Mientras discute salarios, la izquierda busca al candidato de la indignación
El sector de los neumáticos está 17% arriba en ingresos reales respecto de los niveles de 2017, mientras el resto quedó 10% por debajo; temor a que se desencadene una competencia de gremios díscolos
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Por lo bajo, en el Ministerio de Economía le hacen últimamente múltiples reproches a Claudio Moroni. Creen que, por ejemplo, no debió permitir que el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (Sutna), que conduce Alejandro Crespo, tomara la semana pasada durante más de 48 horas el cuarto piso de una de las sedes de la cartera laboral. El ministro de Trabajo se defiende en privado. Dice que faltó colaboración, que ni Gendarmería ni ningún fiscal quisieron exponerse del todo por el conflicto y que, además, darle a un gremio manejado por el Partido Obrero la oportunidad de victimizarse sería la peor de las tácticas de negociación. En esto coincide con parte de la CGT.
Nadie lo expone en público, pero muchos funcionarios y dirigentes sindicales sospechan que esta crisis no se resuelve con aumentos. Aunque los salarios parezcan a simple vista el origen del reclamo y la propuesta inicial de las tres empresas involucradas (Bridgestone, Fate y Pirelli) haya estado la semana pasada bastante por debajo de la inflación: 38% para el lapso comprendido entre julio de este año y junio de 2023 con la opción de revisarlo a los nueve meses.
“Acá hay algo muy extraño”, concluyó ante LA NACION José Ignacio de Mendiguren, secretario de Industria. El argumento de los descreídos es la inminencia del año electoral. Creen que la de 2023 será una contienda propensa al voto indignación y que seguramente en la izquierda habrá varios postulantes para una candidatura capaz de captarlo.
¿Crespo versus Milei para disputarse el hartazgo? Algunas encuestas y números económicos juegan a favor de estas teorías conspirativas. Un trabajo del economista Matías Surt, de la consultora Invecq, toma el último semestre disponible del Indec, que es el comprendido entre octubre de 2021 y marzo de 2022, y consigna que el salario real promedio (descontada la inflación) era hasta entonces entre los fabricantes de neumáticos de 260.000 pesos brutos, a los que habría que sumarles las remuneraciones de la última paritaria. Esto los ubica un 17% arriba de los ingresos que tenían en el mismo lapso de 2017. No hay, de 120 ramas de la industria en todo el país, muchas más en esas condiciones. Sólo tres: fabricación de partes de cerámica (+6,2%), material rodante ferroviario (+3,2%) y elaboración de aceites de origen vegetal (+0,6%). El resto, en cambio, está por debajo del nivel de aquel año en que gobernaba Macri: 10% menos.
Parece difícil creer que el conflicto del sector neumáticos responda a cuestiones salariales. El salario bruto del sector es 45% superior al promedio de la economía formal. Los últimos datos (mm 6 meses) muestran salario real +17% respecto 2017, mientras el promedio -10%. pic.twitter.com/XW8zRRVZmo
— Matías Surt (@MatiasSurt) September 26, 2022
Por eso en la CGT tampoco creen en las razones del Sutna. “Nosotros somos distintos: no especulamos políticamente con los reclamos salariales”, dijo un referente de la central de Azopardo, donde le piden al Gobierno que aclare públicamente qué tan lejos están todavía las partes de llegar a un acuerdo en esta paritaria. Hasta ahora, lo que los involucrados dicen en público no coincide: Crespo afirma que un trabajador no gana más de 130.000 pesos brutos en promedio, y las empresas, alrededor de $350.000.
El Gobierno necesita resolver las diferencias cuanto antes para evitar el factor contagio. El peor escenario posible sería que se desencadene una competencia sindical por qué gremio se pone más inflexible. Algunos funcionarios esperaban que Pablo Moyano, referente de un sector que necesita los neumáticos como insumo, se convirtiera en nexo con el Sutna. Pero no ocurrió eso, sino casi lo contrario: el líder camionero cuestionó a Moroni. “Vemos que hay un Ministerio de Trabajo que, después de cinco meses, no puede resolver un conflicto tan importante y, bueno, pasó lo que pasó en estos días para que se instale el tema”, dijo a la radio 990.
Después se enojó por no haber sido invitado con el resto de la CGT al asado del lunes con el presidente Alberto Fernández y algunos ministros. “Pablo no era parte del grupo -se excusó uno de los invitados-. Él ya había ido hace poco a Olivos con Mario Manrique, Omar Plaíni y Walter Correa y a ninguno de nosotros le molestó”.
El sector sindical más cercano al jefe del Estado está cansado de las internas del Frente de Todos. El lunes, por ejemplo, propuso celebrar el 17 de octubre lejos del área metropolitana, en San Miguel de Tucumán. Pretenden evitar los tirones del acto del 1° de julio en la sede de Azopardo, cuando casi suspenden una invitación al Presidente por desacuerdos entre los miembros de la comisión directiva.
Moroni habló poco en el asado, pero los sindicalistas le transmitieron sus urgencias y objeciones al Sutna. “Necesitamos que el Ministerio se ponga al frente”, le pidieron. Pero no siempre es sencillo dialogar con la izquierda. En el Gobierno afirman que Crespo les jura en privado que quiere una solución y que, al salir, se endurece. Se hace difícil imaginar una atmósfera menos favorable a la solución: cercanía electoral, ideologías de por medio, inflación descontrolada y una administración débil y sin rumbo.
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