Matías Kulfas: “La segunda ola está cediendo y vamos a un escenario de mayor apertura”
En un mano a mano con LA NACION, el ministro de Desarrollo Productivo indicó que las personas podrán movilizarse más y que se normalizará la actividad económica; “El Banco Central está en control de la situación”, dijo sobre el dólar
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Algo desordenados, pilas de documentos, un mate y las versiones impresas de varios diarios se acumulan en el escritorio en el que trabaja todos los días. Enfrente, en un sofá azul, una guitarra recostada aparece como el símbolo quizás de su espacio de recreo. Fue, en rigor, un regalo que recibió –una fue para él y otra a Santiago Cafiero, que toca el cajón peruano– en una recorrida oficial. Ese instrumento es una pasión compartida entre Matías Kulfas y Alberto Fernández. Esa afinidad –disminuida hoy entre miembros gabinete– se materializa en la foto del abrazo entre ambos detrás de la guitarra.
“La segunda ola está cediendo y vamos a un escenario de mayor apertura”, afirma en una entrevista con LA NACION el ministro de Desarrollo Productivo, pese al avance de la temible cepa delta del coronavirus en el país y en el mundo.
“Vamos a un escenario de aperturas, con mucha más gente facultada para movilizarse y normalizar la actividad económica”, agregó el economista, que prevé que los datos de la industria y la construcción, que desaceleraron sus avances en abril y mayo por los contagios y restricciones, muestren fuertes avances en junio y julio.
Kulfas asegura que el peor momento del año de la inflación pasó y anticipa que lograrán hacer converger el índice de precios mensual a un 2%. Culpa a los precios internacionales del rebrote interno, aunque admite que una economía con desequilibrios, como la argentina, tiene más problemas que otras para poder absorberlos. El economista dice que es necesario lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que permita al país crecer; que se precisa un equilibrio fiscal, pero logrado con más ingresos y no bajando gastos, y que hay que ser cauteloso con la emisión monetaria.
El ministro minimiza las alertas sobre una devaluación previa o posterior a las elecciones, ya que cree que el atraso arrancó con margen para el tipo de cambio real, no se preocupa por el dólar paralelo y piensa que la brecha está controlada. “Lo estamos analizando”, dijo cuando se lo consultó por flexibilizaciones en el cepo a las exportaciones de carne.
“Está claro para dónde va el Gobierno en materia económica”, dice Kulfas. “Lo que les pasa a muchos es que no les gusta cómo presentamos lo planes. No somos fanáticos del Powerpoint, con proyecciones de numeritos que no se cumplen”, agrega.
- Aún en la pandemia, y llegando a las elecciones, hay una percepción de que aparece la voluntad del Gobierno de abrir mas actividades, ¿se va en ese camino o la variante Delta puede volver para atrás esa apertura?
- La definición va a ser de la autoridad sanitaria. Hemos avanzado muy bien con las medidas de vacunación. Hay un avance muy fuerte de la inmunización y se ve en la caída sistemática de contagios y casos graves. Tuvimos momentos álgidos, en los que, por ejemplo, tomamos la decisión de direccionar todo el oxígeno para el uso medicinal y sacárselo a la industria. Eso fue aflojando desde fines de junio. Nuestra visión, en base a datos objetivos, es que la segunda ola está cediendo y vamos a un escenario de mayor apertura.
- Pero en algunos lugares, con en EE.UU., vuelven las máscaras y en el país todavía falta el esquema completo de vacunación, ¿es sostenible esa apertura?
- Son temas para la ministra de Salud [Carla Vizzotti]. Vamos a seguir cuidándonos. No va a haber un día donde termina. Pero los indicadores muestran, a todas luces, que estamos en un buen camino, que vamos a un escenario de aperturas, con mucha más gente con más facultadas para movilizarse y para normalizar la actividad económica.
- Las tarifas se actualizaron apenas en un dígito, el peso se deprecia al 1% mensual y las paritarias recién ahora son amplificadas, ¿por qué la inflación está a un 3% mensual y un 50% interanual?
- Porque tuvimos que absorber un shock externo enorme con una economía muy dañada. Entre septiembre y octubre del año pasado y junio de este año, las commodities subieron un 52%. Estoy hablando de todas: alimentos, metales, insumos industriales, y también el costo de la logística internacional. En un país que tiene una macro ordenada, hay posibilidades de absorber el shock sin que impacte tanto en precios. Una economía como la Argentina, que venía con un fuerte proceso de desequilibrios externo, fiscal y de endeudamiento reduce herramientas para contrarrestar ese efecto. El peor momento fue marzo, viene en desaceleración aun en niveles importantes, pero con perspectivas de que se vaya reduciendo y convergiendo al 2% mensual.
