De alimentos a 0 km y libros: los faltantes que marcaron el verano
En el último tiempo se multiplicaron los problemas en la entrega de ciertos productos por el impacto del cepo a las importaciones, los controles de precios y el Covid; algunos fueron puntuales y temporales
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¿Qué tienen en común el azúcar, el agua mineral, un Toyota 0 km y el último best seller que está por lanzar una editorial argentina? En los tres casos en las últimas semanas se registraron problemas en el normal abastecimiento que terminaron redundando en faltantes y demoras en las entregas -más o menos pronunciados- en el mercado interno.
Las causas detrás de los problemas en la oferta van desde el cepo importador y las dificultades cada vez mayores que tienen las empresas que quieren comprar un producto o insumo en el exterior para hacerse de los dólares, hasta el impacto de la pandemia en los niveles de ausentismo, pasando por otros factores más internos como el efecto indirecto de los controles de precios y del programa Precios Cuidados, que se traducen en menores entregas por parte de las empresas fabricantes.
Si bien no se puede hablar de un proceso generalizado de desabastecimiento, los problemas de la industria para hacerse de algunos insumos importados y de los consumidores para encontrar productos que no se fabrican localmente se están volviendo cada vez más comunes. Y las empresas y los economistas consultados por LA NACION coinciden que se trata de un fenómeno que llegó para quedarse.
“Más allá de la relativa buena cosecha y de la suba de la soja, todo indica que este año el cepo va a seguir, porque es la variable calibre que tiene el Banco Central para lograr que se puede cumplir con la meta de las reservas que se pactó con el Fondo. Así que estamos estimando un endurecimiento en los controles a los pagos de las importaciones”, señaló Fernando Marull, director de la consultora FMyA Economía y Finanzas.
“En bienes de consumo masivo el impacto de los faltantes es selectivo, como por ejemplo pasó hace poco con el vino y la falta de botellas de vidrio, pero creo que las autoridades van a hacer los esfuerzos para evitar que haya una gran restricción. El panorama lo veo más complicado por el lado de los bienes durables, como autos, motos o bicicletas, y por los insumos que se utilizan en bienes intermedios. En estos casos, hay empresas que todavía tienen stocks pero se manejan con la incertidumbre de no saber si el Banco Central les va a seguir autorizando las importaciones”, explicó Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market.
En el caso de los supermercados, en las últimas semanas se combinaron un par de factores para provocar agujeros en las góndolas. El primero -y que a priori se presenta como un elemento coyuntural- fue la variante ómicrom que se tradujo en problemas en la entrega de algunos productos. El caso más sensible fue el agua mineral. Una de las compañías líderes del negocio empezó a cuotificar las entregas hace un par de semanas debido a la falta de personal en su equipo de logística. “El problema se agravó porque la ola de ausentismo llegó en verano, con lo cual algunas bocas están funcionando con el 30% del personal normal, descontando los que están de licencia por vacaciones y los que tienen Covid”, explicaron en una cadena de supermercados.
El Covid igualmente no es la única explicación detrás de los faltantes de algunos productos básicos. En el sector reconocen que los controles de precios también impactan en el normal abastecimiento. “A los problemas que siempre aparecen para asegurar la entrega de todos los productos que integran la canasta de Precios Cuidados, ahora se suma el caso de los artículos que quedaron afuera del programa oficial que en teoría pueden aumentar normalmente, pero en los hechos la Secretaría de Comercio les pidió o exigió a las empresas que las subas no superen el 2% o 3% mensual. Frente a esta situación las empresas quieren pasar listas con subas mucho mayores y si no aceptás, te limitan las entregas”, explicaron en una cadena mediana de supermercados.
La disputa entre proveedores y supermercados se tradujo en negociaciones cada vez más complicadas, en las que los volúmenes pesan tanto como el precio. “La gran batalla pasa por cómo se va a producir el aterrizaje de los artículos que quedan afuera de Precios Cuidados, es decir cómo se van a ir administrando los aumentos. Y un ejemplo es lo que pasó hace unas semanas con el azúcar. Las empresas fabricantes empezaron a cuotificar la entrega a la espera de obtener algún aumento extra”, señalaron en otra cadena.
Desde el lado de los proveedores, en las empresas señalan que a la hora de habilitar la importación de algún producto terminado o de insumos para la producción, en el Gobierno ponen sobre la mesa de negociaciones el factor precios. “Es cada vez más común que a cambio de habilitar los dólares para importar te piden que no aumentes en el mercado interno”, explicaron en una empresa.
Los problemas con los productos importados no se limitan a los alimentos y las bebidas, sino que se extienden a otros rubros. “En nuestro caso no estamos con faltantes de mercadería, aunque el covid impactó en los tiempos de entrega. En la construcción, el 90% o 95% de los materiales son nacionales. Pero con lo que sí estamos muy complicado es con el tema automotores. Faltan repuestos y cubiertas para camiones”, explican en Corralón Ciudadela.
En el caso de los autos, la falta de dólares no es la única explicación detrás de las demoras en la entrega de 0 km. En Toyota, la terminal número uno del país, aseguran que las esperas de hasta seis meses que tienen los compradores del Corolla se deben a una combinación de factores. “Tenemos dos cuellos de botella: la falta de semiconductores (microchips) que se utilizan en todos los productos y la restricción de la cadena naviera. Al estar la industria integrada internacionalmente, por la falta de containers y por el Covid las flotas se han demorado notablemente”, es la explicación de Daniel Herrero, CEO de la compañía.
Desde el lado de los concesionarios, aseguran que el mercado interno ya sufrió en 2021 las restricciones de la falta de unidades y anticipan un panorama complicado para el año que recién empieza. “El año pasado fue realmente épico haber podido dar respuesta desde nuestros concesionarios, muchos meses con locales semi vacíos, a los clientes que adquirieron sus vehículos, con los problemas de abastecimiento que hemos tenido. Ahora, nuevamente el punto crítico estará en la producción por falta de chips, por un tema muy preocupante como el Covid y por la restricción a las importaciones por falta de dólares”, aseguró Ricardo Salomé, presidente de la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara).
Perspectivas preocupantes
En el campo también denunciaron el impacto que tuvo el cepo importador en la última cosecha y alertan sobre la incertidumbre que se abre para los próximos meses. “La falta de neumáticos se sintió en los últimos meses. Ahora la situación está más tranquila porque la sequía provocó que aflojara un poco la demanda, aunque la gran duda es qué va a pasar a partir de marzo cuando vuelva con fuerza la cosecha gruesa y se vuelvan a disparar las ventas. Las perspectivas no son buenas, porque uno escucha que persisten los problemas para el acceso a los dólares”, explicó Jorge Scoppa, titular de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma).
El panorama se repite entre las editoriales, que en las últimas semanas alertaron sobre los faltantes de papel bookcel (papel ahuesado de distintos gramajes que se emplea para imprimir libros).
Por este motivo, hace unos días las autoridades de la Cámara Argentina del Libro (CAL), mantuvieron una reunión virtual con el subsecretario de Políticas para Mercado Interno, Antonio Mezmezian, el número dos de la Secretaría de Comercio. “Hay desabastecimiento de papel, especialmente de papel obra que se fabrica acá; esto es preocupante, porque coincide con la mejor época de producción editorial. Nos estamos preparando para la Feria del Libro, que entendemos que este año se hará y es cuando más novedades lanzamos, y además nos estamos poniendo al día después de dos años de ventas más tranquilas”, señaló Martín Gremmelspacher, presidente de la CAL.
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