversiones llegarán”. En esa línea, el número uno del banco Santander en el país miró puertas adentro y anticipó una inversión de 500 millones de euros que la entidad concretará en los próximos tres años.
-¿Qué motivó la inversión?
-El plan de inversiones fue diseñado con el objetivo de facilitar la vida de los clientes. Todos tienen actividades y queremos que el servicio financiero no les quite tiempo. Previamente, en 2017, concretamos la compra del negocio minorista del Citi en la Argentina; y en 2023 compramos tres compañías periféricas a nuestro negocio: CartaSur, una compañía financiera que atiende principalmente en el conurbano y está enfocada en la rama del consumo físico; y dos gestoras de fondos de BNP.
-¿Cuál será el destino del desembolso?
-El 90% de la inversión estará destinada a tecnología para simplificar la vida del cliente. Esto incluye el desarrollo de productos y de canales, la digitalización de productos y el mejoramiento de la app, entre otros puntos. El banco tiene cinco millones de clientes, que realizan un promedio de 13 millones de transacciones por día en la Argentina. El otro 10% de inversión de este plan estará enfocado en el mundo físico. Tenemos diferentes modelos de sucursales: creamos puntos exclusivamente para el cluster agrícola; y otros de inclusión, enfocados en la base de la pirámide y localizados en barrios populares. Este porcentaje también contempla posibles adquisiciones para complementar nuestra gama de productos.
-¿Cómo contempla la unión de los mundos físico y digital?
-El slogan del banco es “banco digital, con sucursales”. Las dos palabras, digital y sucursales, tienen mucho que decir, al igual que el orden. La industria financiera es una de las más antiguas y hasta hace poco era también simple: implicaba un lugar físico en el que las personas dejaban su dinero y otras tomaban préstamos. Hoy, eso cambió radicalmente. El “banco digital, con sucursales” busca capturar la ventaja de los dos mundos. Tenemos que ser cada vez más digitales, para competir con las fintech -los millennials casi nunca van al banco, pero los jubilados cada vez menos también-, pero sin perder la ventaja del mundo físico. Creemos que este es un modelo ganador y que abarca todo el universo de clientes.
-¿Qué oportunidades y desafíos encuentra en la aplicación de la inteligencia artificial?
-La inteligencia artificial (IA) trae un montón de oportunidades. Con foco en el desarrollo de nuevos negocios y en la satisfacción de los clientes, por ejemplo, la utilizamos para la apertura de cuentas, la segmentación de clientes y el diseño de promociones. Asimismo, con foco en la eficiencia de los procesos internos, la utilizamos para leer los balances y volcarlos a nuestros sistemas, lo cual elimina los riesgos del error humano. Por otro lado, la inteligencia artificial acarrea una serie de riesgos: no solo para el sistema financiero, sino para todas las industrias y en todo el mundo. Se viene una reconversión y adaptación de la masa laboral que se dedicaba a tareas repetitivas hacia tareas creativas. La IA es espectacular, pero parte de los datos y hay que generarlos. En los bancos se generan muchos datos, pero no todos estamos capacitados para manejarlos, para interpretarlos y monetizarlos. Esta es una nueva revolución industrial.
-¿Cómo ve el banco del futuro?
-La Argentina tiene un sistema financiero subdesarrollado. Si medimos el sistema financiero a partir de la ecuación crédito sobre PBI, en el país, ese número se ubica en torno al 7%. En los últimos meses, empezó a rebotar y a crecer un poco. En tanto, en Brasil, la cifra gira en torno al 56%; en Chile, al 90%; y en Estados Unidos, en Europa y en Japón trepa por encima del 100%. En otras palabras, nuestro mercado es multiplicable por ocho. Por otro lado, me cuesta imaginar que las sucursales físicas desaparezcan en los próximos cinco o 10 años, por un motivo muy básico: en lugares donde el sistema financiero está desarrollado, las sucursales siguen existiendo. Nosotros queremos transformar la sucursal, que hoy está pensada para resolver problemas operativos, y convertirla en un centro de negocios de valor agregado.
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