Massa y otra devaluación parcial: hacerse amigo del regulador, el mejor negocio de la Argentina
El nuevo tipo de cambio diferencial y las luchas por estar en la lista de beneficiados
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En la Argentina hay un bien que es el más demandado y uno de los más baratos de la Argentina. El problema es que ese producto no se fabrica en el país, por lo tanto, conseguirlo es cada vez más difícil. Se trata del más auténtico “made in USA”: el dólar. Ahora bien, ese artículo, el más estadounidense de todos, tiene una versión bien criolla: el dólar oficial. Ese, sin dudas, esa es la mercancía más buscada en el país, y a la que acceden unos pocos privilegiados.
Por estas horas, el Gobierno estudia un proyecto que para cerrar aún más el acceso a ese tipo de cambio con la imposición de un concepto que se aplicará a los productos importados. ¿A todos? En principio, a los que se incluyan en una eventual lista de productos. La iniciativa alumbra el mejor negocio del país: quedar dentro de esa nómina para acceder a un tipo de cambio de oferta.
Desde el Ministerio de Economía dejaron trascender la iniciativa que consiste en volver a instalar un nuevo dólar para el agro, obviamente con una cotización más alta, además de encarecer las importaciones con la aplicación de algún gravamen que encarezca el tipo de cambio. La medida se podría explicar en un par de palabras: devaluaciones a medida de un sector, o de una empresa. El punto es que si estas devaluaciones parciales alcanzan a unos y no a otros, pues lo que van a generar es aún más distorsión cambiaria en un mercado descontrolado por cepos y regulaciones.
Por ejemplo, si el dólar agro se posa muy por encima del tipo de cambio oficial, seguramente va a generar una mejor caja en el productor. Esto es matemático, mucho más allá de que sea suficiente o no. Pero si los insumos para el campo quedan en la lista de los productos que ingresan al país con dólar oficial, seguramente habrá acopio o mayor demanda de esos bienes con precio de moneda estadounidense barata. Por uno u otro lado, las reservas del Banco Central igual sufrirán.
Otro caso se podría dar en los alimentos, los remedios o los productos médicos ¿Qué estará incluido en la lista de Sergio Massa como gravado? ¿Toda la cadena? Pues, ¿Cómo se podrá controlar que una importación al tipo de cambio oficial de plástico para envases de alimentos no termine siento el envoltorio de otro producto que no esté amparado? Las listas siempre generan soluciones parciales y quedan alejadas de políticas públicas que se aplican a todos.
Sea como fuere, sean bienes particulares, sectores enteros o cadenas productivas completas, la imposición de este tipo de soluciones sólo genera distorsión. La primera, en los precios. Los bendecidos podrán mantener la dinámica actual, mientras que los que fueron sentenciados a la pena de un tipo de cambio de importación más alto deberán trasladar a precio la suba. Una ve que sucede esto, vendrá la distorsión en el consumo, ya que, sin dudas, habrá más demanda de los bienes que se importan a tipo de cambio oficial. Y como se ha escrito desde hace centenares de años, una mayor pulsión por los mismos productos genera inflación.
Si la iniciativa avanza hay un camino claro para ser competitivo: hacerse amigo del regulador. Una versión massista del Martín Fierro que recomendaba hacerse amigo del Juez.
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