Mujeres en tecnología: usuarias y productoras para un futuro mejor
La tecnología debe ser un activo para las mujeres y no un factor que profundice la desigualdad. Con esa premisa subieron al escenario de la cumbre del Women20 ( W20 ) seis mujeres que hablaron sobre la transformación de la digitalización durante la cumbre internacional del grupo de afinidad, celebrada en la Argentina.
La primera fue Sonia Jorge, directora ejecutiva de la Alianza para la Internet Asequible (A4AI), quien destacó por qué garantizar el acceso de las mujeres a Internet no es suficiente para que ellas aprovechen esta herramienta. "Poder acceder a dispositivos y a una conexión barata es clave, pero esto solo puede ser productivo si ellas se convierten en ciudadanas activas", resaltó.
Para ser ciudadanas activas, dijo, no basta con consumir información, sino que hace falta producirla. "Tenemos que ser parte del mundo digital, pero también diseñarlo, y además hacerlo desde una perspectiva femenina", destacó, y recordó que la tecnología no es neutral en temas de género, ya que casi siempre está producida por hombres.
Minutos después subió al escenario un panel conformado por Ana Cristina Ruelas, directora para América Latina de la ONG Artículo 19; Mariagrazia Squicciarini, economista senior de la OCDE; Nneka Henry, asesora del directorio ejecutivo del Centro de Comercio Internacional (ITC, por sus siglas en inglés); y Susana Ayarza, directora de Marketing para Brasil de Google. Lo moderó Claire Sibthorpe, líder del programa Mujeres Conectadas y Sociedad Conectada de GSMA.
La primera en hablar fue Ayarza, quien instó a las mujeres a ser parte del cierre de la brecha de género en cuestiones de tecnología. Habló desde su experiencia personal: "Para deconstruir mis sesgos, soy mentora de otras mujeres. Me hubiese encantado tener esa oportunidad cuando empecé mi carrera para saber qué era y qué no era correcto", dijo, y rememoró que en un trabajo pasado pensó que estaba bien que no la incluyeran en las reuniones de estrategia porque sucedían durante los partidos de golf los sábados y, claro, el golf "no era cosa de mujeres".
Habló de la subrepresentación de las mujeres en la industria publicitaria y les aconsejó a sus congéneres: "Si estás en una reunión con tu equipo de publicidad y comunicación y sos la única mujer, debés ser muy crítica, debés actuar".
También se refirió a la producción de tecnología: "La inclusión es mucho más que acceso. Si queremos imaginar productos y tecnologías diversos, necesitamos equipos diversos", reconoció.
Siguió Ruelas, quien recordó una experiencia con mujeres indígenas de México, que se sentían "inferiores" a los hombres por tener menos acceso a la información. Cuando ella y sus colegas se acercaron para que experimenten con Internet y otras herramientas tecnológicas, esas mujeres descubrieron que el médico de su comunidad se estaba quedando con dinero que debía utilizarse para comprar medicamentos.
A pesar de que sus propios pares no les permitían a ellas participar de las asambleas, juntaron firmas para quitar al doctor corrupto, y lo lograron. "No podemos entender la digitalización solamente como algo económico. También es capaz de salvar vidas y cambiar sociedades", dijo, como corolario de la historia.
Además, resaltó que Internet es una amenaza "para quien quiere que todo quede igual", porque permite que las mujeres se conviertan en líderes de opinión sin tener un puesto directivo en una empresa, donde generalmente les cuesta llegar. "Internet puede ayudarnos a romper el techo de cristal", subrayó.
Squicciarini instó a que las mujeres formen parte de la innovación que, a su juicio, hoy está monopolizada por hombres. Además, resaltó cómo los sesgos educativos hacen que menos mujeres participen de las carreras STEM (la sigla en inglés para referirse a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática). Por inseguridades familiares, por prejuicios que tienen maestros y maestras, en muchos casos no se impulsa a que las niñas sigan ese tipo de carreras. Y la vocación se define a corta edad, advirtió.
Finalmente, Nneka Henry puso el foco en la manera en la que se llevan a cabo las capacitaciones tecnológicas. Pidió que quienes las organizan piensen cómo las publicitan y si existe la oportunidad de que las mujeres que deseen participar puedan dejar las tareas de cuidado de lado, en caso de que tengan hijos. "Además, cuando las equipemos con estas habilidades, debemos asegurarnos de que haya luego una salida al mercado laboral", dijo.
Para terminar, resaltó que el futuro de las mujeres en el intercambio global de bienes y servicios es muy promisorio. Dijo que, dentro de las empresas exportadoras, las que están presentes o nacieron en el mundo digital tienen muchísima más participación de mujeres que las del "mundo offline".
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