Ahora 12: las claves para saber si conviene pagar en cuotas o al contado tras la nueva suba de tasas
Para los analistas, bajar la tasa de financiación al consumo es una medida contraria al objetivo de frenar la inflación y contener la demanda de dólares
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¿Oportunidad o problema en puerta? Enredarse en la estrategia de pago en cuotas fijas para ganarle a la inflación, o simplemente tratar de alivianar el bolsillo, en un país donde los precios suben a un ritmo superior al 8% mensual y desde el Estado ofrecen financiamiento para consumo por debajo de ese nivel, no es difícil.
¿Conviene el plan Ahora 12 con la tasa “rebajada” que anunció el equipo económico la semana pasada y que entra en vigencia en estos días? Los números fríos de tasa de interés más costos asociados comparada con la inflación proyectada (expectativa de 9% para mayo) dicen que sí. Sin embargo, no debe ser la única variable a medir al usar el plástico.
Antes de entrar en el análisis de las cuotas y su conveniencia o no para el consumidor, Camilo Tiscornia, economista socio de C&T Consultores, advierte lo contradictorio de las nuevas medidas. “Por un lado, se sube la tasa de interés de referencia para contener la demanda de dólares y ayudar así a frenar la inflación, y por el otro bajan la tasa en los planes de financiación al consumo para fomentarlo, como si ambas tasas fueran cosas desconectadas y sin efectos macroeconómicos”.
Dicho esto, avanza: “La tasa de los planes de consumo sigue siendo menor que la inflación actual y que la proyectada porque no hay perspectivas de que baje; por el contrario, se espera que siga siendo alta”. Pero alerta que “es muy difícil en estos contextos de alta inflación determinar si hay una ventaja real o no en los precios que estamos pagando”.
Medir la oportunidad
“La baja de las tasas de financiamiento tanto del Ahora 12 como de los saldos de tarjeta de crédito, sumadas a la suba de las tasas mínimas para plazos fijos, generan una oportunidad importante para financiar compras, aun pudiendo pagarlas al contado”, explica Gabriel Chaufan, presidente de BBVA Seguros y profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales y del Programa de Finanzas Personales del IAE.
Para determinar si es conveniente o no hay que poner todos los números sobre la mesa. “Debemos comparar siempre la tasa de plazo fijo a 30 días con el costo financiero total (CFT) que estamos obteniendo”, dice.
Las tasas nominales que van a jugar en el cálculo son: 97% anual por depósitos a plazo fijo –que lleva la tasa efectiva anual (TEA) a 154%– y 73,5% de TNA como tope máximo para consumo en 12 cuotas. La tasa del Ahora 12 sube cada vez que aumenta la tasa de referencia dispuesta por el Banco Central (es equivalente a 85% de la tasa de plazos fijos), pero en esta oportunidad se ve beneficiada con una reducción. Lo que no estaba reglamentado al cierre de esta edición era si el recorte se aplicaría sobre la tasa anterior (77,3%) o sobre la que resultare después del ajuste, lo cual se estimaba como más probable: es decir el 85% de 97 da 82,45%: esa debería ser la nueva tasa del Ahora 12, pero al restarle 9 puntos porcentuales, queda en 73,45%.
Por ejemplo, un Smart TV 50 pulgadas que en la plataforma más usadas para compras online promocionan a $165.000 de contado tiene un costo financiado de $259.200 en 12 cuotas de $21.600. Ahora bien, ese dinero, colocado en plazo fijo a la tasa actual del 97% anual, arroja un interés de $13.300 mensuales y cubre cerca del 60% de la cuota que hay que pagar por el electrodoméstico.
Para afinar la decisión, Agustín Romiti, director de la consultora en macroeconomía y finanzas Finquality, propone medir el costo de oportunidad de esa compra comparando la tasa que se convalida al financiarse con el interés que paga la alternativa de inversión menos riesgosa, como puede ser un plazo fijo, y también analizar la inflación esperada, para relacionar precios futuros con precios presentes. “Si la tasa de interés cobrada está por debajo de la inflación esperada significa que el adelanto del consumo también provocará que esté pactando un precio que en el futuro será más alto”, resume.
Ahora bien, no quedan dudas de que “el negocio” es bastante redondo para quien posee el dinero para comprar al contado y opta por financiarlo e ir en busca de un mejor destino para sus pesos. Pero ¿qué pasa con quien no tiene el capital en mano para poner a funcionar ese engranaje y se endeuda? Acá los números y la comparativa de tasas de interés tienen que, sí o sí, tomar otra dimensión y poner en el tablero de toma de decisiones qué porcentaje del ingreso se llevará la o las cuotas a pagar.
El hecho de “cuotificar” los consumos puede hacer perder la dimensión de los compromisos que se asumen y, si llegado el resumen de cuenta no hay fondos suficientes para pagar el total –incluidos los consumos corrientes del mes más las cuotas que se van arrastrando– la conveniencia, o el “buen negocio”, se termina.
Las tasas de interés por refinanciar saldos impagos de la tarjeta también fueron reducidas. La nueva TNA es de 86%, a lo cual hay que agregarle gastos e impuestos para llegar al CFT. Además, es muy importante tener en cuenta que esas tasas preferenciales rigen solo para saldos de hasta $200.000. Si la cuenta empieza a agrandarse, el interés también sube.
Paso previo
En ese sentido, desde BBVA apuntan algunos consejos previos a la toma de decisión. Antes de financiar una compra a 12 meses la clave es planificar. Es recomendable que cada usuario se haga dos preguntas esenciales: ¿voy a poder afrontar los pagos periódicos con mis actuales ingresos? ¿Haría esta compra si tuviera que pagarla en una sola cuota? “Si la respuesta a cualquiera de ellas es negativa, habría que pensarlo dos veces antes de decir que sí”, advierten.
En esta línea, crear un presupuesto mensual o anual, que incluya las deudas, es el mejor camino para evitar que se convierta en un problema. Los expertos consideran que el límite de la capacidad de endeudamiento de una familia está cerca del 35% de los ingresos netos mensuales. “Debe incluir los gastos derivados de la devolución de todos los préstamos y créditos contratados: desde un alquiler hasta el pago a plazos de un auto o las cuotas de las tarjetas de crédito”, aportan desde el banco.
Finalmente, otro dato que el consumidor debe tener en cuenta es que la suma de todo lo que compre en cuotas no supere su saldo disponible en la tarjeta de crédito para consumo financiado. Y acá hay un dato que los bancos revelan solo en off the record. Estos programas son un dolor de estómago para las entidades que, junto con los emisores de tarjetas y comercios, son los que absorben la mayor parte del costo de la tasa subsidiada.
Y si son un problema y no son un negocio, la estrategia solapada es tratar de reducir su uso. Como no pueden mantenerse al margen del Ahora 12, lo que hacen es no actualizar los límites de las tarjetas de crédito de sus clientes o, por lo menos, de los que pueden presentar mayor riesgo crediticio. La inflación hace que rápidamente esos límites resulten insuficientes para seguir aprovechando los planes de cuotas.
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