Miguel Ángel Broda dijo que la Argentina necesita un “presidente estadista” y un “equipo” económico para ser un “país normal”
El economista participó de una jornada organizada por la Fundación Libertad junto a otros analistas; coincidencias en que el próximo año será “mediocre” para la Argentina
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Un 2022 mediocre, un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que “ayudará” pero no modificará demasiado el escenario y un Gobierno que continuará errático con sus medidas económicas fueron los puntos en los que coincidieron los economistas y tributaristas que participaron del XVII Congreso de Economía Provincial, organizado por la Fundación Libertad y entre los que se contaron Miguel Angel Broda, Diana Mondino, Fausto Spotorno y Martín Litwak.
Broda dedicó unos minutos a analizar qué necesitaría la Argentina para ser un “país normal” y, en esa línea, apuntó que sería “la antítesis de Alberto Fernández en términos de presidente estadista y la inversa de Mauricio Macri en términos de equipo, de profesionales especializados”. Se inclinó por un “equipo” de técnicos y especialistas en los distintos temas que deben llegar a sus funciones habiendo planeado “ex ante soluciones” y lo asimiló al que tuvo Cavallo en los 90 . Aclaró que la “normalidad” no se alcanza en un período presidencial, sino como mínimo en una década.
En su presentación, pronosticó un próximo bienio dominado por una situación macroeconómica de “constante inestabilidad” por la magnitud del gasto público “absolutamente anormal”; el nivel del déficit fiscal; los “enormes” vencimientos de la deuda pública; la política monetaria al servicio de la política fiscal; el atraso tarifario; un “bajísimo” nivel de reservas (calculó las líquidas en US$1800 millones) y estrés cambiario pese a las altas exportaciones (para 2022 estimó una baja del superávit comercial).
“El gran problema es el desincentivo a la oferta agregada; tenemos reglas de juego impredecibles y cambiantes. El exceso de regulaciones e intervenciones influye cada vez más y negativamente -señaló-. El populismo, cuando se reduce la oferta agregada, hace política fiscal y monetaria súper expansiva; son síntomas, consecuencias del resto de la orientación económica”.
Para el economista los problemas que dilatan el acuerdo con el FMI pasan por la meta de acumulación de reservas, que no se logra sin financiamiento externo, y un “agujero negro” para poder cubrir el rojo fiscal (calificó de “dudoso” el financiamiento fiscal de 2,5% del PBI incluido en el proyecto de presupuesto 2022). “Todo indica que el acuerdo no está a la vuelta de la esquina; asumimos un acuerdo ligth, que no va a cambiar las expectativas”, sintetizó.
De cara al año próximo, fue tajante: “Vamos a continuar con una política heteredoxa, intervencionista. No creceremos, tendremos una inflación de entre 55% y 70%; un año mediocre por delante, pero mucho mejor con acuerdo con el Fondo que sin acuerdo. Estamos acelerando la decadencia; vamos a tener el PBI per cápita que tuvimos en 2006 y no muy diferente al de 1998. En el mediano plazo estamos en un proceso de estanflación crónico”.
¿Baja de impuestos?
Otro panel abordó si es posible, en la Argentina, bajar impuestos. Enrique Lingua planteó su convicción de que en el país “no se quieren” reducir las cargas. Ejemplificó con que, cuando se debatió el proyecto de ley agroindustrial, las autoridades indicaron que no creen en el efecto derrame ni en los beneficios fiscales.
Litwak sostuvo que hay que generar una nueva ley de coparticipación y un sistema impositivo “lógico” y planteó que el IVA debe ser alto, Ganancias debe ser “razonable” y subrayó que “sí molestan las cargas sobre las transacciones y las propiedades porque afectan la inversión”.
La economista Diana Mondino acordó con esa mirada: “Cobran impuestos para trabajar, por trabajar y por haber trabajado”. Insistió en que el sistema tributario, además de “complejo y oneroso, interfiere en la producción, complica la innovación e impide sostener el capital. Un sistema así genera pobreza”.
A su turno, Gustavo Lazzari, indicó que además de eliminar impuestos hay que establecer un “régimen de equidad” entre el pagador y el Estado. “El nuevo sistema debe tener un techo fiscal, la sumatoria de impuestos no debe superar ese valor y hay que poner un límite a la hora de recaudar, los mecanismos de percepciones o retenciones deben ser eliminados”, agregó.
Trabajo y jubilaciones
Las reformas del sistema previsional y laboral fueron catalogadas como “urgente” por los analistas que abordaron ese aspecto. El economista Fausto Spotorno entiende que hay que reducir la cantidad de sistemas previsionales y simplificarlos para reducir costos ganando eficiencia. Igual, advirtió que sin arreglar la macroeconomía, “nada de eso alcanza”.
“Un monotributista -que es el único sector que crece en el empleo- aporta 18 veces menos que un empleado en relación de dependencia; esa estructura laboral genera un problema hoy y a futuro en el régimen previsional”, graficó Santiago Bulat y consensuó con Spotorno que la multiplicidad de regímenes generan problemas. “Si queremos tener regímenes especiales, deben ser autosostenibles”.
Ana Navarro describió los problemas más urgentes para crear trabajo formal, indicó que se requiere un “marco más moderno, más flexible, que proteja al trabajador y, a la vez, apuntale la competitividad”. Planteó la necesidad de discutir la flexibilidad hacia adentro de las empresas
Enfocada en lo previsional, Vanesa D’Elia subrayó la “insuficiencia” tanto del haber mínimo como del promedio y que ninguna de las fórmulas de movilidad aplicadas (la del macrismo y la del kirchnerismo) “logró mantener el poder adquisitivo”.
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