Milei-Caputo: visión, exageración y primeras medidas
El presidente de la Nación y el ministro de Economía dieron su visión de la situación económica, anunciaron las primeras medidas y plantearon un panorama muy duró para 2024
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El domingo pasado Javier Gerardo Milei habló como presidente de la Nación, no como ministro de Economía, secretario de Hacienda o director del presupuesto nacional. Planteó su visión del pasado, el presente y el futuro de la Argentina.
Sobre esto último, error tipo I, error tipo II, exageró. Con el mayor de los respetos, ni él sabe si los primeros meses de 2024 serán tan duros como lo plantea, y menos aún si la tasa de inflación será de 20% o 40% mensual, y ni qué hablar de 15.000%. Es una estrategia, que, según él, ayudará a digerir el impacto del arranque de su gestión.
El martes pasado Luis Andrés Caputo anunció un conjunto de medidas. Arrancó en el plano fiscal, sin el cual nada de los demás es creíble, y en el cambiario, por la urgencia del tema. En economía importa la dirección, pero también la intensidad y la velocidad. ¿Qué reducción del desequilibrio fiscal se conseguirá con esto y cuándo? Desde el punto de vista político, en el plano fiscal la pregunta es la siguiente: ¿cuánto de este ajuste lo paga “la política” y cuánto la gente?
En el plano cambiario, se duplicó el tipo de cambio oficial y se eliminó el SIRA. Supongo que si hoy alguien quiere importar lo que sea y está dispuesto a pagar $800 por dólar, el BCRA le dirá “venga dentro de un ratito”. Porque en la situación actual, esto va de las exportaciones a las importaciones. ¿Crawling peg de 2%, con tasa de inflación oficialmente anunciada de 20% o 40% mensual? ¿Qué “mirarán” las tasas de interés; el aumento del tipo de cambio oficial o la tasa de inflación?
Todo esto es muy dinámico, aun para estándares argentinos. Si el ajuste fiscal es severo y el aumento de la oferta monetaria muy restringido, plantear tasas de inflación como las que dice el Gobierno genera recesión, porque les da pie a los exorbitantes cambios de las listas de precios. El traspaso del cambio en los precios relativos y el aumento del tipo de cambio oficial a los precios internos depende de si hay un cambio de régimen económico o no.
Última, pero no menos importante. Sangre, sudor y lágrimas no es un programa de gobierno, es una porción. Milei y Caputo tienen que entusiasmar a los integrantes del sector privado que pueden gastar, para que lo hagan. Desde este punto de vista, exagerar lo que puede ocurrir a corto plazo tiene sus riesgos. ¿Qué tal inaugurar el siguiente eslogan: “A gastar, carajo?”
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