“6 y pico”: la devaluada apuesta del Gobierno para la inflación de junio
En el entorno de Massa confían en que el índice de este mes registre la segunda baja consecutiva, pero los analistas advierten que la tendencia no es sostenible en el tiempo; a fines de 2022, el ahora candidato presidencial se ilusionaba con un IPC del 3% a partir de abril
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La devaluación no perdonó ni siquiera las expectativas y metas del equipo económico, que en apenas unos meses pasó de prometer que la inflación de abril iba a llevar un 3 adelante a ilusionarse con que el índice de junio -que se conocerá en un par de semanas- comience con un 6.
Desde el ministerio que lidera el ahora candidato a presidente de Unión por la Patria, Sergio Massa, dejaron trascender en las últimas horas que sus mediciones indican que la inflación acumulada en las últimas cuatro semanas se ubica en 6,6 por ciento.
El dato fue puesto a circular por fuentes del Palacio de Hacienda con un poco disimulado alivio, destacando que -de confirmarse- sería el segundo mes que muestra una desaceleración en el costo de vida después del 7,8% de mayo, que contrastó contra el 8,4% de abril. Los analistas privados reconocen un cambio en la tendencia luego de que la inflación registrará cinco subas consecutivas desde noviembre de 2022; sin embargo, alertan que la baja intermensual tiene una fecha de vencimiento cercano y difícilmente se pueda sostener en el tiempo.
El índice de junio recién se conocerá el jueves 13 de julio, justo un mes antes de las elecciones PASO, aunque la mayoría de las consultoras ya adelantan que el número podría ubicarse por debajo del 7,8% de mayo.
“Es bastante probable que la inflación se vuelva a desacelerar en junio, y en nuestro caso estamos proyectando un 7% para este mes, por lo que hay algunas chances de que el mes comience con una inflación de 6%, básicamente porque la macro se estabilizó en las últimas semanas y no hubo shocks que dispararan la brecha cambiaria”, explicó Lucio Garay Méndez, economista de EcoGo. El economista, igualmente, advirtió que más allá del índice de junio, las perspectivas a mediano plazo siguen siendo poco auspiciosas. “Los fundamentos de la macro siguen siendo los mismos. Sigue habiendo un déficit fiscal elevado que se sigue financiando con emisión monetaria. El stock de deuda que hoy tienen los privados está en uno de sus techos y los privados ya no te van a financiar mucho más déficit, no te van a absorber más títulos públicos de los que ya tienen. Además, la cuenta de dólares también sigue bastante perjudicada: las reservas netas están en niveles negativos cercanos a 2000 millones de dólares y tampoco con perspectiva de que eso mejore significativamente los próximos meses”, explicó Garay Méndez.
En la consultora LCG también dan cuenta de una desaceleración en la inflación, favorecida por lo que sucede con los alimentos. Según su relevamiento, en las primeras dos semanas de junio la canasta de alimentos y bebidas registró un alza acumulada de solo 1,3%, aunque en la tercera se quebró la tendencia bajista, con una suba del 2,7%. “Esperamos un registro más bajo para el mes de junio, pero aun así, en caso de que la inflación del resto del año sea de 7% por mes, 2023 cerraría con una inflación cercana al 130%. Actualmente la economía navega sin anclas, con precios que se actualizan en su totalidad cada tres semanas. Vemos que los horizontes se acortan y la sociedad se indexa. En otras palabras, la inflación va tomando forma propia, y sin un plan integral, cada suba nos va empujando a un piso más alto”, aseguró Matías de Luca, economista de LCG.
La idea de que los números más favorables de los últimos meses no representan un cambio de tendencia duradero es compartida por Lorenzo Sigaut Gravina, director de la consultora Equilibra. “La inflación de junio podría ser una de las más bajas del año, pero no creo que sea sostenible en tiempo. En la medida en que nos acerquemos a las elecciones, el mercado cambiario va a estar más presionado, es decir, que puede aumentar la brecha. Y después va a depender mucho de quién sea el que tiene mayor chance de ganar, si quiere avanzar con una dolarización o sacar el cepo”, señaló el economista.
Factores estacionales
Los analistas también destacan que en la desaceleración de los últimos dos meses también influyen factores estacionales. “La inflación de junio se colocaría en torno al 7,3%, lo que sería el nivel mensual más bajo desde febrero de este año, aunque no hay que olvidar que estacionalmente la suba de precios de junio es menor que la de los meses previos. Todo esto asumiendo que no hay eventos disruptivos como la corrida contra el peso de la última semana de abril”, explican en la fundación Libertad y Progreso.
“Junio no debería ser un mes complejo porque estacionalmente es más tranquilo, a lo que se suma que en las primeras dos semanas del mes se registró una moderación en los aumentos de los alimentos, pero la tendencia empezó a cambiar en la tercera semana”, advirtió Camilo Tiscornia, economista de la consultora C&T, que proyecta para este mes una suba en torno del 7%.
En el estudio Orlando J. Ferreres no comparten el pronóstico de una desaceleración y alertan que el índice de junio rondaría el 7,5%, casi en línea con el número de mayo, lo que constituiría un nuevo piso para los precios. “Nada parece indicar que la tendencia a la baja continúe, sino que se espera que las próximas cifras se estabilicen en torno al 8%. Esto se debe a que, si bien la emisión monetaria es muy elevada y continúa acelerándose, la caída en el nivel de actividad que se espera para los próximos meses podría ayudar a contener la inflación en esos niveles”, explican en la consultora que lidera Fausto Spotorno.
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