Confirmado De Pedro, la política espera ahora una jugada de Washington
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la definición más importante que puede ofrecer en el corto plazo el ministro de Economía, Sergio Massa, sigue sin estar cerca
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El peronismo se enfrenta a una de las elecciones más difíciles de las que tenga memoria. La fórmula bendecida por Cristina Kirchner de Eduardo “Wado” de Pedro-Juan Manzur podría terminar siendo apenas una anécdota ante el desafío de una economía que cruje por donde se la mire. El ministro de Economía, Sergio Massa, viene jugando con astucia sus cartas para extender el veranito económico, aunque más no sea apelando a todos los ardides propios de una partida de truco. Massa no apuesta como precandidato a presidente, pero en la economía está en juego su futuro como líder de la oposición.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la definición más importante que puede ofrecer Massa en el corto plazo, sigue sin estar cerca. Si bien el ministro dejó trascender su vocación negociadora, anticipando por diversas vías que transferiría esta semana parte de los fondos que la Argentina tiene que pagarle al FMI por los vencimientos que operaron este martes y miércoles, la realidad es que ni en Hacienda ni en el Banco Central (BCRA) se recibieron órdenes de pago. Hasta ayer, no se había ni siquiera avanzado en el proceso formal para adelantarle al Fondo el dinero. La única directiva que llegó a la línea técnica es que el plan era unificar los pagos de los dos vencimientos para fin de mes. Se supone que la Argentina tiene hasta el 30 de junio para cumplir con los pagos antes de entrar en mora. ¿La versión de un adelanto de fondos colaboró para alimentar la bonanza de las acciones y los bonos argentinos en el mercado bursátil? ¿O simplemente sirvió para apuntalar la negociación interna por los lugares en las listas de Unión por la Patria? Quién sabe.
La Argentina debe pagarle este mes al FMI poco más de US$2700 millones, y el Banco Central (BCRA) sólo tiene DEG –como se conoce a la moneda del Fondo– por el equivalente a US$1600 millones. Con escasas reservas líquidas, para el BCRA sería un gran esfuerzo completar el pago con fondos propios. En el equipo económico especulan con la posibilidad de que para entonces haya algún tipo de acuerdo con el staff del FMI, aunque no llegue el directorio del organismo a tratar el caso para esa fecha. El board del Fondo, según consta en la página Web del organismo de crédito, todavía no tiene en agenda el tratamiento del caso argentino, aunque tiene previsto reunirse en diversas ocasiones hasta el 29 de este mes.
El staff del Fondo está más duro de lo que deja trascender el siempre optimista Massa. En círculos diplomáticos explican que esta vez los accionistas del organismo quieren que la Argentina haga algún deber antes de liberarle dinero. Esto implica mostrar un esfuerzo fiscal y además algún tipo de sinceramiento cambiario. El país dejó de cumplir con las metas establecidas en el acuerdo con el Fondo hace meses. En campaña, aunque más no sea para senador –con la perspectiva de todas formas de jugarse el liderazgo dentro de una futura oposición– Massa se ha vuelto un interlocutor poco confiable. El ministro es de los políticos que pueden cantar un vale cuatro con apenas un ancho falso.
Como en el juego del truco, las cartas no tardan en revelarse. La idea de que la Argentina podría buscar algún financiamiento alternativo al del Fondo en alguna otra entidad, como la del banco de los BRICS, del cual China y Rusia tienen un 20% cada uno, es una simple quimera. De hecho, el prestigioso Wall Street Journal (WSJ) dedicó parte de la tapa de la edición de fin de semana pasado a una nota sobre la crisis del banco de los BRICS, que hoy preside la brasileña Dilma Rouseff. Con la invasión de Rusia a Ucrania, explica el periódico, el banco dejó de conseguir financiamiento en moneda extranjera en Wall Street y además el costo de su fondeo se encareció casi por cinco. China, asegura el WSJ, no tiene intenciones de capitalizar aún más el banco, que depende en gran medida del ingreso de nuevos accionistas como Arabia Saudita, Honduras o incluso la Argentina para seguir creciendo. ¿La Argentina, que no tiene casi reservas, aportará dólares para capitalizar al banco? De haberse publicado unos días antes, el WSJ podría haberle ahorrado a Massa y a su comitiva el largo y caro viaje que hicieron a China el mes pasado. Aunque si hay algo que ganó el ministro con el viaje, una vez más, fue tiempo.
