Microcentro: aperturas parciales de comercios, miedo al “quilombo”, cerveza a $500 y camisetas truchas a $4000
Una multitud se acercó desde temprano al punto neurálgico porteño, con la ilusión de ver a la selección cerca de la Casa Rosada
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El microcentro porteño está colmado de gente, como es habitual, pero no están sus visitantes regulares. Si bien se sigue escuchando el grito de “cambio dólar” sobre la calle Florida, por momentos queda cubierto por los bombos, las vuvuzelas y el canto de “hay que alentar a la selección” que grita una multitud vestida de celeste y blanco. Las pocas personas que no tienen puesta una camiseta son, en general, comerciantes que ven desde la puerta de los locales a la gente pasar con la esperanza de que alguno ingrese y consuma.
Pese al feriado nacional decretado por el Gobierno, varias tiendas de indumentaria, calzado, electrónica y accesorios decidieron abrir sus puertas, con la esperanza depositada principalmente en los turistas, pero sin mucho movimiento. Los locales gastronómicos, por el contrario, están desde temprano desbordados de clientes, que hacen fila en la sombra para entrar y consumir al menos una botella de agua que les permita pasar al baño.
“Para ir al baño, solo con ticket de consumición”, grita un empleado de la marca de hamburguesas que tiene la imagen del Dibu Martínez, el arquero de la selección, y varias de las personas que esperaban su turno se retiran.
Un kiosco de los que están abiertos 24 horas no tiene baño para ofrecer, pero igualmente no da abasto para atender la fila de clientes que quieren comprar un pancho a $220. Son las 11 de la mañana y en local ya se está quedando sin salchichas.
En una situación más tranquila, con la demanda habitual, se encuentra un local que vende shawarmas a $1300 y latas de cerveza a $600. “Por ahora estamos abiertos, pero si hay quilombo, cerramos”, dice un empleado, mientras de fondo suena la canción del Diego que inmortalizó Rodrigo.
La otra gran demanda pasa por las camisetas de la selección argentina. No importa que no sean las originales, sobre la calle Florida se venden “réplicas” a $4000. La remera con la imagen de Lionel Messi cuesta $3000; los pilusos, que estuvieron de moda este mundial, llegan a $2500; la bandera argentina, $2000, y la mini copa del mundo de plástico se consigue a $800. No hace falta tener efectivo para comprar, las vendedoras, que tiene exhibida las prendas en la calle, también aceptan transferencia.
Si bien hay algunos pocos efectivos de seguridad, están más concentrados en evitar desbordes de la multitud, que en fiscalizar la venta informal. Por ello, no es raro ver desde las 10 de la mañana vendedores ambulantes en Plaza de Mayo ofreciendo latitas de cerveza “bien heladas“ a $500 o botellas de pequeñas de agua o gaseosa a $400.
Una encargada de tienda está parada en la puerta del local sobre la calle Florida observando el movimiento. “Por ahora estamos abiertos, aunque con las persianas a medio subir. La dueña del local nos escribe todo el tiempo preguntando cómo viene todo. Si se complica la situación, cerramos”, dice la vendedora, que, pese a haber pocos clientes, logró vender prendas por un total de $11.000 en dos horas.
Oscar, el dueño de un local que vende desde camisas y medias hasta valijas y mochilas, mantiene abierto el lugar junto con dos empleados. “Todos los feriados nos complican el día, porque esto es el microcentro y que no haya movimiento no favorece al comercio. Igualmente, nosotros abrimos todo el año y, mientras no haya manifestaciones, los turistas pasean por Florida igual”, indica, y añade que ya pasaron dos turistas extranjeras, posiblemente polacas.
El problema mayor para los comerciantes, señala, es la falta de consumo local. “Nosotros vendemos una valija que cuesta la mitad de un salario mínimo y cuatro veces más que en Paraguay. Es difícil vender con estos valores, pero nosotros somos el escalón final de la cadena de valor. Nos llega con este precio y le sumamos nuestra rentabilidad. Los valores son más caros en la Argentina porque hay problemas con las importaciones y porque todo lo que ingresa al país se paga al tipo de cambio paralelo”, explica, según su experiencia de varios años.
Malestar en el sector privado por el feriado
La Unión Industrial Argentina (UIA) emitió un comunicado hoy en el cual “lamenta la paralización de actividades industriales en todo el país sin previo aviso”, luego de que el Gobierno decretara ayer feriado a las 20 de la noche.
“Decretar un feriado a última hora, sin consultar cómo eso impacta en los procesos productivos y en el comercio, genera un perjuicio enorme a la industria argentina. Así como festejamos este logro, lamentamos que no se generen las condiciones de certidumbre y de concertación de los medios para poder celebrar sin daños colaterales desde el punto de vista productivo. El mejor homenaje que podíamos hacer era recibirlos trabajando”, dijo Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA.
En el mismo sentido, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) manifestó también su oposición al feriado nacional. “La entidad comprende y comparte la alegría colectiva por tan destacado logro deportivo, pero a la vez está convencida de que la celebración no debe implicar la perturbación de las actividades habituales, sean estas comerciales, industriales, académicas o de otra índole”, indicaron
“El establecimiento de un día feriado implica pérdidas multimillonarias por el valor que la economía nacional deja de generar; y es especialmente dañino cuando, como ocurrió en esta ocasión –en la que hasta altas horas de la noche no se conocía el texto del decreto en cuestión– se dispone de manera imprevista y poco clara en cuanto a sus alcances”, agregaron.
El feriado es particularmente perjudicial para el sector representado por la CAC, debido a que tiene lugar en las vísperas de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, cuando las ventas de numerosos rubros alcanzan los mayores volúmenes del año, aclararon en la cámara.
“Debe destacarse también que esta imprevista decisión se produce pocos días después de otra medida igualmente inesperada como fue el bono de fin de año definido unilateralmente por el Gobierno Nacional y que los empleadores privados deberán abonar a una parte importante de sus dependientes, sumando así presión a las finanzas de las empresas, especialmente de las pymes”, concluyó la cámara.
Ayer, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) dijo que, en un momento de retracción de ventas, el comercio pyme se ve aún más afectado en los últimos días por la decisión de afrontar un bono extraordinario y ahora un feriado nacional. “Obliga al empleador a pagar doble. Hay todavía confusión con el decreto, pero no es una decisión que ayude al sector en este momento”, comentaron.
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