Milei versus el mercado, una pulseada que recién empieza
La estabilidad económica es una prioridad para un gobierno que logró en ocho meses más de lo que se había propuesto, pero todavía menos de lo que necesita para terminar de consolidar sus logros
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La visita de Javier Milei a un equipo de perforación de YPF, en Loma Campana, Neuquén, dejó a los ejecutivos de la compañía absortos. Hasta el propio Horacio Marín, presidente de YPF, lo comentó al regreso entre sus allegados. “Nunca ninguna visita había generado entre los operarios semejante reacción”, admitió. “Y no es la primera vez que un presidente visita la zona. Pero el magnetismo de Milei es impresionante”, reconoció el ejecutivo, que nunca antes había estado cara a cara con el primer mandatario. Todos los operarios buscaron sacarse fotos con el Presidente, que se tomó el trabajo de acercarse luego a cada uno de ellos; algunos con banderas argentinas que habían llevado espontáneamente para recibirlo, otros simplemente haciendo el gesto de los pulgares elevados en señal de adhesión.
Pese al fortísimo ajuste encarado en sus primeros ocho meses de mandato, Milei sigue siendo la figura más convocante del arco político. En las últimas encuestas de opinión pública que se conocieron, su imagen positiva aparece inalterada. Las sórdidas revelaciones en torno al comportamiento de Alberto Fernández a lo largo de su presidencia (y después), sólo hunden más a una oposición peronista que todavía no encuentra el rumbo. Hasta figuras como la de Sergio Massa, que desde mayo vienen prometiendo un regreso a la arena pública con la publicación de un libro “revelador”, optaron por el silencio. Hasta ahora, no hubo libro ni reapariciones. Nadie sabe hasta dónde salpicarán las revelaciones de los teléfonos celulares que pertenecieron al entorno de Fernández y que hoy tiene la Justicia. Alberto es una mancha venenosa que ya hizo lo suyo. Solo falta saber quiénes están salpicados.
Pero la fortaleza de Milei de cara a 2025 probablemente requerirá de algo más que de la debilidad de sus oponentes. La estabilidad económica figura como una prioridad para un gobierno que logró en ocho meses más de lo que se había propuesto, pero todavía menos de lo que necesita para terminar de consolidar sus logros.
Se espera que en las próximas semanas la agenda de reformas a cargo del ministro Federico Sturzenegger avance sin pausa. A la reglamentación de las sociedades anónimas deportivas (SAD), que se conoció en los últimos días y que puso en alerta a toda la estructura de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), se le sumará hacia el final de la semana próxima la letra chica del nuevo fondo de cese laboral, que se espera que modifique el régimen de indemnizaciones vigente en muchos convenios colectivos de trabajo. La idea es que cada convenio determine su régimen indemnizatorio, pero que las cúpulas sindicales no puedan negociar algo que no le convenga a la empresa y al trabajador. También piensan insistir en el Congreso con el capítulo sobre educación que había sido eliminado de la ley Bases. El proyecto contempla un examen nivelador a fin de año, la matriculación de extranjeros no residentes; habilita la educación a distancia y abre el acceso a las notas de evaluación de los alumnos, entre otras cosas.
En el Gobierno insisten en que la competitividad de la economía no vendrá por devaluaciones del tipo de cambio sino por reformas que mejoren la estructura de costos de las compañías.”Vamos a bajar impuestos y no vamos a devaluar”, subrayó Milei esta semana ante el círculo rojo, en el evento organizado por el Consejo de las Americas, en el Hotel Alvear.
Pero las resistencias en algunos sectores prueban que algunas reformas son tanto o más difíciles que equilibrar la macro. Hay, por caso, una iniciativa que planteó el gobierno de Mendoza de Alfredo Cornejo para poder importar medicamentos directamente de la India para abastecer a la obra social provincial –que acarrea deudas y necesita bajar sus costos–, que tiene en pie de guerra a gran parte de la industria farmacéutica. La iniciativa está a la espera del visto bueno de las autoridades sanitarias. Pero, de lograr luz verde, ya referentes de la industria nacional se aprestan a dar pelea: “Vamos a demostrar que todos los laboratorios indios tienen sanciones de la agencia norteamericana o de las europeas por incumplimientos de calidad”, advierten.
Críticas que no son gratuitas
También hay pujas políticas que se inmiscuyen y obligan a modificar los planes. La interna entre el Gobierno y la Ciudad de Buenos Aires, obligó al Gobierno a modificar su plan de apertura del sistema SUBE. Originalmente, la idea era arrancar con una prueba piloto en la red de subtes de la Ciudad. Ahora les informaron a las empresas interesadas que se arrancará con el tren Urquiza y algunas líneas de colectivos. Las críticas públicas de Mauricio Macri a la gestión de Transporte de Milei no fueron gratis.
