Miedo a Cristina Kirchner: la intimidad del fuerte respaldo a un ministro cuestionado
Antes de las palabras de la vicepresidenta en Chaco, en un almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción, el círculo rojo le dio un importante respaldo al ministro de Economía, Martín Guzmán
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Eduardo Eurnekian se levantó de su silla en el medio de una larga mesa principal. El almuerzo ya se apagaba. Tomó el micrófono y miró a Martín Guzmán. “Usted nos da confianza. Lo agradecemos. Estamos apoyando totalmente”, afirmó. “Ojalá podamos brindar y decir que este año estamos mejor que el pasado”, estimó uno de los empresarios más importantes del país, mientras 175 comensales del círculo rojo lo escuchaban sorprendidos por el gesto.
El presidente y fundador de Corporación América levantó la copa. Guzmán, ladeado por Alejandro Bulgheroni (dueño de la petrolera PAE) y el embajador en Brasil, Daniel Scioli, sólo mojó sus labios –no toma alcohol– para agradecer el apoyo del empresario y salió del salón principal del Hotel Alvear en medio de un remolino de asesores y hombres de negocios.
Antes de comenzar el almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP) ya se respiraba un blindaje para arropar la figura del ministro de Economía. “Hay que cuidarlo a Guzmán”, dijo uno de los organizadores. El economista se convirtió para el empresariado en un interlocutor “racional” y –sobre todo– “previsible” para que el país no derrape camino a 2023.
Su figura creció vertiginosamente en volumen gracias a las embestidas permanentes de los laderos de Cristina Kirchner. De hecho, el fantasma de la vicepresidenta en Chaco recorría los pasillos del hotel. “¿Qué va a decir?”, se preguntaban en medio de la escalada de tensión entre ella y el presidente Alberto Fernández.
El presidente del CICyP, Daniel Funes de Rioja, fue astuto. En su presentación recordó la fría –por la helada al aire libre ese mediodía– presentación del ministro en el encuentro de 2021 en medio de la pandemia, y dijo que el actual “era en un ambiente más cálido”. El también presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y de Copal, dijo: “Vamos a acompañar el camino”.
Escoltado por el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, y el de Política Tributaria, Roberto Arias, Guzmán también fue hábil. Habló de ordenar las cuentas, emitir menos pesos y deuda y acumular reservas –son los criterios acordados con el FMI– y del rol de Estado, que, a diferencia de presentaciones pasadas en el que ese papel era nebuloso, tiene ahora prioridad para la inversión en infraestructura, educación y tecnología. Volvió a prometer una revisión del cepo, una visión programática –mediano plazo– y habló de una tarea colectiva –consenso–. En los slides de su presentación incluso aparecieron las “reglas claras”. No mencionó ni le preguntaron por el llamado impuesto a la “renta inesperada”.
Esa narrativa aprobada por el empresariado cerró con la intersección que encontró el ministro para establecer una articulación clara con el sector privado: la energía. Bulgheroni fue su charla la mayor parte de la comida, que incluyó un menú de lucha de clases: el encarecido lomo de ternera maridó con la polenta (escondida en una calificación palermitana de “cremoso de maíz). “Estuvo muy bien; el tema es que no lo dejan hacer”, concedió a LA NACION Bulgheroni en uno de los pasillos del Alvear, mientras anotaba en su celular el número de Scioli. Otro que revoloteó alrededor de Guzmán fue Hugo Eurnekian, presidente de Compañía General de Combustibles (CGC). Tanto la gente de CGC como la de PAE ya pasaron semanas atrás por Economía, mientras cascoteaban al ministro, a anunciarle inversiones.
Para enmarcar la “histórica” oportunidad que el ministro destacó en el mundo de la energía, la gente de Techint recordaba que Paolo Rocca, apenas comenzó la invasión a Ucrania, vio la oportunidad. “Alemania está quemando carbón”, contaron que dijo por la dependencia del gas ruso. A cuentas de almacenero, con una inversión en el sector de US$30.000 millones se podrían generar exportaciones por US$17.000 millones al año. Allí también hay interés en la infraestructura para eso. No importa si el gasoducto se llama Néstor Kirchner. No por nada Guzmán viene prometiendo aflojar el cepo en ese sector.
Falta de autocrítica
Sin embargo, la sobremesa entre empresarios de energía y laboratorios –las apuestas dicen que de este último rubro podría salir una figura prominente de la próxima conferencia industrial– dictaminó que faltó autocrítica de Guzmán. “Es muy sólido técnicamente, pero sin apoyo político no se puede hacer nada”, dijo uno de los comensales. Este tema no estuvo entre las preguntas elegidas por Funes de Rioja a Guzmán tras su presentación. Tampoco las subas de tarifas que se discutirán la semana que viene.
Sobre la inflación, principal preocupación empresaria, puso el foco en el ruido provocado por la guerra (que no afecta a todos; en abril, la suba de precios en Uruguay fue 0,49%) y en las expectativas. Dijo que no sólo basta con construir un programa con credibilidad. Afirmó que es necesario que el mercado crea que se va a seguir implementando. Traducción: difícil si todo el tiempo se dice que en su sillón se sentará otra persona.
“Desde marzo de 2020 lo están yendo [a Guzmán]. Él no es el problema”, dijo un importante banquero. “Guzmán es capaz. Entiende las cosas”, dijo Cristiano Rattazzi, que también rescató a Matías Kulfas. “Un país con esta inflación no es sustentable”, agregó el empresario, que remarcó que el ruido que hay en el Gobierno también lo tiene Juntos por el Cambio: “Mirá el quilombo que son”. Para respaldar a Guzmán rescató al gobierno uruguayo. “Son racionales”, dijo citando no a Luis Lacalle Pou sino a Pepe Mugica.
“Hoy da previsibilidad, aunque guste o no lo que hace”, dijo Juan Nápoli, presidente del Banco de Valores sobre Guzmán. “En este contexto no se puede cambiar de ministro”, completó el hombre que duda que se pueda cumplir el acuerdo con el FMI.
Un empresario parafraseaba a un industrial para mencionar otro problema actual: “En 2020 perdí 10 millones; en 2021, los gané. En 2022 podría ganar, pero si tengo producto”, afirmaba sobre los cuellos de botella hoy en las importaciones.
Por eso, pese al apoyo a Guzmán, los empresarios siempre compran su seguro de cobertura. En un encuentro cerrado, los socios de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), entre ellos, Rocca y Héctor Magnetto, escucharon ayer por dos horas y media lo que Carlos Melconian cree que hay que hacer desde 2023: tomar medidas de shock, pero no en meses o semanas. En días.
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