- Una de las promesas del oficialismo en las elecciones es que los salarios le ganen a la inflación este año, ¿es cumplible con este ritmo de suba de precios?
- Sí, porque hay reapertura de paritarias con el objetivo muy claro de estimular una mejora salarial. [Los salarios] vienen muy golpeados, incluso antes de la pandemia, con caídas en 2018 y 2019. La convergencia a la baja de la inflación y la mejora en los salarios va a permitir este objetivo.
- Uno puede pensar este objetivo en grandes convenios colectivos, pero más del 50% de los trabajadores son informales o cuentapropistas en la Argentina...
- Hay vasos comunicantes en entre actividades formales e informales. Buena parte de la informalidad estuvo condicionada por las medidas sanitarias, que se empiezan a relajar. La economía empieza a funcionar a una sola velocidad. Teníamos un economía a dos velocidades, con sectores como industria, construcción, agro, energía o conocimiento empujando fuerte, y otros muy golpeados, como la gastronomía, el turismo y la actividad cultural. Buena parte de la informalidad está en estos sectores afectados por la pandemia.
- Ya se usó medio billón de pesos de emisión monetaria para tapar el bache fiscal en momentos en el que se pisan otras anclas nominales. ¿No se está pateando más inflación para adelante, para 2022?
- Tenemos una visión que no es dogmática de la emisión monetaria. No debería esta prohibido emitir, porque es siempre inflacionaria. Tampoco creemos que se puede emitir lo que uno quiere y que eso no genere efectos en los precios. Ninguna de las visiones es adecuada. Hay que usarla cuando es estrictamente necesario y lo fue en pandemia. Hay que hacerlo con cuidado y moderación, y buscando efectos de contrapeso, que es lo que viene haciendo el BCRA. En 2022 dependerá de muchos factores. Hay sectores de la profesión que dicen que habrá mas alzas de commodities y otros que dicen que llegó a cierto techo con precios que hoy son buenos. En un escenario de recuperación económica, buena parte [de la emisión] va a ir siendo absorbida por mayor actividad y por una mejora del balance del sector publico.
- Hay informes de bancos de inversión y exministros de Economía que dicen que podría haber una devaluación antes o después de las elecciones. ¿Qué cree usted?
- Si esos informes los extrapolás a todos los años electorales, vas a encontrar lo mismo. En todos los años impares hay expectativas y presiones. Más de uno, por las dudas, se dolariza. Como fenómeno objetivo de realidad no tiene novedad.
- Pero, en lo fáctico, hay un ritmo de 1% mensual de depreciación con una inflación de 3%, ¿se necesitará corregir?
- El punto de arranque del tipo de cambio real es competitivo. El promedio histórico está un poco por encima. Y los términos de intercambio de los productos que se comercializan han mejorado, eso compensa.
- ¿Cómo afectan las subas del dólar blue en las últimas semanas y la mayor brecha?
- La brecha tiene su origen en un desequilibrio que arranco en abril de 2018. El gobierno anterior impuso restricciones cambiarias y ahí aparece una brecha, con cotizaciones paralelas. Los precios del mercado interno se rigen por el tipo de cambio oficial. Puede haber algún producto particular, con menor oferta y con mayor tendencia a ir a una cotización paralela, pero son fenómenos minoritarios. El Banco Central está en control de la situación. Puede haber algún chisporroteo, movimiento de corto plazo, pero la situación no altera los planes de negocios. Cuando la brecha se descontrola, que ha ocurrido, puede generar una tensión por la que algún empresario frene y vea a ver qué pasa. Hoy no lo estamos viendo.
- En la encuesta de IDEA entre empresarios que se conoció esta semana, los ejecutivos se quejan por la falta de reglas de juego y porque dicen que no ven un plan económico...
- En el sector empresario, muchas veces pretenden que el Gobierno arregle los temas de previsibilidad. Qué más me gustaría que tener un escenario macro estable, previsible, pero a la Argentina le ha costado lograr eso. Y no en este año y medio; en varias décadas. Hay un camino a construir y hay que hacerlo en conjunto. El Gobierno tiene mucho que poner. Hay muchas cosas para corregir, mejorar y revisar para adelante. También los empresarios y los sindicatos. Apostamos a este diálogo social.
- ¿Las diferencias en el Frente de Todos no son un factor de imprevisibilidad de para adónde va el Gobierno?
