Las claves de la nueva tabla del monotributo y qué cambios habría para los autónomos en Ganancias
En la carrera de los ingresos por detrás de la inflación se contemplaría un alivio para quienes están en ese régimen; se adelantaría una parte de la actualización prevista para enero de las facturaciones máximas de las categorías; este año, el reajuste del tope de los ingresos topes del sistema quedó muy por debajo de la inflación
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La dinámica de correr detrás de la alta inflación para aliviar los efectos en el poder adquisitivo de los ingresos laborales suma ahora un capítulo para monotributistas y autónomos, dos grupos de contribuyentes que quedaron al margen del anuncio hecho por el Gobierno la semana pasada en relación con Ganancias.
En el caso del monotributo, ahora el Gobierno comunicó que impulsa un proyecto de ley para establecer un aumento de 29,12% de las facturaciones máximas permitidas de cada categoría, incluyendo las más altas que, en función de la actividad realizada, son las que determinan el umbral para poder estar en el sistema impositivo simplificado. La medida regiría desde julio, el segundo mes del año en el que los contribuyentes deben hacer una recategorización. E implicaría desdoblar el reajuste del esquema que, según marca la ley, es de frecuencia anual y que sigue, como variable a considerar para la actualización, el aumento dado a las jubilaciones del sistema de la Anses en el año previo.
Lo ya decidido hasta ahora, con respecto a los niveles de imposición sobre personas físicas, es una suba del salario bruto más bajo alcanzado por Ganancias -de $225.937 a $280.792- y un alivio para quienes tengan una remuneración mensual de hasta $324.000. Serán poco más de 100.000 personas las alcanzadas por esa medida, que entrará en vigencia el 1° de junio y que no tendrá impacto para más de 700.000 asalariados que pagan el impuesto (no se actualizarán los valores de las escalas que definen cuánto se paga, según rangos de ingresos), ni para los autónomos, cuyos ingresos se ven alcanzados por la carga fiscal desde montos mucho más bajos que los de quienes trabajan bajo relación de dependencia. Para este último grupo, un proyecto de ley del oficialismo impulsa ahora un incremento de las deducciones, lo que aliviaría el peso de la carga fiscal.
Un proyecto de ley ya redactado, que lleva la firma de los diputados Sergio Massa, Leandro Santoro, Mónica Litza, Alejandro Rodríguez y Margarita Stolbizer, incluye tanto la actualización de la tabla del monotributo, según lo ya descripto, como un capítulo para mejorar la situación de los autónomos frente al impuesto a las ganancias. Ese texto contempla solo la suba de las facturaciones máximas admitidas, en el caso del régimen simplificado, sin incluir un aumento de los importes a pagar por los contribuyentes en concepto del impuesto y de los aportes a los sistemas de jubilación y de obras sociales.
El reajuste del monotributo provocaría que la mayor facturación anual permitida en el caso de comercio se incremente para pasar de $4.662.015,87 a $6.019.594,89 y la de prestación de servicios, de $3.276.011,15 a $4.229.985,60. Según las reglas del sistema simplificado, quienes exceden un determinado monto de facturación deben “saltar” al más oneroso sistema general, con inscripción en IVA y Ganancias y con el pago de aportes previsionales en el esquema de autónomos.
Y en este punto hay un dato no menor: cuando se hizo el reajuste del esquema previsto por ley, en enero de este año, por una decisión del Gobierno, las cifras topes de ingresos de las categorías más elevadas tuvieron una suba muy por debajo de la inflación, que en 2021 fue de 50,9%. El aumento con respecto a los valores que regían en enero de 2021 fue de 32,05% (actividades de comercio) y 39,18% (servicios).
Según establece una ley aprobada durante el gobierno macrista, desde 2018 los valores de la tabla del monotributo se reajustan automáticamente en cada enero, en el mismo porcentaje de incremento que tuvieron las jubilaciones y pensiones del sistema de la Anses en el año previo. Antes de esa normativa, si había una adaptación o no de las cifras y de cuánto era en todo caso el reajuste eran cuestiones que dependían de decisiones discrecionales y, de hecho, el kirchnerismo mantuvo durante mucho tiempo los valores sin actualización.
Si se hubiera seguido la regla indicada por la ley, en enero de este año todos los valores vigentes en enero de 2021 deberían haber subido 52,67%. Sin embargo, el año pasado la actualización se demoró y, ante las quejas de contadores y contribuyentes que hubo cuando se pretendió cobrar un alza del impuesto en forma retroactiva, se hizo una reforma legal que incluyó aumentos desiguales, según la categoría, de los ingresos máximos permitidos. Como la actualización por movilidad de este año se hizo considerando la movilidad semestral (no anual) y se tomó como base para hacer el cálculo la tabla reajustada de manera despareja, los importes de las facturaciones máximas tuvieron una suba insuficiente, lo cual incrementa el riesgo de tener que salir del sistema aún sin haber tenido una mejora real de los ingresos.