En Economía, sin embargo, consideran que el verdadero partido electoral se juega en las próximas semanas en los almacenes, supermercados y locales de cercanía. Desde el Gobierno aseguran que, por los datos relevados hasta ahora, la inflación de junio podría ser del orden del 6,6%. Sería otra buena nueva para una economía que sigue teniendo una de las inflaciones más elevadas del mundo. El economista Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, reconoce que hubo una desaceleración de los precios en la primera quincena, pero alerta que esta semana volvieron a verse fuertes presiones al alza. El secretario de Comercio, Matías Tombolini, viene negociando con las grandes empresas proveedoras de supermercados aumentos del orden del 5% mensual, pero siempre y cuando se convaliden a partir del 15 del mes. Aunque los súper representan apenas 40% de las ventas, algo deben estar ayudando.
En los últimos días ya arrancaron los llamados para negociar la renovación del programa de Precios Justos, que vence a fin de mes. Todo indica que el Gobierno apuntará a un congelamiento de precios mayor de cara a las elecciones PASO. Ya los medios informaron que Comercio negocia con empresas de línea blanca, electro, celulares, calzado, indumentaria, motos y bicicletas mantener congelados los precios de mayo hasta el 15 de agosto.
La semana pasada en tanto, Tombolini les pidió a los laboratorios “en señal de apoyo del sector a la Argentina y al ministro” Massa que mantuvieran los precios de los medicamentos sin aumento por 30 días, bajo la promesa de liberarles a cambio los permisos de importación –”Siras”, en la jerga– atrasados. La industria viene advirtiendo a las autoridades por posibles faltantes de medicamentos ante las demoras en la importación. Los laboratorios, sin embargo, se negaron al pedido patriótico de Tombolini y contraofertaron un congelamiento por 15 días. La semana que viene volverán a sentarse para negociar, pero hay poca vocación de sostenerlo en el tiempo. La realidad del mercado se impone.
La Argentina tiene la costumbre de hacerse trampa con los números. Las compañías de seguros acaban de recibir el visto bueno de la Superintendencia de Seguros para contabilizar hasta el 80% de sus títulos a valor técnico. En otras palabras, anotarlos en sus balances como que valen US$100 cuando en el mercado cotizan a US$30. Es una práctica que hace tiempo que existe, pero que ahora se lleva a un extremo. De sincerarse los números, más de una compañía debería inyectar capital, para seguir en funcionamiento. Al Estado, en tanto, la contabilidad creativa le permite seguir contando con las compañías de seguros en las licitaciones de bonos del Tesoro. Es una situación “win-win”, diría Cristina Kirchner.
Después de las PASO será otro partido. Un informe de Consultatio, la empresa de Eduardo Costantini, es contundente. Para ellos, la desaceleración de la inflación de mayo e incluso de junio no serían más que un “veranito polar”. En el segundo semestre todas las variables empeorarán tanto por cuestiones estacionales (caso de la cambiaria) como por la sequía (la fiscal). “El ajuste de expectativas en el contexto de la próxima transición presidencial también jugará un rol”, se anticipa. Habrá que ver para entonces cómo hace el Gobierno para continuar con la partida sin tener buenas cartas.
A la luz de las últimas encuestas, los inversores ya dan por sentado que, más allá del detalle de las listas que se conocerá este sábado, habrá un cambio de signo político en diciembre. Bonos como el AL30 acumulan subas del 13% solo esta semana, mientras que el Merval –el índice que mide la variación de las acciones líderes– sube 38,3% en dólares, en lo que va del año. El MAE, el mercado electrónico donde operan los bancos, ya está iniciando los trámites para cotizar en Byma, el mercado que surgió de la unión de la Bolsa y el Merval, antes de fin de año.
Si bien los inversores hubieran preferido nombres como el de Daniel Scioli o Sergio Massa como cabeza de lista –”una señal de que ya no queda lugar para la izquierda, y de que vendría un gobierno más pro-mercado”, en palabras de uno de los hombres más experimentados de la City–, la mayoría considera que la fórmula oficialista dista de ser una fórmula ganadora, por lo que aumentan las chances de una victoria de la oposición. El mundo financiero suele adelantarse a los acontecimientos económicos. Aunque no siempre tiene un pronóstico certero. Solo basta con recordar lo que sucedió en 2019. La verdad solo llegará con las PASO.