- Está claro para dónde va el Gobierno en materia económica. Desde el día uno planteamos un plan. Lo que pasa es que a muchos no les gusta cómo presentamos los planes. No somo fanáticos del Powerpoint con proyecciones de numeritos que no se cumplen. Como dice Cecilia Todesca [vicejefa de Gabinete], quizás los que dicen que no tenemos plan son a los que no les gusta el plan que tenemos. Empezamos con una ley marco de Reactivación Productiva y Solidaridad Social para ordenar la situación fiscal y el tema externo; inmediatamente modificamos la política monetaria para bajar tasas de interés y recuperar crédito. A los tres meses llega la pandemia. Seguimos con esta política y reestructuramos la deuda. En el medio implementamos el mayor salvataje de la historia argentina, que fue el ATP. Metimos una nueva política industrial, como en el sector automotor, donde trabajamos para integrar más localmente y reducir a cero el déficit de dólares del sector.
- Una de las apuestas y consenso es que hay que exportar mas. ¿Cómo convive eso con el cepo a las ventas al exterior de la carne? ¿Piensan en una flexibilización de ese cierre?
- Hay que exportar más y no tiene que haber contradicción entre desarrollo exportador y mercado interno. Es una falsa antinomia. ¿Qué pasa con la carne en la Argentina? Su producción está estancada hace más de cuatro décadas. No logramos pasar las tres millones toneladas de carne por año. Hace 40 años éramos 25 millones de habitantes y hoy somos el doble, y producimos lo mismo. En la Pampa Húmeda el espacio fue ocupado racionalmente por la agricultura, que es muy eficiente Hay una oportunidad en el Norte para desarrollar una ganadería. Ése es el objetivo que hemos planteado. Las medidas son temporales, porque el precio del carne subió mucho sin ninguna fundamentación y con practicas especulativas. En el medio, hay un plan ganadero, que está listo. Se conversó con las entidades y quisimos que estuvieran en la mesa de diálogo. Nuestro objetivo en el corto era la estabilización del precio. En la medida en que siga, el objetivo será ir flexibilizando restricciones. Sí, queremos garantizar que los cortes populares queden en la Argentina.
- ¿Esa flexibilización puede ser en el corto plazo, ya que hubo desaceleración de los precios en julio?
- Es posible. Lo estamos analizando.
- El nuevo consenso fiscal impulsado por el Gobierno avala la suba de impuestos en las provincias, ¿eso no ataca a las exportaciones?
- Es un tema que lo miramos con detenimiento y por eso adecuamos el año pasado toda la estructura de derechos y reintegros de exportación. Estos últimos devuelven parte de la carga impositiva interna para no restar competitividad. Lo miramos. No pensamos que sea el único y más preocupante [problema]. Lo analizamos. Que la estrategia exportadora sea competitiva es un tema central y eso quedó un poco postergado por la pandemia.
- Días atrás, un alto ejecutivo de una automotriz dijo que había tenido que limitar sus contrataciones de personal y su producción porque no tenía previsión sobre los dólares necesario para importar. ¿Se cumple con ese compromiso?
- Absolutamente. De hecho, todas las terminales, excepto esa, pueden dar fe que se cumplen las previsiones. Todas han cumplido con los planes que tenían. Nosotros hicimos un acuerdo con las automotrices en un contexto de restricciones para que puedan aumentar la producción de una manera sostenible. En 2017 tuvimos US$8100 millones de déficit de divisas en el sector y cada 100 autos patentados sólo 27 eran nacionales. Eso no es sostenible. Es una fuente que contribuye a la inestabilidad del mercado de cambio. Lo mismo que hubiese pasado con la energía si no implementábamos el Plan Gas.
- Los empresarios venían pidiendo la eliminación de Precios Máximos, que se dieron de baja, pero, ¿existen todavía sugerencias de Comercio Interior sobre aumentos o hay precios libres? Además, se pedía eliminar el cepo, pero ahora hay cepos de cepos, ¿cómo afectan estas situaciones a la inversiones?
- Precios Máximos fue una política implementada a fines de marzo de 2020, en el peor momento de incertidumbre. Tomamos una medida drástica. Lo establecimos con criterio de emergencia y en un período limitado. En 2020 se fue desarmando. Pero son cuestiones delicadas. No se pueden hacer de un día para el otro. Hace dos meses se terminó de desarmar. Hoy no hay restricción alguna. Hay acuerdos voluntarios y hay un diálogo muy cercano de Comercio Interior con los formadores de precios. Hay mecanismos de coordinación. Si algún sector plantea que tiene rezago de precios, que no lo aplique en un solo momento, que haya negociaciones y acuerdos. Hay algunas empresas alimenticias a las que en el balance 2020 les fue muy bien. A otras no. Son temas de diálogo. Somos un gobierno de diálogo y concertación. El mercado no resuelve todo y el Estado no resuelve todo. El Estado fija miradas y objetivos estratégicos, y coordina con la producción y el trabajo. El cepo no es una política en sí misma. Las restricciones estaban cuando arrancamos el gobierno.