Nada suele ser tan fácil como en la planilla de un excel. Lo sabe el ministro Luis Caputo, que está por estos días en plena negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Si bien la Argentina viene sobrecumpliendo las metas del programa vigente, heredado de los tiempos de Sergio Massa al frente del ministerio, la realidad es que el FMI no parece dispuesto a darle al país dinero fresco en el corto plazo. No, al menos, en los montos en los que en un primer momento se imaginó el ministro. “La Argentina quiere desembolsos temprano, pero el FMI tiene que manejar el riesgo país”, explica una fuente al tanto de las conversaciones. “La Argentina recién va a repagar la deuda vieja [contraída durante la administración de Mauricio Macri] en 2026. Si el FMI desembolsa mucho en 2025 aumenta demasiado su exposición a la Argentina. Si desembolsan más en 2026, se descuenta de los pagos que la Argentina debiera hacer, y la exposición del Fondo sigue siendo la misma. En otras palabras, el FMI puede dar algo de fondos frescos en 2025, pero quiere que los desembolsos grandes recién sean en 2026″, explica.
Aunque no es el único punto en el que el FMI y el equipo económico tienen diferentes puntos de vista. También en el organismo exigen más detalles sobre el plan cambiario y monetario del Gobierno. “El FMI no pide una devaluación, pero sí cree que el tipo de cambio no se puede sostener por siempre. El Gobierno tiene que formular y mostrar la estrategia de cómo piensa avanzar en la competencia de monedas”, aseveró la fuente.
En cualquier caso, en Economía ya trabajan hace tiempo con la hipótesis de que el puente de dólares para los próximos meses no vendrá de la mano del FMI. De ahí las negociaciones con bancos y hasta con algunas grandes empresas para hacerse de divisas. Ya los mercados de dólar futuro muestran que los inversores empiezan a creer en la idea de que el crawl (ajuste) del 2% mensual del dólar no se modificará. También las expectativas de inflación se mantienen a la baja, en línea con el plan oficial. En septiembre, se espera que la rebaja de 10 puntos del impuesto PAIS compense en parte aumentos previstos, como prepagas y colectivos, que impactarán en el cálculo del índice de precios al consumidor (IPC). La rebaja del impuesto PAIS apunta exclusivamente a los bienes; no bajaría el tributo para los consumos con tarjeta y se evalúa tampoco modificarlo para servicios. “Tiene sentido que la baja del PAIS sea para la importación de bienes, para permitir que gire la rueda productiva y baje la inflación; los servicios son más difíciles de controlar y de abaratar”, explicó una fuente del equipo económico. “De las tarjetas de crédito ni hablar”, sentenció. Sin duda, la necesidad de castigar los consumos con tarjetas de crédito en dólares y la compra de pasajes al exterior pone en evidencia que hoy la Argentina luce cara en muchos aspectos al lado de otros países.
El mercado, no obstante, no termina todavía de confiar en la capacidad del Gobierno de seguir acumulando reservas –más allá de que se espera que en el blanqueo haya una buena convocatoria de pequeños ahorristas que aporten divisas–, y por ende, de honrar sus obligaciones. Si bien Caputo aseveró en una reunión reciente con representantes del mercado que tenía ya los fondos garantizados para cubrir sus vencimientos de deuda, el riesgo país, el indicador que mide el riesgo de los bonos argentinos y determina el costo al cual se puede financiar la Argentina, se encuentra todavía orillando los 1500 puntos básicos (ayer cerró en 1490). En abril pasado, en el mejor momento de lo que va de la gestión Milei, el indicador había logrado bajar hasta los 1200 puntos. Países de la región como Brasil, Chile, Perú y Uruguay, para tener una referencia, tienen riesgos del orden de los 200 puntos o menos. Los bonos, que a comienzos de año habían registrado un fuerte impulso, hace tiempo que están planchados. Algo pasó. El mercado desconfía y el Gobierno sólo responde con discursos del Presidente y del ministro Caputo.
Hay muchas empresas que operan en el país, sin embargo, que están viendo la oportunidad de financiarse afuera. Sobre todo, las del sector energético, uno de los que mejores perspectivas tiene, más aún después de la aprobación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). YPF es un ejemplo. La empresa trabaja en una emisión de deuda, en principio, sin garantías (unsecured, en la jerga) para salir al mercado entre septiembre y octubre. Espera recaudar poco menos de US$1000 millones, para poder asegurarse los fondos de un vencimiento de bonos que tiene a mediados de 2025, y además terminar de financiar su plan de inversiones del año próximo. Nadie sabe en la Argentina (ni en el mundo, que amenazó con la caída de la Bolsa de Tokio a comienzos de mes, con enturbiarse) cuánto duran los buenos tiempos. Por las dudas, hay que aprovecharlos. Al menos quienes puedan.