Lo que se dispondría supone anticipar una parte de la actualización correspondiente a enero de 2023. La medida tiene el aval del Ministerio de Economía, según dijeron fuentes de esa cartera, aunque se les pediría a los legisladores que incluyan en el texto algunos de los puntos contenidos en un proyecto enviado meses atrás al Congreso por Poder Ejecutivo. Aquel proyecto está principalmente enfocado en otorgar subsidios a un grupo de monotributistas y prevé eliminar el sistema de obras sociales para los ingresantes al régimen.
Las razones del porcentaje
El 29,12% es el reajuste acumulado que se aplicó a las jubilaciones en marzo y en junio (el tercer mes del año se dio un aumento nominal de 12,28%, mientras que el próximo mes se sumará otro 15%). Si ahora se concreta ese reajuste, el año próximo habría otro que tomaría en cuenta la movilidad jubilatoria de septiembre y diciembre de 2022.
Con la nueva tabla que se dispondría, en la categoría A se permitiría una facturación anual de hasta $601.959,49 y en la B, un ingreso tope de $894.804,65. En la categoría C, en tanto, el valor máximo sería de $1.252.726,50; en la D, de $1.724.532,59 y en la E, de $2.277.684,56. El cuadro se completaría con los siguientes umbrales de facturación: categoría F: $2.847.105,70; G: $3.416.526,83; H: $4.229.985,60; I: $4.734.330,03; J: $5.425.770, y K: $6.019.594,89.
Con la recategorización del mes de julio, los contribuyentes ya deberían observar la cuantía de sus ingresos en los últimos doce meses y compararlos con esos nuevos valores (en caso de aprobarse el cambio, claro está), para definir en qué casillero deben estar ubicados dentro de la tabla.
Desde la oposición, en tanto, la semana pasada se presentó un proyecto de ley que lleva la firma de Martín Tetaz (Evolución Radical – CABA) y de otros 32 diputados. Allí se busca establecer que la actualización de la tabla del monotributo se haga con frecuencia semestral, en enero y en julio de cada año, con carácter permanente, y no solo por el año actual. Eso evitaría las decisiones discrecionales de cada gobierno de turno con respecto al tema. Para este año, el efecto sería, también, un incremento de 29,12% de los valores en el mes de julio.
Cambios para autónomos
El proyecto de ley impulsado por Massa y otros diputados contempla, además de la actualización del monotributo, un aumento del monto básico de facturación anual a partir del cual los autónomos tributan Ganancias (en el supuesto de no aplicar deducciones, algo que, en la práctica, siempre ocurre). La cifra por 2022 pasaría de $757.694,52 a $1.010.259,36.
Concretamente, la iniciativa busca reducir la brecha entre las deducciones que se aplican para los asalariados con las que se toman en cuenta para los autónomos. La medida significaría un paso más en el mismo sentido que uno dado por otra ley, aprobada durante el gobierno de Juntos por el Cambio.
Según un documento elaborado por asesores de Massa, la medida impactará en los bolsillos de alrededor de 190.000 contribuyentes, que son los que efectivamente pagan el tributo. Para ese grupo, el cambio significaría un ingreso adicional de $52.000 este año, mientras que el costo fiscal sería de $7310 millones, siempre según el escrito mencionado.
El escrito justifica que existan diferencias en el trato que se les da a asalariados y autónomos en cuanto a Ganancias, al decir que quienes están en el segundo grupo tienen la posibilidad de deducir gastos (descontar montos de la base imponible) por una mayor cantidad de conceptos que los del primer grupo. Varias de esas deducciones, sin embargo, tienen sus topes congelados, por lo que no resultan tan efectivas como lo eran años atrás.
Desde la oposición, Tetaz presentó también una iniciativa sobre el tema, que en este caso se propone directamente igualar a autónomos y asalariados en cuanto al tratamiento que se les da en Ganancias.
Hace más de un año, cuando se debatía el tema de Ganancias para asalariados en el Congreso, Massa había afirmado que “en paralelo” se estaba trabajando una ley para autónomos. Hasta hoy, sin embargo, no se había conocido todavía ninguna iniciativa del oficialismo para ese grupo de contribuyentes, que sí se ven alcanzados por las actualizaciones del impuesto que se hacen una vez por año, en enero, porque así lo dispuso la ley que creó el mecanismo de actualización.
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