- Pero ahora no hay menos cepo, hay más cepo...
- No va a haber una desregulación plena, como con Macri, ni tampoco restricciones tan duras. El modelo debería ser parecido al de 2002-2011, con limitaciones sin afectar los negocios. Para lograr esa fluidez hay que recuperar un balance superavitario, que el Banco Central mejore reservas, más exportaciones, capacidad productiva local, y que aumente la inversión extranjera, donde vemos señales. Falta el acuerdo con el FMI. Termina ese circuito y vamos a poder ir desarmando esas regulaciones. Macri lo resolvió tomando un montón de deuda y llevando al país en dos años a un enorme grado de insostenibilidad. Esto no había pasado nunca en la historia.
- ¿Hay que cerrar un acuerdo con el FMI?
- Sí, por supuesto. Un acuerdo que permita crecer, resolver la situación fiscal, con un equilibrio virtuoso para reducir el déficit con más ingresos y sin recorte de gasto.
- Industria y construcción, dos apuestas de la gestión, mostraron desaceleraciones caídas mensuales en los últimos meses. ¿Qué evaluación hace?
- Esos dos meses hubo un detenimiento circunstancial por efecto de la segunda ola. Pasó lo peor; los datos de junio muestran una recuperación fuerte de la industria y de los despachos de cemento. Julio muestra datos parecidos.
- ¿Qué estrategia juegan el Estado e YPF en el desarrollo a futuro del litio?
- El litio va a ser un insumo clave para toda la revolución verde. Para el desarrollo de baterías eléctricas, transporte público y autos particulares. Vamos a estimular la inversión privada para el desarrollo de este mineral y trabajar en la cadena. Tenemos un proyecto a 20 años para producir baterías y vehículos eléctricos. YPF puede tener un rol importante. Estamos trabajando en YPF Litio. Va a ser un socio estratégico que pueda aliarse con otros inversores nacionales o internacionales y que genere una cartera propia de proyectos.
- Se dice que después de las elecciones podría haber cambios en el gabinete, ¿usted se queda?
- Eso lo decide el Presidente.
Las 20 definiciones que dejó el ministro Matías Kulfas
- “La segunda ola esta cediendo y vamos a un escenario de mayor apertura”
- “Vamos a un escenario de aperturas, con mucha más gente con más facultadas para movilizarse y para normalizar la actividad económica”
- “El peor momento [de la inflación] fue marzo, viene en desaceleración aun en niveles importantes, pero con perspectivas de que se vaya reduciendo y convergiendo al 2% mensual”
- “En un escenario de recuperación económica, buena parte [de la emisión] va a ir siendo absorbida por mayor actividad y por una mejora del balance del sector publico”
- “En todos los años impares hay expectativas y presiones. Más de uno, por las dudas, se dolariza”
- “El punto de arranque del tipo de cambio real es competitivo. El promedio histórico está un poco por encima”
- “Los precios del mercado interno se rigen por el tipo de cambio oficial”
- “El Banco Central está en control de la situación”
- “Puede haber algún chisporroteo [con el dólar], movimiento de corto plazo, pero la situación no altera los planes de negocios”
- “En el sector empresario, muchas veces pretenden que el Gobierno arregle los temas de previsibilidad”
- “Qué más me gustaría que tener un escenario macro estable, previsible, pero a la Argentina le ha costado lograr eso”
- “Desde el día uno planteamos un plan. Lo que pasa es que a muchos no les gusta cómo presentamos los planes”
- “Quizás los que dicen que no tenemos un plan son a los que no les gusta el plan que tenemos”
- “Hay que exportar más y no tiene que haber contradicción entre desarrollo exportador y mercado interno”
- “Las medidas son temporales, porque el precio del carne subió mucho sin ninguna fundamentación y con practicas especulativas”
- “Queremos garantizar que los cortes populares queden en la Argentina”
- “Hoy no hay restricción alguna [de precios]. Hay acuerdos voluntarios y hay un diálogo muy cercano de Comercio Interior con los formadores de precios”
- “El mercado no resuelve todo y el Estado no resuelve todo”
- “El cepo no es una política en sí misma. Las restricciones estaban cuando arrancamos el gobierno”
- “Hay que reducir el déficit con más ingresos y sin recorte de gasto”
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